- Los ministros de Exteriores de cinco países centroeuropeos reforzaron ayer en Praga su compromiso de ayudar a Ucrania y a los refugiados de la guerra, al tiempo que confirmaron sus desacuerdos sobre un posible embargo energético contra Rusia.

Mientras que los representantes de la República Checa, Eslovaquia y Eslovenia defendieron la necesidad de cortar lo antes posible la dependencia de Rusia en el sector del gas y petróleo, Austria y Hungría confirmaron una vez más su rechazo a la medida.

El anfitrión del encuentro informal del llamado grupo Central 5 (C5), el ministro checo de Exteriores, Jan Lipavský, destacó que Europa y el mundo enfrentan en Ucrania una guerra “sin precedentes”.

Según Lipavský, la UE no puede permanecer en silencio ante lo que sucede en Ucrania, un país que su opinión debería entrar lo antes posible en la Unión Europea.

“Es una decisión política y no podemos dudar a la hora de tomar esa decisión”, manifestó el ministro tras la reunión, celebrada en Stirin, en las afueras de la capital checa.

Lipavský anunció que la República Checa centrará su presidencia semestral de la UE -que comenzará el próximo 1 de julio- en la crisis de Ucrania y en los refugiados de la guerra.

Más de cuatro millones de personas han huido hasta ahora de la guerra en Ucrania, y en su mayoría se encuentran en los países vecinos, ante todo en Polonia, Hungría, República Checa, Eslovaquia y Rumanía.

El ministro checo propuso la creación de un fondo posbélico para la reconstrucción de Ucrania, lo que en su opinión requerirá una “conferencia de donantes” durante la presidencia checa en el segundo semestre del año.

Uno de los grandes objetivos de su presidencia comunitaria, dijo Lipavský, será frenar las compras de petróleo desde Rusia. “En nuestra presidencia queremos parar las importaciones de petróleo de Rusia”, aseveró el ministro.

Su homólogo eslovaco, Ivan Korcok, mostró su apoyo a esa exigencia: “Queremos cortar los suministros, porque con la factura del combustible les ayudamos (a los rusos) a financiar la guerra”. “Pero esto no se puede hacer de un día para otro”, reconoció el jefe de la diplomacia eslovaca, cuyo país está apoyando a Ucrania incluso con el envío de armamento, igual que la República Checa.

La República Checa presidirá la UE por segunda vez desde 2009, cuando también se vivió un conflicto en torno al gas ruso, ya que el impago de facturas por parte de Ucrania provocó un corte temporal de los suministros enviados por Moscú hacia Europa.

Hungría, por su parte, declaró que, si bien ha suscrito los cinco primeros paquetes de sanciones económicas contra Moscú, sigue rechazando un embargo energético, ante la gran dependencia que tiene de Rusia.

“Apoyamos estas medidas, pero tenemos aquí una nota en número rojo: la seguridad energética de Hungría. No podemos firmar sanciones relacionadas con el crudo o gas natural”, aseguró el ministro de Exteriores magiar, Péter Szijjártó.

Hungría. El Gobierno de Orbán dejó claro a sus vecinos centroeuropeos que la seguridad energética de Hungría no se discute. “No podemos firmar sanciones relacionadas con el crudo o gas natural”, aseguró el ministro de Exteriores magiar, Péter Szijjártó. “Hemos trabajado en la diversificación energética, pero queremos asegurar los suministros a Hungría”, destacó el ministro. Según Szijjártó, Hungría defiende la soberanía de Ucrania y apoyará al país vecino económicamente, pero no con armamento.

Austria. El ministro de Exteriores austríaco, Alexander Schallenberg, dijo que cualquier medida punitiva de la UE contra Moscú “debe afectar más a Rusia que a nosotros mismos”. De esta forma, hacía referencia a que el 80% de las importaciones de gas natural que llegan a Austria proceden de Rusia.