Sare, la red de apoyo a familiares de presos de ETA, está convencida de que será “la activación social”, el empuje de “ciudadanos diferentes que pueden construir puentes entre sí” lo que permita acabar con la política de excepcionalidad que viven los alrededor de 249 presos del colectivo EPPK que cumplen condena en España o Francia, en el 80% de los casos dispersados entre 400 y 1.100 kilómetros de sus lugares de origen y todavía en los peores grados del sistema penitenciario.

Para denunciar la situación de los reclusos -34 de ellos navarros, según precisa la red- y tratar de acelerar el final de la excepcionalidad -“Necesario para dibujar un futuro de paz y convivencia”-, la plataforma ha organizado para hoy un acto bajo el reclamo de Zubiak presoak etxeratzeko (Construir puentes para traer a los presos) que tendrá lugar a las 12.00 horas del mediodía en los pamploneses puentes de Santa Engracia y Oblatas. Según especifica Mikel Mundiñano (Etxarri Aranatz, 1976), coordinador de Sare Nafarroa desde hace dos años, el acto quiere escenificar mediante una gran cadena humana “la importancia de construir puentes entre diferentes para desatar de una vez por todas el tema de los presos”, para lo que es “imprescindible seguir activando a la sociedad, para que seamos el puente, para ser más en ese camino y para llegar más lejos en nuestros objetivos”.

La dinámica quiere poner el acento en, quizá, la derivada más llamativa una vez que “ETA ha finalizado la actividad armada y el Colectivo de Presos Políticos Vascos ha aceptado recorrer las vías legales”: la paradoja de que hoy la excepcionalidad sea la norma para el 80% de los casos. “Somos conscientes de que en ese camino hay muchos problemas pendientes, porque después de tantos años de confrontación se ha generado mucho dolor y sufrimiento en nuestro país. Pero la cuestión de los presos y huidos se tiene que resolver ya, en la medida en la que sigue vulnerando no sólo los derechos de los reclusos, si no también de familiares”.

“Simplemente, que se cumpla la ley”, pide Mundiñano. No es la solución única, pero por lo menos ayudaría: ajustarse a la legalidad penitenciaria, la que tienen los presos comunes, permitiría que los reclusos estuviesen más cerca de su lugar de origen, y además pudiesen acogerse a beneficios penitenciarios, trabajos y cambio de grados. Es algo que paulatinamente ha hecho el Estado francés, que desde la llegada de Emmanuel Macron al Elíseo activó un plan para acercar a todos los presos de ETA a cárceles cercanas a la CAV, principalmente las de Lannemezan y Mont de Marsan -donde hay siete navarros-. Pero la tarea está muy retrasada en España, donde todavía se concentra el grueso de presos navarros -26 en diferentes cárceles, y una persona que cumple prisión en casa, la única de los cinco gravemente enfermos-, en lo que Mundiñano considera “una política de venganza” con la que “hay que acabar”, y que se ha cobrado 16 muertes en carreteras desde el comienzo de la dispersión.

el espejo de francia Sin embargo, no lo ve fácil: lamenta que Francia ha dado unos pasos que no han sido imitados por España, pese a las tímidas manifestaciones que el Gobierno del PSOE hizo hace más de un año, y que parecían indicar un cambio de ciclo que no se ha consumado. “La situación en las cárceles no ha cambiado mucho. Se han dicho muchas cosas, sí, pero a la hora de hacer, no se ha hecho nada”, lamenta Mundiñano, que señala a la inestabilidad política del Estado como otro de los factores que no ayuda. “Estamos en un momento político muy confuso, con mucha inestabilidad y un círculo vicioso de elecciones que no ayuda a entendimientos, ni a dar más pasos”, considera, algo que sin duda “repercute a la hora de desactivar las medidas de excepcionalidad”.

Un patrón que, sin embargo, se ha repetido “independientemente de quién haya gobernado”, ya que “la voluntad de dar pasos ha sido casi nula”. Más bien, Mundiñano ve cierto empeño en “algunos sectores por anclarse en el pasado, en el inmovilismo”, que a su juicio se ha visto recientemente en el macrojuicio 11/13, un juicio “que es un obstáculo para construir un futuro basado en el respeto y la convivencia”.

Tratar de romper con el inmovilismo ha llevado a plataformas como Sare a reclamar, los últimos años, cierta coordinación territorial para, desde Navarra y la CAV, tratar de exigir a Madrid un cambio en la política penitenciaria, con una mayoría “social y política” a favor. Aunque la clave está en la “activación social y la movilización”. “Insistir en la activación social es el camino, es lo único que puede romper el inmovilismo del Estado español”, considera. A su entender, un potente músculo social que reclamase el cumplimiento de la legalidad con los presos “no solucionaría del todo el problema, pero ayudaría y crearía “unas condiciones más favorables para dar más pasos”. “Hace falta voluntad para dejar atrás tantos años de sufrimiento, y voluntad para construir un futuro de paz y libertad. Si cerramos las heridas, todos saldremos ganadores”, reflexiona.

A las 12.00 h en los puentes de Santa Engracia y Oblatas. Sare, la plataforma de ayuda a los familiares de presos, organiza para hoy a las 12.00 horas un acto titulado Zubiak presoak etxeratzeko (Construir puentes para traer a los presos) con el que pretende simbolizar la unión social que es necesaria para resolver el problema que tienen los presos: la dispersión y la condena en los peores grados del sistema penitenciario. Sare llama a unir en una cadena humana los puentes pamploneses de Santa Engracia y Oblatas.