De Hong Kong a Chile, pasando por Líbano, Irak, España, Colombia o Haití, las protestas sacuden el mundo, con millones de personas en las calles por diferentes razones, aunque con un denominador común: el descontento social.

La falta de derechos democráticos, la subida de los precios de productos y servicios básicos, las altas tasas de desempleo, el asesinato de líderes sociales o las discrepancias políticas son las principales y diversas motivaciones que han movilizado a las sociedades de medio mundo, en su mayoría sin tener en cuenta el sexo, edad o ideología política.

Estas reivindicaciones cuentan con un amplio respaldo popular en las calles, con multitudinarias marchas pacíficas, pero también con disturbios violentos, toques de queda, declaratoria de estado de emergencia y militarización, que han causado muertos y numerosos heridos, en un momento de gran conciencia social que choca con la escasa sensibilidad de los gobernantes.

La convocatoria de las protestas a través de redes sociales e internet ha resultado fundamental para lograr un éxito de participación que ha servido para mostrar al mundo el descontento global de la sociedad, en la que también ha calado con éxito, en los últimos meses, la lucha contra el cambio climático de los jóvenes en todo el mundo.