La fiscalía general de Ucrania cifró este domingo en 410 el número de cadáveres de civiles recuperados hasta ahora en los suburbios del norte de Kiev tras la retirada de las tropas rusas.

"410 cuerpos de civiles asesinados han sido sacados hasta ahora del territorio de la región de Kiev," anunció la fiscal general Iryna Venediktova, según informó la agencia Ukrinform.

"Los fiscales y otros especialistas han examinado por el momento 140 de ellos," agregó, y explicó que los investigadores están cooperando con la población local en busca de testigos, víctimas y pruebas gráficas como fotos o vídeos.

"La gente está asustada, cansada y atormentada, han experimentado el horror," escribió Venediktova y precisó que por ello hará falta "tiempo y un enfoque profesional" para documentarlo todo de forma correcta y no perder la oportunidad de castigar a los responsables.

Este domingo, el ministro ucraniano de Exteriores, Dmytro Kuleba, había adelantado que, aunque las labores de búsqueda y recogida de cadáveres en Bucha y el resto de suburbios del norte de Kiev que estaban bajo control ruso aún continúan, se han encontrado ya "cientos" de cuerpos.

Kuleba agregó que ha solicitado a la Corte Penal Internacional (CPI) el envío de una misión de investigación para documentar y perseguir las atrocidades cometidas.

Según el Gobierno ucraniano y de acuerdo con las imágenes difundidas por los medios de comunicación, los cuerpos de las víctimas visten ropas civiles y muchos de ellos están maniatados y parecen haber sido ejecutados de un tiro a la cabeza.

El alcalde de Bucha anunció ayer que, tras la retirada de las tropas rusas el 31 de marzo, las autoridades locales han enterrado unos 280 cadáveres en una fosa común al no poder utilizar para ello el cementerio municipal.

Las imágenes de las calles de Bucha sembradas de cuerpos han causado consternación en Europa y han sido condenadas por los líderes europeos, que han pedido que se investigue la comisión de posibles crímenes de guerra por parte de Rusia.

Moscú, por su parte, negó las acusaciones y afirmó que durante las semanas en que el suburbio kievita había estado bajo control ruso "ni un solo residente local sufrió acciones violentas".