pamplona - Vox está tratando de remontar desde los 24 escaños que logró en el Congreso de los Diputados en las pasadas elecciones generales de abril, y va camino de conseguirlo exprimiendo el mensaje de la confrontación en Catalunya en un momento delicado tras la sentencia contra el proceso soberanista, y también apelando a los nostálgicos del franquismo al cargar contra el “desenterrador” Pedro Sánchez. El partido de ultraderecha está creciendo en las últimas previsiones de las encuestas, y ayer realizó una demostración de fuerza en la plaza de Colón de Madrid, donde reunió a 20.000 simpatizantes. Las cifras ofrecidas por Vox y por la Delegación del Gobierno español son las mismas, y coinciden con las que ha logrado el partido ultra en sus momentos de mayor movilización. Supera, por ejemplo, los 9.000 simpatizantes que logró reunir en su bautismo en Vistalegre en 2018.

El efecto colateral de que Pedro Sánchez haya convocado una repetición de las elecciones generales para el mes de noviembre, de manera arriesgada y justo después de la sentencia contra el proceso soberanista catalán, empieza a tomar forma. El presidente de la formación, Santiago Abascal, tiró ayer de manual centrándose en la mano dura contra Catalunya, donde instó a actuar “sin paños calientes”, ilegalizar a los partidos soberanistas, detener a Torra o suspender la autonomía, mientras varios voluntarios ondeaban una bandera española de 1.000 metros cuadrados y 130 kilos de peso. Quiso presentar a Vox como el único partido que defiende la unidad de España en un mensaje poco conciliador donde solo vio dos bandos: Vox, y el resto. Dijo que se han quedado “solos”. Pero también se refirió a la exhumación de Franco, al cargar contra el “desenterrador” Sánchez, que ha dado protagonismo a los ultras al retransmitir el directo la salida del cadáver del dictador.

“Frente al separatismo golpista, solo Vox se atreve a ir de frente. Los demás se andan con paños calientes”, dijo Abascal en alusión al PP y Cs. Exigió que no haya “impunidad” tras la sentencia y criticó las “penas de risa” que ha impuesto el Tribunal Supremo. “Pronto irán al tercer grado con la impunidad de los viejos partidos y la colaboración y complicidad de los nuevos”, dijo.

Sobre el PP, dijo que “hoy padecemos las consecuencias del marianismo como forma de hacer política en la dejación de sus funciones”. Cargó contra “la inutilidad del PP, el oportunismo de Cs y las traiciones del PSOE”. En cuanto a la exhumación de Franco del Valle de los Caídos, Abascal arremetió contra Sánchez, al que calificó como “carroñero de La Moncloa y desenterrador de los viejos odios de la patria”. La exhumación fue un asunto celebrado de manera prácticamente unánime a nivel político y social, porque supone que el dictador deje de reposar junto a los cadáveres de sus víctimas en un lugar que se había convertido en un punto de peregrinaje ultra y enaltecimiento. Sánchez llevó a cabo la exhumación, pero su gestión fue muy cuestionada porque la retransmitió en directo y algunos partidos vieron rédito electoral. Todo ello dio también pie a episodios de enaltecimiento durante el traslado.