La cifra de muertos por la explosión este domingo de un depósito de combustible cuyo contenido estaba siendo distribuido a la población en un distrito de la región de Akkar, en el norte del Líbano, aumentó a 28 y otras 79 personas resultaron heridas, informó a Efe una fuente militar.

Entre los fallecidos hay tanto civiles como soldados, afirmó la fuente, que pidió el anonimato, y agregó que la cifra podría aumentar en las próximas horas por la gravedad de algunos de los heridos.

Según un comunicado del Ejército libanés la explosión se produjo alrededor de las 2.00 de mañana, hora local (23.00 GMT del sábado) cuando "un depósito explotó dentro de un terreno dedicado al almacenamiento de gravilla en la ciudad de Al Talil, en Akkar, (...), lo que dejó varios muertos entre los civiles y soldados".

Dicho depósito había sido confiscado por el Ejército "para distribuir su contenido entre los ciudadanos", añadió el documento. Hasta el momento se desconoce qué generó la gran explosión, cuyas causas se están investigando.

Este incidente tiene lugar horas después de que el Ministerio de Interior libanés anunciara que iba a enviar patrullas a inspeccionar los almacenes de combustible en las estaciones de servicio para asegurarse de que no se estaba acaparando ante la grave crisis de escasez de combustible que sufre el país.

El sábado, el Ejército libanés dijo que había incautado miles de litros de gasolina y diésel que los distribuidores estaban almacenando en tanques en todo el país.

Estas redadas se producen después de que el gobernador del Banco Central, Riad Salame, afirmara hace unos días que no podía seguir respaldando la adquisición de carburantes y levantaba el subsidio del combustible en el país.

Esto ha agravado la fuerte escasez de combustible que ya sufría el país, sumido en una grave crisis económica, y ha empeorado el suministro eléctrico a la población, que depende en buena parte de generadores privados, por la carencia también de energía eléctrica.

El presidente del Líbano, Michel Aoun, pidió una investigación de las circunstancias de la explosión al sistema judicial y pidió a los servicios de seguridad y de salud "movilizarse para apagar el fuego y ayudar a los heridos", según un comunicado de la presidencia.

Por su parte, el ex primer ministro del Líbano, Saad Hariri, pidió en un tuit la dimisión del presidente afirmando que "la masacre de Akkar no se diferencia de la masacre del puerto" de Beirut.

Este mes de agosto hizo un año de la explosión en el puerto de Beirut de más de 2.000 toneladas de nitrato de amonio que dejó más de 200 muertos, más de 6.500 heridos y la mitad de la capital destruida.

"Si hubiera un país que respetase a las personas, sus responsables dimitirían, comenzando por el presidente de la República hasta el último responsable", afirmó.