Pedro Sánchez cree que su historia como líder socialista -por dos veces- es también “la del triunfo de la democracia” en el PSOE, un partido en el que se sintió desde el principio como un “intruso” al que las élites no querían pero que tuvo el apoyo incontestable de la militancia. Así lo cuenta el presidente del Gobierno en su libro Manual de resistencia, que salió ayer a la venta y en el que relata su periplo en el partido y otros hechos como la moción de censura que le llevó a la Moncloa y sus primeras medidas al frente del Ejecutivo, entre ellas convertir en una prioridad la exhumación de Franco y cambiar el colchón en el que había dormido Mariano Rajoy. “El refranero asegura que dos que duermen en el mismo colchón acaban siendo de la misma opinión”, escribe Sánchez, o como dicen las malas lenguas, Irente Lozano. “Yo hice el libro, pero el autor es el presidente”, dijo ayer la secretaria de Estado para la España Global.

En este libro (Ediciones Península), que arranca con un error al atribuir a San Juan de la Cruz la cita de Fray Luis de León “Como decíamos ayer?”, Sánchez reconoce que tuvo desde el principio en su carrera por el liderazgo “esa incómoda sensación de intruso” y cree que la “dirigencia” del partido le consideraba un “outsider ajeno a las élites”.

Considera, por ejemplo, que aunque la militancia le diera la Secretaría General en 2014 esa “élite” no le concedió nunca legitimidad, pero pone en valor que se acabara demostrando, con las segundas primarias que ganó en 2017, que los “verdaderos propietarios” del partido son los militantes. Son varias las ocasiones en las que Sánchez hace reproches a los barones socialistas o alude a su falta de entendimiento con ellos por su forma de dirigir el partido.

Sánchez niega que en 2014 pactara con Susana Díaz su apoyo a la Secretaría General a cambio de que ella fuese candidata a la Moncloa. Lamenta también los numerosos “desplantes” que tuvo en aquella primera etapa pero defiende en todo momento su posición, sobre todo cuando en 2016 se empeñó en defender que el PSOE no podía abstenerse en la investidura de Mariano Rajoy, porque el partido se estaba jugando su “razón de ser”, su “credibilidad” y su papel como alternativa de Gobierno.

Sánchez relata con detalle todos aquellos momentos, también el tiempo que va desde su dimisión el 1 de octubre de 2016 hasta su nueva victoria en primarias el 21 de mayo de 2017. En esta crónica contada en primera persona, Sánchez cree que con su victoria en la moción de censura y la vuelta del PSOE al Gobierno quedó zanjado el combate en la hegemonía de la izquierda.

Todos los protagonistas políticos de estos años están en el libro. De Albert Rivera, por ejemplo, recuerda la relación fluida que tuvo con él al principio, cuando llegaron a pactar su investidura, que resultó fallida, pero al inicio del libro ya le define como una persona no fiable cuando lamenta su posición actual, que considera más a la derecha, y le acusa de “intoxicar” a los medios antes moción de censura que no quiso apoyar. De Pablo Iglesias reconoce su mala relación al principio y lamenta que no quisiese investirle. No se olvida de Rajoy, con quien acabó teniendo buena relación tras su acercamiento por Catalunya y del que esperó que dimitiera para no desalojarle.