Ayer fue un mal día para Navarra Suma. Hace dos semanas anunció tres enmiendas a la totalidad, una por cada medida fiscal, y durante quince días ha repetido que votaría en contra de todo lo que no fuera negociar con el Gobierno un acuerdo fiscal integral. Toda una parafernalia narrativa que ha quedado en nada después de que, ayer, la coalición terminara absteniéndose en todas las votaciones, también en la que más debate generó: la eliminación del patrimonio empresarial, bandera electoral de Navarra Suma contra la que inexplicablemente Esparza formuló una amenaza que finalmente no se atrevió a cumplir. Fue una rectificación ruidosa, que sin embargo trató de enmascarar con la abstención en las otras dos medidas fiscales -pese a que suponían, se dijo desde la coalición, continuar con el modelo fiscal de Barkos- y que garantiza eliminar un impuesto que afecta a menos del 3% de contribuyentes. En ese sentido, Esparza contenta a las familias y empresas navarras que han podido ver con incredulidad como uno de los suyos ponía en riesgo la eliminación de un impuesto que consideran injusto. Pero en el camino Esparza ha perdido coherencia -EH Bildu, Podemos e I-E anunciaron que votarían en contra y lo hicieron- y ha dejado pasar la oportunidad para tratar de sacarle algo al PSN, necesitado de apoyos para la reforma.

Fue la propia presidenta Chivite la que señaló la paradoja. "Si tan perjudicial era [el paquete de medidas fiscales], podrían no haber permitido su aprobación", reflexionó, convencida de que el episodio ayuda a poner en su justa medida el "discurso dramático" de Navarra Suma.

Incluso Adolfo Araiz (EH Bildu) bromeó con la posibilidad de que la abstención de Navarra Suma pueda interpretarse como la conformación de un "sextapartito" en Navarra. "La semana pasada abogaban por darle fuego a todas las medidas fiscales, eran un infierno. Y hoy las votan, porque abstenerse es votar con la mayoría", razonó. "No le pidan coherencia ni al sursun corda", apuntó Araiz, quien además recordó que Navarra Suma "metió la gamba" la semana pasada en comisión vaciando la ley de contenido, y tuvo que ser EH Bildu el que permitiera la aprobación del dictamen que se votó ayer.

"Lo que ha pasado aquí es que se ha cedido ante unos lobbys", terminó por explicarse Araiz, ya ocupándose de la ley. Pero dijo que él sigue la "doctrina Adanero": "Podemos tener mucha razón en que este impuesto no puede eliminarse, pero nos faltan los votos".

María Jesús Valdemoros fue la que tuvo que defender a Navarra Suma. "Aquí no enmascaramos nada, ni nadie nos presiona. Nuestra posición se debe a que somos fieles a los que nos votaron". Lo que pasa es que igual para ese viaje no hacían falta esas alforjas.