Las fuerzas de seguridad griegas han iniciado este jueves por la mañana una operación para evacuar a los migrantes y refugiados que aún seguían en los restos del campamento de Moria, en la isla de Lesbos, y trasladarlos a las nuevas instalaciones habilitadas en los últimos días.

Unas 3.000 personas se encuentran ya en este campamento alternativo, según medios locales. El nuevo enclave puede albergar a un máximo de 5.000 migrantes, si bien fueron 12.000 quienes se quedaron sin techo tras la destrucción de Moria en unos incendios.

"Todo ha sido pacífico por ahora", ha afirmado el médico Gerhard Trabert, que trabaja para una de las numerosas agencias de ayuda desplegadas en esta zona, en declaraciones a la agencia DPA. Trabert estima que miles de personas seguían dentro o en los alrededores del campo incendiado.

Sostienen que es "cuestión de salud pública"

Las autoridades sostienen que el traslado de los migrantes es una cuestión de salud pública, pero el coordinador de operaciones de Médicos Sin Fronteras (MSF), Stefano Argenziano, ha considerado "preocupante" que "una operación policial se haya convertido en una prioridad sobre la prestación de atención médica a una población en peligro".

"Instamos a las autoridades griegas a garantizar que el movimiento de personas al nuevo campo se realice sin el uso de la fuerza y que se garantice el acceso a proveedores médicos", ha reclamado Argenziano, cuya ONG teme que pueda haber un "nuevo Moria" en otro punto de Lesbos.

La responsable de enfermería de la ONG en la isla, Francisca Bohle Carbonell, ha advertido de que "la situación era mala ya en Moria y es peor ahora", ya que los pacientes en seguimiento han empeorado a raíz de los incendios. Así, han visto empeorar a personas con problemas de salud pena, a niños epilépticos convulsionando en la calle o a embarazadas sin la medicación adecuada.

"Lo que la gente pide, lo que esta gente necesita, es no ser encerrada en otro campo. Esta gente necesita ser evacuada y llevada a un lugar seguro en Grecia o en otros países europeos", ha apostillado.

Las críticas han llegado también por boca de Reporteros Sin Fronteras (RSF), que ha acusado a las fuerzas de seguridad de limitar la labor de los periodistas en la zona. Un periodista del diario alemán 'Die Welt' fue detenido de forma "muy violenta", mientras que se han exigido acreditaciones especiales o se ha apelado a la pandemia para limitar el margen de acción de los informadores, según RSF.