La historia de la Cámara de Comptos es la del autogobierno de Navarra. Atacada por las élites centralistas -que la suprimieron en el siglo XIX- y vista con recelo por las oligarquías locales -celosas de que un poder independiente metiese las narices en sus cosas-, pero defendida por la gente sencilla. Comptos es una institución popular como pocas. Lo reflejan los barómetros de opinión navarros. Y lo es por habérselo ganado con trabajo, rigor y profesionalidad, desde los oidores de Carlos II hasta Luis Ordoki.

Ayer, el que fue secretario general de la casa durante treinta y seis años y medio, recibió la medalla de oro de Comptos como reconocimiento a su trayectoria. Lo hizo con esa sorpresa de funcionario que cree que la profesionalidad y el rigor se le suponen, y por eso la quiso compartir "con otros letrados y técnicos, algunos que ya no están", que al resguardo de las centenarias paredes del magnífico edificio de la calle Ansoleaga (ejemplo único de gótico civil) han hecho a diario un trabajo recto y esforzado, sin pretensiones, alejados de los focos, y que han colocado a Navarra como ejemplo de control de cuentas.

Acompañado por su esposa, Rosa Guarch, y sus hijos, Ignacio y Rosa, Ordoki quiso agradecer a aquellos pamploneses "que en el siglo XIX mantuvieron la sede de Comptos y sus archivos" y evitaron que la institución cayera en el olvido, y repasó momentos buenos -la consolidación, el ser ejemplo para otros territorios, el reconocimiento- con otros más difíciles. Acostumbrados a la política opaca y de amiguetes, "en los ochenta, después de tantos años sin control de cuentas, los alcaldes se revolvían y les costaba entender que teníamos que hacer informes públicos de gestión". Otro momento "delicado" coincidió con los casos de corrupción vinculados "a la autovía del norte y Vitoria" y "la delegación del Gobierno", en los años 90, y que dieron pie a investigaciones judiciales posteriores. "Fueron años duros en los que recibíamos amenazas constantemente", repasa. Pero eso forma parte del pasado. Hoy, dice, lo importante es que Comptos mantenga "su solvencia y prestigio", y que sepa lidiar en un contexto de "crispación política generalizada". "Quizá en los últimos años los partidos políticos nos han hecho peticiones un poco más teledirigidas", asume Ordoki, consciente de que Comptos "está en medio" del debate político y que "depende del Parlamento". "A veces se nos dice: vete aquí, vete allá, donde saben que hay problemas de gestión, y luego esos problemas se magnifican, se exageran y exarceban un poco en función del que pide el informe o del que lo padece".