Pamplona - Unai Hualde Iglesias fue elegido el pasado miércoles presidente del Parlamento de Navarra. Lo hizo con 30 votos, los de su coalición, Geroa Bai, y los de PSN, EH Bildu, Podemos e Izquierda-Ezkerra. Una suma que el también presidente del PNV en Navarra pone en valor, y que apunta como la combinación deseada para una legislatura que será complicada. A partir de este lunes se retoman las negociaciones, ahora con el acuerdo programático sobre la mesa, y Hualde confía en lograr un acuerdo que lleve a María Chivite a la presidencia. “Hay desconfianzas entre dos mundos que históricamente han estado enfrentados”, admite Hualde, que sin embargo anima a superar esa barrera y acordar un Gobierno “plural y progresista” que dé paso a un “cambio de ciclo” en Navarra.

¿Cómo han sido estos primeros días al frente del Parlamento?

-De toma de contacto, y con el gusanillo que siempre da la responsabilidad. De todas formas, la pasada legislatura fui vicepresidente, así que conozco los espacios y al personal de la casa. A partir de la semana que viene podremos tomar ya las primeras decisiones.

¿Qué supone para usted la presidencia del Parlamento?

-Es un cargo relevante desde el punto de vista institucional de Navarra. Y para Geroa Bai eso es muy importante. El cargo implica además una función de mucho diálogo. El presidente del Parlamento tiene que ser contemporizador, y en un lugar tan plural como Navarra, debe tratar de crear puentes y entendimiento entre los grupos. Debe ser una figura neutral en la que todos se reconozcan.

¿Es posible la neutralidad en una política tan polarizada?

-Es lo que exige la propia naturaleza del cargo, y así intentaré actuar. Pero eso no está reñido con mi propia actividad política. Sigo siendo un parlamentario de un grupo con una ideología determinada que tiene que votar y tomar posición.

¿Vamos a ver algún cambio en el Parlamento de Navarra?

-Va a seguir siendo un Parlamento abierto y transparente. Esta es una Cámara que se caracteriza por tener las puertas abiertas a muchos movimientos asociativos y al tejido social. También puede que haya algún cambio organizativo que se irá viendo en las próximas semanas.

¿Qué plazos manejan?

-Lo primero será constituir la nueva Mesa y Junta de Portavoces el próximo martes. Ahí se crearán los grupos parlamentarios y se nombrarán sus portavoces. Después empezaremos con la ronda de consultas para el Gobierno.

¿Habrá candidata a la primera?

-La ronda la haremos entre el miércoles y el viernes. Pero todo indica que las conversaciones para buscar la gobernabilidad se van a ir a julio.

¿Va a tener grupo parlamentario propio Podemos?

-Esa es una cuestión que se debe tratar en la Mesa y Junta del Parlamento este martes. Podemos ya ha solicitado constituirse como agrupación, algo que ya hicieron PP e I-E la pasada legislatura con dos parlamentarios. Hay una resolución que lo avala y que sigue vigente.

¿Se va a ampliar la Mesa del Parlamento a siete miembros?

-Tenemos el compromiso de estudiar esa posibilidad, sí. El resto de Cámaras autonómicas tienen reglamentos de funcionamiento más actuales que los nuestros, y están orientados a que los grupos y agrupaciones que hayan tenido representación tengan algún puesto en la Mesa. Lo veremos el martes.

¿Se puede alterar la mayoría de la Mesa salida del pleno?

-Es algo que hay que estudiar bien con los servicios jurídicos, y que requiere además del acuerdo de la Junta de Portavoces. Así que hasta que no tengamos un planteamiento claro, prefiero no aventurar.

¿Ha sido dura la negociación?

-Sí. Porque venía precedida de una desconfianza grande por lo que había ocurrido en los ayuntamientos. La foto que nos había dejado el sábado era demoledora, y si en la Mesa del Parlamento no se producía otro escenario la apuesta por un gobierno plural y de progreso podía encallar.

El PSN se ha quejado de que no han tenido cintura de negociación.

-Nos hemos mantenido firmes en una serie de cuestiones que considerábamos vitales, como la pluralidad de la Mesa. Pero también hemos sido sinceros cuando hemos dicho que buscaríamos un acuerdo hasta el final. Un acuerdo siempre es mejor que un desacuerdo, sobre todo si éste implica facilitar un gobierno a la derecha.

¿Por qué la presencia de EH Bildu en la Mesa era innegociable?

-Porque si estamos proyectando un Gobierno de 23 escaños, es importante que tenga capacidad de llegar a acuerdos. Para Geroa Bai la estabilidad del Gobierno es fundamental. Después de lo ocurrido a nivel municipal, si EH Bildu no estaba en la Mesa nos estábamos condenando a que la gobernabilidad quedara en manos de la derecha a lo largo de la legislatura, que ya de entrada tenía asegurados dos de los cinco puestos en la Mesa.

¿EH Bildu debe ser el socio prioritario del nuevo gobierno?

-Está llamado a ser un interlocutor necesario con el que llegar a acuerdos. Ahora vamos a empezar a hablar de programas, pero la orientación que puedan tener las medidas acordadas será difícil que puedan contar con el apoyo de Navarra Suma. Es el modelo contrapuesto al gobierno plural y progresista que defendemos. Y la propia actitud que estamos viendo estos días me hace muy difícil pensar que vaya a ser un interlocutor frecuente.

