pamplona - Gabriel Rufián, portavoz de ERC, no daba crédito. No se explicaba cómo PSOE y Podemos, por una lucha en el reparto de responsabilidades, iban a dar alas a una repetición electoral en la que la derecha podría rearmase. Abogó en todo momento por un pacto entre ambos partidos y, consumado el fracaso, aseguró que su partido hará todo lo posible porque exista un entendimiento. Ahora bien, dejó claro que septiembre -aunque se entendió que otoño, en general-, será una mala época para negociar. ¿Por qué? Porque la sentencia del procés estará al caer y eso podría hacer tambalear todos los cimientos políticos de los soberanistas.

No se recuerdan intervenciones así de Rufián. Desde el atril llamó al entendimiento hasta tal punto que por momento sonó a súplica. “La oferta es extraordinaria”, le decía a Iglesias, poco antes de asegurar que el líder de Podemos se “arrepentirá” de su decisión. “Debería darles vergüenza”, espetó a ambos. A su juicio, el electorado castigará a la izquierda en general, que habrá quedado ante la opinión pública como incapaz de llegar a un acuerdo, y de consumar una nueva derrota. “Miren a la derecha, están aplaudiendo con las orejas”, resumía.

Otro tono totalmente diferente mantuvo Junts Per Catalunya. Laura Borràs, portavoz del partido de Puigdemont en el Congreso, aseguró que su formación tenía “155 motivos para votar en contra”, e instó al presidente del Gobierno en funciones a volver a la mesa de negociación con los neoconvergentes para granjearse su apoyo. Borràs apuntó que Sánchez se puso “tarde” a “jugar el partido”, y dio a entender que habrá cierto margen para la negociación cuando aseguró que quedan dos meses por delante para definir la investidura. - E.P.