bilbao - El PNV hará en la votación de hoy lo estrictamente necesario para evitar una repetición de las elecciones: abstenerse. Los jeltzales no tienen ninguna percha para votar a favor porque no han recibido la llamada del PSOE desde el 8 de julio. Ayer tampoco vieron ningún guiño en el discurso de investidura de Pedro Sánchez, y asistieron sorprendidos al perfil casi anecdótico que dio el candidato al problema catalán. El PNV hace la lectura de que el socialista no está buscando su voto a favor porque los teléfonos no suenan. Su sensación concuerda con la de otros grupos, que creyeron ver a un Sánchez autosuficiente, como si no necesitara votos. No vio que intentara trenzar complicidades sobre medidas concretas con los grupos a los que necesita, sino que solo exhibió su programa.

La ejecutiva jeltzale abordó ayer este asunto en su reunión semanal en Sabin Etxea. El PNV no quiso decir una palabra más alta que la otra en un momento crítico y muy delicado de la negociación del gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos, un socio al que Sánchez también obvió casi por completo y con el que hubo tensión. Lo que escuchó el PNV en el discurso también le supo a poco. Y los jeltzales se quedaron con la duda de si las medidas sociales que plantea el PSOE tienen en cuenta las competencias vascas. Salvo giro de última hora en el diálogo o en el juego de mayorías, no votarán a favor porque no cambiaría nada, y la vía para evitar las elecciones es la abstención.

Sánchez no propuso nada concreto para Euskadi, y solo se puede leer entre líneas, forzando la máquina, que se refería al Tren de Alta Velocidad y a otros transportes cuando propuso un pacto de Estado para acelerar las infraestructuras que llevan años de demoras. Pero los pactos de Estado son un “bluf” para el portavoz jeltzale en el Congreso, Aitor Esteban, porque las mayorías que exigen rara vez se consiguen.

competencias Esteban explicará en mayor detalle las razones de esta decisión durante su intervención de hoy en el pleno del Congreso, donde solo una sorpresa de última hora movería al PNV a votar a favor. Tras el discurso de Sánchez, ofreció la valoración del PNV. Esteban lamentó la ausencia de alusiones a Catalunya, y añadió una advertencia al PSOE y a Unidas Podemos sobre el reparto competencial, porque “muchísimas de las políticas del ámbito social están en manos de las comunidades autónomas”. “Si lo que se pretende es entrar de hoz y coz en estas políticas implementándolas desde el Gobierno central, podrían saltar chispas. Confío en que la intención del candidato sea otra cuando habla de esas políticas”, dijo.

El PNV vigilará que PSOE y Podemos no pasen por alto las competencias vascas. Los jeltzales temen que Podemos se deje llevar por la tentación de plantear soluciones uniformes para todo el Estado como ya se insinuó en el pasado a la hora de abordar debates como una renta básica que emule la renta de garantía de ingresos vasca, o las ayudas a la inserción laboral que se adentren en las políticas activas de empleo. El PNV, en cualquier caso, sigue aclarando que no se opone a un gobierno de coalición. Solo da importancia al programa que se pacte, con independencia de que haya ministros de Podemos, y al margen de las carteras que ocupen. Aun así, solo se trata de dar vía libre a una investidura, y habrá margen para negociar medidas en el futuro.

En la misma lógica, tampoco se pronuncia sobre la posibilidad de que Podemos ocupe ministerios como el de Hacienda, aunque está descartado que lo haga. Es cierto que el PNV se ha mostrado preocupado por la agresividad de Pablo Iglesias a la hora de plantear un impuesto a la banca, una revolución fiscal o una ofensiva sobre las empresas eléctricas, pero lo que importa es el programa, y no tanto que sea Podemos quien gestione la cartera. Además, esas medidas estarán sujetas después a la negociación con los grupos en el transcurso de la legislatura, en hitos como las conversaciones presupuestarias.

Esteban recordó que no han tratado con el PSOE desde el 8 de julio, vino a decir que Sánchez habló como si no necesitara apoyos, le pidió que se deje de alusiones genéricas a los pactos de Estado, y se mostró “sorprendido” por que no haya abordado “los problemas estructurales institucionales de España”, en alusión al modelo territorial.

En el otro lado de la balanza, es cierto que Sánchez no dijo nada que complicara el respaldo del PNV ni se dejó llevar al terreno de PP y C’s en el turno de réplica a la dura intervención de estos partidos sobre el asunto catalán. No concretó sus propuestas en el debate territorial, pero también volvió a reconocer que no basta con aplicar la ley y que existe un conflicto político. “La superación de las tensiones territoriales no vendrá solo de la invocación a la ley y la Constitución y su aplicación sin duda necesaria, sino de la regeneración nacional, el progreso y la inspiración europeísta”, dijo. En su discurso, citó someramente a los vascos, catalanes y otros ciudadanos del Estado de manera expresa.

Sánchez pasó de puntillas por el modelo territorial y el conflicto catalán, y ofreció ese acuerdo sin demasiada ambición para la “regeneración nacional, progreso e inspiración europeísta” con el objetivo de hacer un Estado más atractivo y social para que ningún territorio quiera abandonarlo. El mensaje recuerda de manera muy llamativa al acuerdo de regeneración para hacer atractiva a España que defendía C’s en sus inicios, y que no consistía en un nuevo encaje para Catalunya, sino en mejorar el Estado español para que nadie quiera marcharse. Ya en el turno de réplicas, se pronunció a la defensiva ante el marcaje del PP y C’s, a los que acusó de buscar réditos del conflicto y no rascar ni un escaño en Euskadi.

El asunto fue un arma arrojadiza y Sánchez no fue más allá de la vía autonomista, una eventual reforma estatutaria que solo apareció de refilón, y ceder soberanía a las regiones para que gestionen dentro del principio de subsidiariedad europeo. Pero ninguna propuesta fue detallada de saque dentro de su intervención inicial. No fue más allá del globo sonda, consciente de que la reforma estatutaria no satisface ya a los soberanistas, que están en la pantalla del referéndum.

las mayorías La abstención de los seis escaños del PNV bastarían para poner en marcha la legislatura si se confirman el voto a favor de Podemos y las abstenciones de ERC y Bildu. El voto a favor del PNV solo sería clave y necesario si Podemos se abstuviera, y tanto JxCat como ERC y Bildu votaran a favor. Esteban había dicho en Onda Vasca por la mañana que el PNV no ha recibido llamadas. “No sé si tenemos que entender que no les interesa nuestro voto favorable”, lanzó.