El pleno del pasado miércoles comenzó sin acuerdo. Pero en un momento usted pide un receso, se reúnen con el PSN y a la vuelta cambia todo. ¿Qué ocurre en esa media hora?

-Había terminado la primera votación, y el PSN tenía que optar en la segunda entre el candidato de Geroa Bai y el de Navarra Suma. Les hicimos ver que una mayoría conservadora en la Mesa dejaba muy poco recorrido a los escenarios posteriores. Les ofrecimos intercambiar los apoyos en la presidencia y la vicepresidencia, y nos comprometimos a explorar la ampliación de la Mesa a siete miembros.

¿Hubo contactos con Ferraz?

-Hubo muchas llamadas y muchas consultas, pero lo que es cierto es que las conversaciones se dieron en esos términos.

¿Y qué papel jugó el PNV?

-El PNV ha sido un facilitador, en la medida en que ha tenido capacidad de influencia para que el esquema de gobernabilidad en Navarra sea en clave de pluralidad y progresista. Pero las negociaciones y las conversaciones siempre se han llevado desde Navarra. Y el PNV, como miembro de Geroa Bai, comparte a todos los niveles la posición mantenida.

¿Condicionar el apoyo a Pedro Sánchez a lo que ocurra en Navarra es una injerencia?

-No hay ningún condicionamiento, pero lógicamente se hace muy difícil entrar en unas conversaciones en Madrid si en Navarra se reeditan los esquemas del pasado. En cualquier caso, lo único que ha pedido el PNV es que las decisiones que afectan a Navarra, se tomen en Navarra.

¿Qué grado de confianza queda entre el PSN y Geroa Bai?

-Se nota que por las experiencias anteriores hay mucha desconfianza de origen. Venimos de mundos que han estado enfrentados, y va a costar romper los bloques que han existido en el pasado. Pero en Geroa Bai también tenemos claro que el resultado de las urnas nos obliga a intentar una fórmula que facilite el entendimiento de esos 30 parlamentarios que posibilitaron la presidencia del Parlamento y que permiten buscar una mayoría plural y progresista.

¿Hay cimientos suficientes como para una colaboración institucional leal durante cuatro años?

-Habrá que verlo. Pero lo que no podemos hacer es dejar de intentarlo. No podemos estar condenados a que sea la suma de las derechas quien gobierne siempre como consecuencia de esa falta de entendimiento.

¿Cree que será difícil la negociación programática?

-Ahora la iniciativa corresponde al PSN. Ha anunciado que está ultimando una propuesta de programa de gobierno, que será el punto de partida desde el que empezar a trabajar. Vamos a ver a dónde llegamos, pero desde el punto de vista ideológico no debería haber problema para buscar puntos de encuentro.

¿Qué va a plantear Geroa Bai?

-Nuestra voluntad es que el acuerdo consolide los profundos avances sociales logrados la pasada legislatura, también desde el punto de vista de la pluralidad y el reconocimiento de derechos. Hay determinadas medidas que han sido emblemáticas que hay que intentar conservar.

¿Será en un gobierno de coalición?

-Lo hemos dicho desde el principio, sí. Entendemos que este debe ser un gobierno de responsabilidades compartidas. Y dentro de esa mayoría de 23, Geroa Bai tiene 9 parlamentarios.

¿Qué áreas quieren gestionar?

-Todavía no hemos entrado en esa discusión. Primero hay que acordar el programa, luego el modelo de gobierno y después ya veremos en qué áreas es más interesante la impronta de Geroa Bai. Pero vayamos en orden.

Con un gobierno sustentado por 23 escaños de 50, ¿vamos hacia una legislatura inestable?

-Va a ser una legislatura en la que el Gobierno y los grupos parlamentarios van a tener la obligación de dialogar mucho. Tenemos un panorama político muy plural, y hay que poner en valor los acuerdos.

¿Qué le ha parecido la reacción de la derecha?

-Entra dentro de ese discurso estridente y mayestático que está haciendo la derecha a nivel estatal en todo lo que concierne a Navarra. Pero creo que la mayoría de la sociedad navarra no se reconoce en esos discursos impostados que están pensados más para otras latitudes. Y que esconden además una visión centralista del Estado.

En su toma de posesión dijo que iba a defender la pluralidad de Navarra. ¿Sigue siendo una asignatura pendiente?

-En el reconocimiento de la pluralidad hay mucho camino por recorrer, sí. Quitando los últimos cuatro años, siempre ha parecido que algunas fuerzas políticas tenían que estar fuera de las instituciones. Que no tenían legitimidad para gobernar ni capacidad para hacerlo. Y hemos demostrado que sí, que se puede gobernar con solvencia y entre diferentes entendiendo la pluralidad como un valor. Sin embargo, sigue habiendo muros por romper.

¿Qué fecha calcula para el posible pleno de investidura?

-No me atrevo a aventurar plazos. Por los ritmos que veo, y teniendo en cuenta que las negociaciones empezarán la próxima semana, no creo que sea a corto plazo. De momento nos vamos al mes de julio, y ya veremos en qué momento fructifica. Queda mucho trabajo.