pamplona - “Nos apalearon y nos dieron patadas en la cabeza”. Así describe uno de los votantes del 1-O el comportamiento de los agentes de la Guardia Civil en la jornada del referéndum respecto a la ciudadanía que salió a defender los centros de votación. Todos ellos, propuestos por la defensa de Oriol Junqueras y Raül Romeva, relataron ayer en el Tribunal Supremo los golpes, puñetazos o patadas que recibieron por parte de los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado enviados para incautar el material electoral. Mientras los concentrados gritaban Votarem o entonaban cánticos como Somos gente de paz, uno de ellos evocó cómo vio “a un grupo de guardias civiles dando una paliza a un grupo de personas”, admitiendo que “cuando empezaron a abrir las cabezas de la gente que se manifestaba pacíficamente, en un momento de shock emocional alguna gente les llamó asesinos”.

Mediante la “resistencia” y la “protesta” ante la actuación policial para proteger su “derecho a votar”, como señalaron algunos declarantes, el exalcalde de Sabadell Julià Fernàndez testificó para recordar cómo le rompieron las gafas y la chaqueta al recibir un golpe en la mejilla y ser arrastrado por el suelo. La Sala del tribunal se llenó de emoción al escuchar a Joan Salvadó, emocionado al contar cómo vio a su carnicero, al panadero, a hombres corpulentos protegiendo a mujeres, mientras les “aporreaba” la Guardia Civil en Sant Carles de la Rapità. Como señaló Jordi Rubinart, de Sant Esteve de Sesrovires, ni los acusados ni nadie le dio instrucciones de cómo debía actuar para oponerse a la actuación policial. La Guardia Civil se colocó en forma de “pelotón o columna” ante un pueblo que estaba sentado con los brazos en alto y gritando Somos gente de paz”. Ese día nadie esperaba presencia policial. Como aseveró Pilar Calderón, que ejerció de apoderada de ERC en un colegio de Sabadell, los agentes “no se llevaron material electoral, sino escolar, disfraces y juguetes”; y añadió que incautaron recortables de cartón y comida para celiacos. A su vez, precisó que ella había dormido en el gimnasio para “aguantar” y cuando despertó “las urnas estaban allí”. Observó cómo un policía “levantó la porra a una abuelita” y no dudó en apuntar que la pareja de mossos que había en el colegio “estaba auxiliando a los heridos”.

“queríamos votar, como el 28-A” El edil Albert Salvadó no vio forcejeos y sí las “cabezas abiertas” de sus vecinos, a los que sacó de la “masa” al identificarles uno a uno por nombre. “Vinieron a por nosotros”, respondió a la pregunta de la abogada del Estado de si sabía que los agentes habían ido a impedir el referéndum. Otro testigo, Ferran Soler, comentó que se oyó claramente a un guardia civil proferir gritos como el siguiente: “Ratas, perros, os vamos a dar hasta en el DNI”, matizando que la persona a la que en vídeos se ve lanzar una silla no es del pueblo. Marc Puigtió, alcalde de Sant Julià de Ramis, donde tenía previsto votar Carles Puigdemont, relató la sorpresa que les produjo el aviso de una vecina diciendo “que viene”, ya que, en vez de referirse al entonces president, estaba hablando de la Guardia Civil. “Solo eran familias con niños que iban a votar, como el pasado 28-A”, lamentó. - I.S.