Qué felices, en la foto: Ana Beltrán, Javier Maroto y Pablo Casado. Habían enterrado a Cospedal y Soraya en el primer congreso post-Rajoy y se creían que iban a refundar el aznarismo. Alsasua, convertido en una especie de centro de peregrinaje donde recibir la bendición de aspirante a la derecha han estado Rivera y Abascal, era una parada obligatoria. Visitaron el pueblo y el cuartel de la Guardia Civil. En ese momento se veían arrasando: iban a sacar al okupa de la Moncloa, ilegalizar a los batasunos y extrapolar a España el Gobierno de Andalucía con Ciudadanos y Vox. Iban a ser los reyes del mambo. Hoy es ventajista decirlo, pero aquella visita a Alsasua fue el principio de un bache en la carrera política de Beltrán, Maroto y Casado que igual acaba en abismo.

Casado ha cosechado el peor resultado de la historia del PP: 66 escaños cuando en 2011 eran 186. Beltrán encontró acomodo en el número 5 de la lista por Madrid, donde terminó después de que su presencia fuese vetada por Esparza en Navarra Suma. Y a Maroto le ha levantado su escaño por Álava... EH Bildu. Esa estrategia de cabezas de puente, de aquí estoy yo, igual no ha sido útil. Pero algo tendrá los políticos, todos, sólo se mueven en función de si algo da votos o no si la siguen reproduciendo. Ya veremos qué pasa en las elecciones del domingo.