Bilbao - ¿Cómo han tratado su muerte los medios de Madrid?

-Al no estar en la vida activa ha habido un tratamiento periodístico desigual. Pero sí se ha repasado su trayectoria, cada cual su punto de vista, lógicamente. A mí me ha sorprendido descubrir artículos sosegados y reflexiones profundas sobre su figura. No ha habido un zasca unánime.

¿Cómo lidiaría usted en su programa con un tipo tan mordaz y tan irónico?

-Yo me lo he encontrado en estos últimos años paseando por el Campo Volantín y siempre me lanzaba alguna pullita sobre la Sexta Noche relativa a alguna entrevista o a algún invitado. Una vez le invité al programa, se rió y me dijo; pero ¿tú qué quieres qué me echen a estas alturas del partido? Yo le invité sinceramente porque era un hombre que tenía mucho que decir. Hubiera estado muy bien haber podido hablar con él sobre todo una vez retirado que es cuando los políticos resultan infinitamente más interesantes.

Un verso libre, que se dice ahora.

-Sí porque Arzalluz no se solía ceñir al guion de su partido y daba titulares muy interesantes porque era muy buen comunicador. Hubiera sido estupendo porque estuvo metido en todas las pomadas en los años 70 y 80.

¿Cómo se hubiera enfrentado ahora a las fake news?

-Es que las fake news llevan instaladas desde hace tiempo entre nosotros. Se les ha dado un nombre nuevo pero son las bolas y las trolas de toda la vida. Forman parte del mensaje de la política que se compone de un 25% de verdad, un 25% de mentira, un 25% de miedo y otro 25% de amenazas, algo tradicional en la forma de comunicación de los políticos.