pamplona - La decisión de la Junta Electoral Central (JEC) de inhabilitar al president Quim Torra y retirar la credencial de eurodiputado al presidente de ERC encarcelado, Oriol Junqueras, complicó el viernes la investidura de Pedro Sánchez y ponía presión sobre los republicanos catalanes que previamente habían anunciado que se abstendrían para facilitar la proclamación del candidato del PSOE. Las miradas estaban puestas sobre los republicanos, muy presionados desde el independentismo y especialmente por sus socios de JxCat en la Generalitat presidida por Torra. ERC reunió de urgencia ayer por la mañana a su ejecutiva y decidió mantener su posición pese a la gravedad de la decisión del tribunal electoral y la complicada tesitura en que le dejaban ante los suyos. Con todo, el portavoz del partido en el Congreso, Gabriel Rufián, advirtió a Sánchez que no le dan un cheque en blanco y le recordó que “sin mesa de diálogo entre Gobierno español-Generalitat no habrá legislatura”.

Tras dos horas de debate, los republicanos decidieron mantener la abstención: “Si se creían que con esta operación íbamos a renunciar a tener una mesa de negociación para abordar una solución política, les decimos de forma clara que se equivocaban”, señaló el dirigente de ERC y vicepresident de la Generalitat, Pere Aragonés en comparecencia tras la reunión de la dirección. En su intervención, el también coordinador nacional de Esquerra recalcó su apoyo a Torra ante la orden “irregular” de la JEC, que a su entender no es competente para tomar una decisión de este calibre.

“La apuesta por la vía política ante las cloacas del Estado, la apuesta por la negociación, la mesa y la consulta no va a desaparecer por la presión a última hora de PP, Cs y Vox”, subrayó Aragonès, que acusó a estos partidos de no aceptar los resultados electorales, “ni en Catalunya ni en el Estado”.

Ya por la tarde, Rufián subió a la tribuna de oradores del Congreso para defender la posición de su formación ante la investidura de Sánchez. El diputado republicano presentó la mesa de diálogo entre gobiernos como un compromiso electoral de ERC. “Dijimos que sentaríamos al Gobierno de España en una mesa de diálogo y es lo que hemos hecho”, apuntó.

Todo ello partiendo de que, según su análisis, “ni se puede implementar una república con un 50 por ciento del pueblo en contra ni se puede imponer una autonomía con un 50 por ciento en contra”. Rufián aseguró que las bases de esa mesa de diálogo las comparte un 80 por ciento de los catalanes, es decir, también votantes de la derecha, empezando por ser una “mesa entre iguales, con reconocimiento mutuo y respeto mutuo institucional, desjudicialización y activación de la vía política”.

Rufián también avisó a Sánchez que no habrá vetos, de manera que cada parte podrá hablar de lo que quiera y ERC hablará de “autodeterminación y amnistía”. Además recordó que habrá un calendario público de las reuniones y que el acuerdo que se alcance, que depdenerá “de la fuerza y habilidad negociadora de cada cual”, será “consultado y refrendado por el pueblo de Catalunya”.

Si la mesa fracasa, advirtió, no será el fracaso de un partido sino de un país: “Si esta vez el pueblo de Catalunya vuelve a ser estafado no se estará estafando a ERC sino a un pueblo, una vez más”. Y acto seguido lanzó su advertencia afirmando que “la pregunta del millón” es cómo hacer que los socialistas cumplan. En este sentido aclaró que no tiene “manía” al PSOE, pero sí “memoria” y, que el acuerdo no nace “de la candidez, sino de la necesidad”.