pamplona - “La violencia no nos representa ni representará nunca al movimiento independentista catalán”. Así se pronunció ayer Quim Torra en una de las cinco Marxes per la llibertat (Marchas por la libertad) impulsadas por la ANC y Òmnium Cultural, en concreto la que partió desde Girona, y en la que se limitó a asegurar que su Ejecutivo está “al lado de la gente” respaldando “todas las manifestaciones” contra la sentencia del procés. El president prefirió pasar de puntillas por los disturbios en Barcelona y otras ciudades catalanas, y por las cargas policiales, agradeciendo el esfuerzo de las miles de personas que se citaron “en calles, autopistas y autovías de Catalunya, su espíritu cívico y pacífico”. “Garantizamos su derecho a la manifestación”, sostuvo Torra. Su posición de perfil respecto a los incidentes, contrapuesta con las referencias de varios miembros de su Gabinete, de JxCat y de ERC, que no tuvieron problemas en llamar a la calma o condenar los actos de tinte violento, le forzó a intervenir pasada la medianoche. “Estos hay que pararlo, no podemos permitir que grupos de infiltrados y provocadores destruyan este movimiento. Es bueno que protestemos por una sentencia injusta. El 1-O destruimos al Estado sin violencia”, dijo Torra en una declaración institucional el tercer día de disturbios que se saldó con más de 200 heridos.

Quien había dado un toque a Torra, sin dudar de su talante pacifista, fue Gabriel Rufián. “En los actos violentos no puede haber ambages, ni paliativos, no hay nada que justifique la violencia”, se sinceró el portavoz republicano en el Congreso, quien pidió al líder posconvergente que sea más explícito en su condena aunque subrayó que el president “nunca ha avalado esas actitudes”. En una entrevista en la Cadena Ser apuntó que le parece “lógico” que la gente se manifieste “después de que han metido un siglo de cárcel a líderes votados, que han ganado las elecciones”, aunque, a juicio de Rufián, “no hay idea ni en política ni en la vida que justifique la violencia. Ni la unidad de España ni la independencia de Catalunya. A nosotros, aquellos que se quedan tras las manifestaciones a regalar imágenes de violencia no nos representan”. “Repito, no nos representan”, zanjó.

Después de retrasar y anular varias convocatorias de prensa ayer, el conseller de Interior, Miquel Buch, compareció finalmente para hacer una defensa cerrada de la actuación de los Mossos d’Esquadra en los últimos días. Buch describió las concentraciones como “cívicas” y “pacíficas” aunque admitió que al final de estas manifestaciones se produjeron altercados que atribuyó a “grupos de agitadores” y “provocadores”. El conseller defendió la competencia de la Generalitat en materia de seguridad pública en Catalunya y defendió que la tarea de la policía catalana estos días es garantizar el derecho a manifestación de los catalanes y el orden público, actuando cuando sea necesario si se producen brotes de violencia. Por esta razón, pidió a catalanes que “aíslen a los violentos”.

El conseller ignoraba ayer si estos alborotadores se integran en los autodenominados Comités de Defensa de la República (CDR), aunque insistió que la policía actuará para perseguir las conductas violentas. Según Buch, la violencia ejercida por estos grupos es “intolerable” tanto para las ciudades que la sufren como para sus vecinos y también para los independentistas, “que durante años se han manifestado pacíficamente”. Aunque defendió el papel de los Mossos, también dijo que si ha habido alguna actuación en la que no se han aplicado los protocolos establecidos, se investigará.

Ante las numerosas críticas, Buch descartó presentar la dimisión y aseguró que “habrá tiempo” par dar explicaciones. Los choques de los últimos días entre manifestantes independentistas y Mossos d’Esquadra -principalmente en movilizaciones convocadas por los CDR- han dejado a Buch en una posición delicada, como blanco de críticas internas de JxCat y con reproches públicos de ERC. La dirección del PDeCAT ha dado instrucciones a los órganos internos del partido para que eviten criticar o pedir públicamente la dimisión de Buch, por las cargas policiales.

El conseller explicó que la reunión que mantuvo con el presidente de la Generalitat, Quim Torra, y parte de la cúpula del Govern fue para analizar la “compleja” situación no para hablar de sus cese. También defendió que Torra condena la violencia y que es un “pacifista”. - D.N.