Cuando en Pamplona se usa esta palabra, uno se remite al grito de guerra de la plaza de toros en recuerdo de aquel orondo hombre de plata que llevaba este sobrenombre, y que por sus excelsos méritos hacía honor a él.

Ayer, día 15, falleció Juan Luis De los Ríos Raposo a los 78 años, en su tierra jerezana, de donde era oriundo este inmenso hombre, de fuerza y corazón, que conquistó a toda una generación de aficionados a la Monumental pamplonesa. En ella estuvo con dos diestros emblematicos: Tomás Campuzano y Paco Ruiz Miguel con el que estuvo 15 años de su vida recorriendo lo que él mismo entendía por todo el mundo, a un lado y a otro del charco. Su mundo, que para él no era otro que dónde hubiera una plaza de toros. Este audaz hombre, que deambulaba por la arena frente a enormes bestias, como toda la miurada a la que su patrón se enfrentaba año a año en los Sanfermines, y que, por su porte al más puro Botero, causaba delirio y admiración entre la mocina, dejó tardes de gloria, amigos a raudales y cientos de anécdotas y chascarrillos a recordar, como no puede ser de otra manera de quien nace con la gracia gaditana.

Como te seguimos recordando. Como la plaza te sigue llamando. Siempre estarás entre nosotros y no te olvidaremos.