- El presidente ruso, Vladímir Putin, dio ayer un golpe de mano y retiró el último obstáculo que le impedía seguir en el poder. En una histórica intervención ante el Parlamento, se mostró dispuesto a reformar la Constitución para permanecer en el Kremlin hasta 2036.

“Estoy seguro de que juntos haremos aún muchas cosas buenas, por lo menos, hasta 2024. Ahí, ya se verá”, proclamó Putin ante la Cámara baja.

Putin apeló al miedo a Occidente, a la sagrada “estabilidad”, a la necesidad de una “fuerte vertical presidencial”, a que el país no está preparado para la “alternancia política” y al respaldo de “la mayoría de la sociedad” para justificar sus planes de no dejar el Kremlin en 2024, como le exige la actual Constitución de 1993.

“El mundo cambia. Estos cambios tienen un carácter radical, yo diría irreversible. Ahora, encima, nos llega el coronavirus y los precios del petróleo bailan, y junto con ellos, las divisas y las bolsas”, aseguró.

Putin ya sorprendió al anunciar a mediados de enero una reforma de la Constitución -algo que había dicho que nunca haría-, pero entonces los analistas pensaron que dejaría la presidencia para dirigir los designios del país en la sombra desde un nuevo órgano que sería anclado en la modificada Carta Magna: el Consejo de Estado.

Ayer, descartó esa opción como “peligrosa”, que “no tiene nada que ver con la democracia” porque crearía una bicefalia de poder y provocaría “la división en la sociedad”.

Sin embargo, no tuvo reparos en aceptar la propuesta de perpetuarse en el poder.

“Estoy seguro de que llegará el momento cuando el poder supremo, presidencial, en Rusia no será, digamos, tan personalista y no estará vinculado a una persona concreta. Pero toda nuestra historia ha ido por ese camino...”, argumentó.

Agitó el espantapájaros de la “política de contención” occidental, de que los enemigos de Rusia “esperan” que el país “pierda el norte” y se vea enzarzado en “luchas intestinas”.

“El presidente es el garante de la Constitución, garante de la seguridad, de su estabilidad interna y desarrollo evolutivo. Precisamente, evolutivo, ya tuvimos suficientes revoluciones. Rusia ya ha cumplido con creces su cuota revolucionaria”, apuntó.

Según las encuestas, más de la mitad de los rusos no entendían las enmiendas constitucionales ni veían sentido a su reforma. Ahora, los analistas y la prensa han concluido que todo era una cortina de humo para que Putin siguiera a toda costa en el Kremlin en aras de la estabilidad.

La escenificación arrancó ayer en la Duma con el debate de aprobación en segunda lectura de la reforma constitucional. Tras más de una hora y media de intervenciones por parte de los líderes de los partidos con representación parlamentaria, llegó la hora de votar.