pamplona - El Día Europeo de las Víctimas del Terrorismo suele dejarse al margen de la disputa partidista. Algo que no ocurrió en 2018, cuando en torno al 11 de marzo se desarrolló una agria polémica que no tuvo tanto que ver con la celebración de la efeméride sino con la estrategia política de UPN -y en menor medida el PP-, por aquel entonces centrado en tratar de aislar a la dirección general de Paz y Convivencia, un instrumento inútil y “blanqueador” a juicio de UPN.

Merece la pena recordar el contexto. A principios de 2018, el Gobierno de Navarra anunció que organizaría, junto con la AVT, el Día Europeo de las Víctimas de ese año. La derecha, que llevaba desde 2015 diciendo que el Ejecutivo de Barkos carecía de legitimidad para dirigirse a las víctimas por haber pactado con EH Bildu, veía cómo la asociación mayoritaria no solo accedía a organizar un acto con el Gobierno, sino que elogiaba la labor que se hacía desde la dirección general de Paz y Convivencia. Eso dejó tan en evidencia a UPN que empezó a moverse una escisión por parte de las víctimas más afines a la derecha: la campaña de algunos sectores contra Alfonso Sánchez, por aquel entonces presidente de la AVT y al que se tildaba de traidor, prácticamente coincidió en el tiempo con la aparición pública de Anvite, una especie de escisión de la AVT que agrupó a varias víctimas de ETA en Navarra, y cuyo primer movimiento fue anunciar que no participaría en al acto organizado por el Gobierno y la AVT. Pronto quedó claro que las diferencias de Anvite con el Gobierno eran estrictamente políticas. Hoy, una de las caras visibles de Anvite es Paz Prieto, exedil de UPN en Pamplona y que recientemente se ha mostrado a favor de la candidatura de Sergio Sayas.