Roma - Las autoridades italianas permitieron ayer que saltaran a tierra los 41 inmigrantes rescatados el jueves por la ONG Mediterranea y llevados a la isla de Lampedusa (sur) sin permiso, aunque después confiscaron la embarcación. La organización humanitaria desoyó la política de puertos cerrados a la inmigración del ministro del Interior, el ultraderechista Matteo Salvini, y llevó a esa pequeña isla italiana a 41 inmigrantes que salvó el jueves en aguas internacionales frente a Libia.

La nave accedió sin autorización en aguas territoriales italianas a media tarde del sábado y atracó en Lampedusa, donde los inmigrantes pasaron casi seis horas a bordo pues no se les permitió pisar tierra hasta casi la medianoche. Salvini, enfadado por este nuevo desafío de las ONG, avanzó que no permitiría el desembarco, aunque finalmente los inmigrantes bajaron pero por la “incautación penal preventiva” del barco y la investigación abierta contra su tripulación, indican fuentes del Ministerio del Interior.

La Guardia de Finanza (policía de fronteras italiana) notificó al capitán del barco humanitario la apertura de dicha investigación por el delito de “fomento de la inmigración irregular”. Mediterranea salvó con su velero Alex a 54 inmigrantes el jueves en aguas internacionales ante Libia y, tras la evacuación de 13 personas entre mujeres embarazadas y niños, el resto permaneció a la espera en la cubierta de esta pequeña nave, bajo un asfixiante sol.

Esperó hasta que el sábado por la tarde decidió quebrantar el veto de Salvini y llegar a suelo italiano alegando que a bordo se vivía una situación insostenible, entre otras cosas por la falta de aseos para tanta gente (el velero tiene capacidad para 18 personas).

la segunda vez Es la segunda vez que una nave humanitaria desafía la política antiinmigración de Salvini, después del caso de la ONG alemana Sea Watch, cuya nave capitaneada por Carola Rackete atracó el pasado 29 de junio sin permiso en Lampedusa tras pasar 17 días en alta mar a la espera de que se le asignase un puerto seguro.

En el Mediterráneo central queda aún la nave de la ONG alemana Sea-Eye, Alan Kurdi, con un total de 65 inmigrantes a bordo, a los que Malta permitirá el desembarco en sus costas. Todas esas personas serán reubicadas en otros países de la Unión Europea. El primer ministro maltés, Joseph Muscat, explicó que su decisión fue acordada con la Comisión Europea y Alemania. - Efe