Pamplona - En la comisión parlamentaria que analiza las operaciones fallidas de Sodena hay un nexo común en todas las intervenciones de los cargos vinculados a UPN. Todos sin excepción insisten en que las decisiones se aprobaron en base al criterio de los técnicos de la empresa pública, y siempre conforme al procedimiento establecido. Coinciden incluso palabra por palabra, como si más que una reflexión propia formara parte de un argumentario previamente elaborado.

El detalle no es casual. Trata de contraponer la actitud del Ejecutivo anterior con el actual en la inversión en Davalor, aprobada pese a que un informe de Sodena planteaba dudas al respecto. Y llevada a cabo por el equipo directivo de Manu Ayerdi nada más acometer el relevo al frente de la empresa pública. Dos hechos que sustentan toda la sospecha de la oposición, que ve en la operación fallida no solo una evidencia de mala gestión, sino un interés oculto por beneficiar a la empresa.

Nada ha quedado probado, al menos hasta ahora, en la comisión de investigación pese a que por allí han pasado todas las personas vinculadas a la operación de Davalor que ha solicitado la oposición. Más bien al contrario. Las últimas comparecencias prueban que la actuación del Gobierno foral fue incluso más prudente que en operaciones anteriores con inversiones menos estratégicas para el futuro de Navarra.

Es el caso de las acciones de Iberdrola, compradas por “decisión política” y sin análisis técnicos de inversión. O de la compra de coches antiguos a una conocida familia cirbonera por valor de un millón de euros, que según explicó ayer el exgerente Carlos Valdivielso, se llevó a cabo “tras varias reuniones con agentes comerciales y expertos”, pero sin un informe técnico específico. El exdirector de Sodena de hecho no supo explicar por qué en el acta en el que se recoge la compra de los vehículos no se incluye ninguna referencia a los análisis técnicos que justificaban la compra.

Algo similar le ocurrió a José María Roig, exconsejero de Industria con UPN y responsable de Sodena entre 2007 y 2011. Roig fue con el mensaje bien aprendido, un guión que repitió en varias ocasiones, siempre destacando la importancia de atender a la opinión de los técnicos y subrayando su valía. Fue curiosa sin embargo su falta de memoria a la hora de detallar las inversiones que le tocó gestionar, salvo para recordar que siempre se hizo todo según marcaban lo técnicos. Ahí el recuerdo era nítido. La memoria, en política, también es selectiva. - I.F.