De la inteligencia política de Arzalluz, de su capacidad comunicativa y perfil poliédrico da cuenta esta entrevista que se localiza fácilmente en internet. Un vistazo rápido sirve para constar cómo ha cambiado la comunicación política y la televisión misma. La entrevista es jugosa y hasta divertida. Milá y Arzalluz, mano a mano. Ella incisiva. Él sosegado y en forma, despejando con su particular estilo las preguntas más complicadas. A los cinco minutos de conversación la periodista mira a la cámara y se dirige a los telespectadores: “Ustedes saben que hay palabras que todavía levantan ampollas, que dan miedo: autodeterminación, secesión, independencia, separatismo; palabras tabúes”. Dicho lo cual, pregunta a Arzalluz por los objetivos del PNV. “Un pueblo es también dueño de su destino”, responde el presidente del Euzkadi Buru Batzar. “Dueño para estar con otros pueblos en una estructura política común -eso es un Estado plurinacional- o de formar incluso su cotarro propio. ¿Por qué eso es tabú?”. Milá le pregunta entonces por el ejército, “otro de los tabúes” según reconoce ella misma. “¿Hasta dónde estarían ustedes dispuesto a llegar? le plantea a Arzalluz. “Hasta donde nuestro pueblo quiera, en la medida en que lo que se pretenda no sea para más daño que para bien. Lo que yo no considero lógico es que a nadie se le responda con unas armas. A nadie, salvo que sea un maleante que lleve las armas por delante”. Y Milá pasa a preguntarle por “otro tabú”, el de la monarquía. “En este país no hay muchos monárquicos, porque si los hubiera no sería un tabú”, contesta Arzalluz, que recuerda la propuesta de que Zarzuela fuera “el enlace de las realidades nacionales diferentes de este país”.

Toma y daca Pero la parte más sustanciosa de la entrevista viene al final. “Hay mucha más libertad para decir en contra de ETA que para decir en contra de otros”. “¿Tiene miedo?” le pregunta Milá. “No es que tenga miedo, no compensa”, responde Arzalluz. “Decir es muy fácil. El problema es lo que viene después”. Y añade: “un ciudadano y un político en la medida de no causar más daños que bienes muchas veces se tiene que callar. Todavía hay demasiados tabúes y no una plena libertad”. Milá insiste y Arzalluz le replica. “¿No ha empezado usted diciendo que hay muchos tabúes? ¿Y qué cree usted que es un tabú? Algo de lo que no se puede tratar con libertad”.

-Pero es hora de tratar. Vivimos en un país libre.

-Pues le alabo el optimismo, responde socarrón Arzalluz.

Han pasado 29 años. El tiempo de una generación. Estamos en otro siglo, para lo bueno y para lo malo. Según Arzalluz el proceso democrático en 1990 todavía tenía “mucho que correr para hablar de determinados temas”, y había que esperar a que las cosas evolucionasen. Carambolas del destino, Xabier Arzalluz ha fallecido la misma semana en la que el lehendakari Urkullu, el expresidente Rajoy, la exvicepresidenta Sáenz de Santamaría y el exministro del Interior Zoido han respondido como testigos dentro de un juicio con tantísima carga política como el que se desarrolla en el Supremo. Un testimonio demoledor el de Urkullu en contenido y concreción de fechas. Por contraste, si nos atenemos a las declaraciones de Rajoy, Sáenz de Santamaría y Zoido, un operativo policial del calado y desastre del 1 de octubre anduvo huérfano de liderazgo político. Lo que abre la conveniencia de una nueva reflexión sobre el tabú. Porque tal vez todo conecte con aquella confesión de Felipe González en El País en el año 2010. “En las luchas de poder las relaciones son subterráneas: las cuatro quintas partes, como en el iceberg, no se ven”.

Necesaria información Sería pertinente por ejemplo conocer con profundidad cuál fue el papel que jugó Felipe VI las semanas anteriores al 1 de octubre de 2017, atendiendo al contenido de su discurso del día 3 y las consecuencias que tuvo. Para saber en qué consistió su labor de arbitraje. No vaya a ser que resquebrajado el tabú que blindaba a su padre, haya que esperar también décadas para poder evaluar la calidad del reinado del hijo. A no ser que todo sea disculpable cuando se intenta romper el otro gran tabú en la práctica: el de la autodeterminación.

Avances y riesgos Son momentos políticamente tremendos, y además potencialmente regresivos, en medio de una ofensiva recentralizadora. Porque atención, el tabú también es un concepto polisémico, como casi todo en política. Con todo, aunque sea a trancas y barrancas, el paso del tiempo ha llevado a tener un mayor conocimiento sobre las cloacas del Estado y los peores mecanismos de poder. Sirva un ejemplo televisivo para poner en valor: esta noche, como cada domingo, Euskal Telebista emitirá 360º. Un programa, conducido por Eider Hurtado, que es una suerte de rompehielos, para ir cuarteando tabúes en cada episodio: Transición, Ejército, torturas, monarquía? y asuntos sociales, que de todo hay. Un espacio necesario en una televisión pública. Un buen síntoma.