pamplona - La mesa de diálogo sobre el “conflicto político” en Cataluña largamente reclamada al Gobierno español por el independentismo se constituirá hoy por la tarde en el Palacio de la Moncloa presidida por el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, y el president de la Generalitat, Quim Torra, como jefes de las respectivas delegaciones. El Ejecutivo de Sánchez afronta el encuentro con bajas expectativas de acuerdo a corto plazo y pone el énfasis en la carga simbólica de la reunión, con ambos presidentes sellando con una foto en Moncloa el inicio de este diálogo que el independentismo reclamaba, buscando la atención internacional, con el lema Spain, sit and talk (España, siéntate y habla).

En la víspera de la reunión en Moncloa, la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, restó importancia al perfil de los integrantes de la mesa designados por la Generalitat, entre los que hay personas que no son miembros del Gobierno catalán e, incluso, un investigado por el referéndum del 1 de octubre. “Lo importante es sentarse”, zanjó Calvo, quien aseguró que no es requisito para ese diálogo que ambas delegaciones sean paritarias y valoró que estén encabezadas por ambos presidentes. La número dos del Gobierno insistió en que se parte de posiciones “antagónicas” porque el Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos está en la “antítesis” de las posiciones independentistas. Pese a ello y en la víspera de la reunión, el propio Sánchez envió un mensaje a sus socios de ERC para que apoyen los próximos presupuestos con el fin de que el Estado pueda saldar la deuda acumulada tanto con Catalunya como con otras comunidades autónomas. “Este Gobierno quiere cumplir con Catalunya, como con todos y cada uno de los pueblos de España. Lo único que pedimos es que nos dejen cumplir. Luego nos podrán reprochar si lo hemos hecho o no”, aseguró.

La delegación del Govern capitaneada por Quim Torra, que incluye fieles a Carles Puigdemont y diputados además de consellers, encara la cumbre con el Ejecutivo de Pedro Sánchez aparcando las rencillas entre JxCat y ERC, y sin que exista un orden del día consensuado entre ambos gabinetes. “La parte catalana va a negociar desde la unidad de acción (...) va en representación del gobierno de Catalunya a negociar la resolución del conflicto político y, por lo tanto, no vamos a hacer dos negociaciones en paralelo”, anunció la portavoz de la Generalitat, Meritxell Budó.

La comitiva que encabezará el president fundamentará su receta en el ejercicio del derecho de autodeterminación, amnistía para los encausados por el procés y el fin de la represión. Pretende asimismo debatir sobre la figura del mediador y de los presos y exiliados en la mesa de negociación. “Aún no sabemos cuál va a ser la propuesta del Gobierno español”, aireó la consellera de Presidència, confiada en que de esta cita salga al menos un calendario. “Los representantes de la parte catalana no son a propuesta exclusiva del Govern, sino que han surgido también de un trabajo con los partidos y entidades soberanistas del país”, defendió Budó después de que JxCat haya reiterado que Moncloa debe reconocer a Puigdemont y al propio Oriol Junqueras. Torra y el vicepresident Pere Aragonès han “querido abrir el abanico de participantes”, ya que eso garantiza “máxima pluralidad”. “Por parte del Govern hay la máxima voluntad para que este diálogo sea efectivo, esperamos que por parte del Estado haya la misma”, zanjó, mientras que desde Madrid confían en “avanzar” en un problema que consideran “heredado”.

enemigos JxCat y ERC han dejado a un lado su distanciamento y la propuesta de resolución de los posconvergentes que pretende restituir al president como diputado del Parlament , ya que no se debatirá en el pleno de la semana que viene y tampoco se espera para el siguiente. Incluso el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, avala ahora la presencia de personas ajenas al Govern. “Lo importante es que esa mesa exista y se aísle del entorno, algo que será muy complicado porque tiene muchísimos enemigos”, manifestó el republicano. Mientras, la portavoz de Junts, Laura Borràs, reclamó se hable de una amnistía para los condenados por el procés porque “hay que solucionar la situación de excepcionalidad”.

Capacidad de “empatía” es lo que reclama uno de los integrantes del Gobierno central que estará en la mesa, el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias. En línea con lo adelantado por Carmen Calvo, el líder de Podemos reclamó respeto con la delegación que ha designado cada parte y adelantó que la tarea de la mesa “va a ser larga” y que sus miembros tendrán que emplearse “a fondo durante mucho tiempo” para “plantear soluciones” a un conflicto que ha hecho mucho daño tanto a Catalunya como al resto de España.

Por el contrario, tanto el PP como la CUP han expresado sus reticencias a la mesa. Los independentistas de la CUP no confían en que la reunión de hoy en Moncloa sirva para mucho. La CUP está convencida de que no llevará a Catalunya “a un escenario que ponga fin a la represión del Estado” contra el independentismo catalán y conduzca a la amnistía para todos los “represaliados políticos”. - M.G.

El Post-it

El PP: “Busca blanquear a los delincuentes”. La portavoz del grupo parlamentario popular, Cayetana Álvarez de Toledo, denunció que lo que busca la mesa de diálogo es “blanquear a los delincuentes y al Gobierno” y exigió que se desconvoque por ser una “afrenta a la Constitución y a los constitucionalistas de Catalunya. El líder del PPC, Alejandro Fernández, cuestionó que la mesa vaya a tener alguna utilidad y considera que será un mero “instrumento” al servicio de la guerra electoral entre los dos socios de Govern, JxCat y ERC.

Ciudadanos: “Es la mesa del chantaje” La formación naranja considera que la mesa de diálogo sobre Cataluña entre el Gobierno central y la Generalitat, que se reunirá en el Palacio de la Moncloa, es en realidad la “mesa del chantaje”, y lamenta que en ella solo estén representados una parte de los partidos catalanes. Así lo han dicho tanto la portavoz de Cs en el Congreso, Inés Arrimadas, como el portavoz adjunto, Edmundo Bal. Arrimadas ha afirmado que esta “mesa del chantaje” supon una “humillación” para los catalanes que sufren “el yugo nacionalista”.