pamplona - Govern y Gobierno español no son capaces ni de articular cuál es el término exacto para determinar a la persona neutral que supervise sus negociaciones. Relator es lo más cercano a lo que se aproximan y en concreto se trata de alguien que “en un congreso o asamblea hace relación de los asuntos tratados, así como de las deliberaciones y acuerdos correspondientes”, y también, “en los tribunales superiores, letrado cuyo oficio es hacer relación de los autos o expedientes”. Estas dos definiciones están tomadas del Diccionario de la lengua española de la RAE (Real Academia Española) y, por tanto, tienen valor jurídico, dado que la obra académica es el libro de referencia en los tribunales cuando hay que establecer el sentido de alguna palabra. Ahora bien, según el Diccionario jurídico de la RAE, el concepto relator remite a ponente, que es, según el reglamento del Congreso de los Diputados, el “parlamentario integrante de una ponencia encargado del estudio e informe de la iniciativa que aquella tiene por objeto”.

secretario y notario El relator puede ser una persona que prepara las reuniones, sigue las deliberaciones, toma nota de lo que allí se conversa y convoca a nuevos encuentros. En parte ejerce las funciones de un secretario, pero al parecer lo hace con más poderes. También las de un coordinador y las de un notario, pero con categoría de facilitador y, por descontado, las de un mediador. Pero se ha querido evitar este último término, usado por la Generalitat, porque tiene connotaciones internacionales y de igualdad entre los negociadores, de ahí la figura del relator en el sentido de “que acompaña” y ayuda a la buena organización del proceso.

Hay quienes asimismo evocan al relator especial de las Naciones Unidas, que es “un experto independiente designado por el Consejo de Derechos Humanos para examinar e informar sobre la situación de un país o un tema específico de los derechos humanos”. Pero no es el caso, porque aquí se trata de reuniones entre políticos y de alguien que guíe y organice los encuentros. En cualquier caso, ese término, que hasta la fecha no había tenido prácticamente ninguna incidencia en el lenguaje político, está ahora en boca de todas las formaciones, que pugnan por darle una definición acorde a sus intereses. - I. Santamaría