Madrid - No se recuerda en el Supremo un caso que haya exigido una logística de tal magnitud en el alto tribunal, ya transformado y adaptado para acoger el juicio del procés, probablemente el más mediático de su historia, con más de 600 periodistas acreditados de 170 medios nacionales e internacionales.

Es, en palabras de su presidente Carlos Lesmes, todo un “reto organizativo de una importante complejidad” para un tribunal muy poco habituado a juzgar causas y cuya infraestructura “no está preparada para este tipo de juicios”.

De ahí el “esfuerzo de adaptación” que han tenido que realizar para que el juicio que acaparará toda la atención en los próximos tres meses se desarrolle con la “máxima normalidad”.

El Supremo, que lleva semanas preparándose para acoger el que muchos califican como el juicio del siglo, calcula que, de los 600 periodistas acreditados, unos 250 trabajarán en sus instalaciones, sobre todo en aquellos días en los que se desarrollen los interrogatorios de los 12 acusados.

En democracia, tan solo el juicio de los atentados del 11-M generó una expectación mediática similar a la que se prevé con el procés en cuanto a número de acreditaciones y presencia de medios internacionales.

Aquella vista oral tuvo lugar en un pabellón de la Casa de Campo de grandes dimensiones que fue alquilado por la Audiencia Nacional: nada que ver con la suntuosidad del que para muchos madrileños sigue siendo el Convento de las Salesas, sede del Tribunal Supremo desde 1873. Ni mucho menos con el lustre del alto tribunal y de su Salón de Plenos, donde se celebrará el juicio, con paredes envueltas en seda de Damasco y dos lámparas de araña de estilo Luis XV.

Tan solo 100 personas podrán entrar en la sala. Veinticuatro serán familiares (dos por acusado), una veintena periodistas y el resto se destina a aquellos que quieran acudir al juicio. De esta forma, unas cincuenta personas podrán asistir de público cada día. Eso sí, después de hacer una cola en el exterior del alto tribunal y por orden de llegada.

Sin olvidar los dos parlamentarios vascos en representación de la cámara autonómica y las autoridades que quieran asistir, como muy probablemente hará el presidente de la Generalitat, Quim Torra, a quien se tratará con la “deferencia que le corresponde” al ser “una autoridad pública española”.

Un pasillo separará al público de los estrados. Presidiendo la sala estará el tribunal de siete jueces; a su izquierda, se han reservado tres plazas para la Fiscalía, otras tantas para la Abogacía y dos para Vox, acusación popular.

Y como el procés vive constantemente de jornadas e hitos históricos, el juicio íntegro se transmitirá por primera vez en directo a través de la web del Poder Judicial, que ha elaborado una página ad hoc sobre la denominada “causa especial 2097/2017”.