- Tenemos que darte las gracias por habernos dejado ser amigo tuyo a los varios del barrio, hemos compartido tantas cosas contigo, se nos ha teñido de negro el almuerzo de este domingo de septiembre, no estabas sentado con nosotros, pero sin embargo todos te teníamos en la memoria, tu almuerzo siempre abundante, que cuando parecía que habías terminado pedías un huevo para acabar la salsa de los chipirones, tu ración predilecta que con todo cariño nos llevaste a tu pueblo Doneztebe, a casa de tu tía, al restaurante Santa María, donde comíamos alubias rojas y calamares en su tinta, previo txiquiteo de txakoli y partida de mus a la tarde antes del regreso. Qué vamos a decir del txiquiteo que tú no sepas del barrio, donde era más costumbre otro tipo de bebidas que el txakoli, a los cuales no fallabas nunca. Sin embargo, cuando tenías que ejercer de juez con la peña de pelota, entonces no aparecías, siempre alguno te comentaba: ¿No hay otro para ser juez? pero tu amor por la pelota vasca era tan grande que no contestabas y al siguiente sábado volvías a ir al Ereta a apoyar a los chavales, juez en fiestas, juez en los campeonatos de pala, eras imprescindible, veremos que hará este deporte tan bonito sin ti. Lo recordamos también cuando lo ejercías de pelotazale en paleta cuero y goma, pero tu recompensa llegó por mérito deportivo de juez por parte del Gobierno de Navarra bien merecido. Disfrutaste de Olentzero todas las veces que te lo pedían, que tan bien lo hacías Navidad tras Navidad. No me queda otra remedio que volver a la cuadrilla de los varios del barrio, el almuerzo de San Esteban (26 de diciembre) que tan gustosamente invitabas, y cómo no, el marmitako de antes de fiestas que preparábamos en la sociedad Eskal que tanto años fuiste socio, tu frase famosa del marmitako “hay poca patata” al año siguiente llevábamos más y volvías a decir “hay poca patata”, espero que donde vayas puedas jugar al mus que tanto te gustaba, volver a hacer tus comentarios, bil zaldi o puskas, eso sí, sin perder un tanto que son caros y por eso en tu pueblo te llamaban Estebantxo Segurola Amarrategui, según nos comentabas.

Nunca te olvidaremos haciendo todo lo que compartíamos contigo. Eskerrik asko Estebantxo.