ías de efemérides redondas: ayer hizo un lustro de las elecciones que impulsaron a Uxue Barkos, mañana se cumple un año de los comicios que catapultaron a María Chivite, y el jueves habrá transcurrido 25 años desde aquella cita electoral que dio paso a un gobierno de coalición presidido por Javier Otano. Tres fórmulas muy distintas con vocación común integradora de cariz progresista. Acercarse a la hemeroteca y retroceder un cuarto de siglo es un viaje en el tiempo repleto de contrastes que despierta recuerdos de todo tipo. Recuerden el contexto general: descomposición del felipismo, en paralela pujanza a un PP ansioso por encarnar un nuevo ciclo. Quien iba a decir entonces que 25 años después, por más que el tiempo no pase en balde y a veces sea inmisericorde, tanto González como Aznar iban a conservar tanto protagonismo político.

En aquel 1995, Navarra enfiló la recta final del siglo XX a contracorriente de la ola conservadora que se dibujaba en el Estado, dando un fuerte tirón de orejas a UPN con el éxito obtenido por la escisión articulada en CDN, que apenas contaba con un mes de vida. En la portada de este periódico del lunes 29 de mayo de 1995 antes incluso que el titular con los resultados, llama la atención el lazo azul que acompañaba al logotipo de cabecera de nuestro diario, reivindicando la liberación del empresario José María Aldaya, secuestrado aquel mismo mes, y que hasta abril del año siguiente no sería liberado. Más allá de aquel indeseable protagonismo de ETA, los resultados de aquellos comicios conformaron un tablero político muy diferente al de ahora. En aquellas elecciones UPN obtuvo 17 parlamentarios, CDN, 10; el PSN, 11; IU, 5; HB 5 y EA 2. Compárese con los 20 de Navarra Suma, 11 del PSN, 9 de Geroa Bai, 7 de EH Bildu, 2 de Podemos y uno de I-E en 2019. Comparando el reparto de 1995 con el actual se comprueba que el único partido que se siguió presentando en 2019 bajo la misma marca fue el PSN, cosechando por cierto un idéntico resultado al de 1995, con 11 parlamentarios. UPN. hoy en Navarra Suma, además de seguir entendiéndose como entonces con el PP, ha añadido a Ciudadanos al pacto, perdiendo sin embargo por el camino la visibilidad de sus siglas. CDN, la gran novedad entonces, ya no existe. HB, tampoco. EA se encuentra hoy englobado en EH Bildu, e IU va hoy en coalición con Batzarre, con Podemos por separado. Como se puede observar, la novedad más importante respecto al panorama de hace un cuarto de siglo radica en el surgimiento de Geroa Bai.

Aquellos resultados del 28 de mayo de 1995 abrieron cábalas sobre las posibles alianzas la misma noche electoral. Como reflejó este periódico el partido de Alli había dado un vuelco al mapa político, pero quedaba pendiente de confirmar su política de pactos. Al final, en la investidura celebrada un 22 de julio, Otano logró el apoyo de la cámara con 23 votos a favor del PSN, CDN y EA, la abstención de IU, mientras que UPN y HB con 22 parlamentarios votaron en contra. Durante aquella jornada todos los parlamentarios de HB a excepción de Patxi Zabaleta sacaron una pancarta en pleno hemiciclo en la que se leía "PSOE=GAL=Terrorismo de Estado. CDN, IU, EA: romped con el PSOE-GAL". Una acción por la que fueron penalizados por la entonces presidenta del Parlamento, Lola Eguren, con 10 días de inhabilitación. Entre los sancionados, se encontraba el único superviviente actual de aquel antiguo y apretujado Parlamento cuya sede se situaba aún en la calle Arrieta, que es Adolfo Araiz, que en 1995 contaba tan solo con 33 años.

Curiosamente, 24 años después, María Chivite también fue investida con 23 votos, frente a 20 votos en contra de Navarra Suma y 2 de EH Bildu. Simultáneamente, las 5 abstenciones procedentes de la bancada EH Bildu resultaron claves para que prosperara el actual gobierno de coalición encabezado por el PSN-PSOE.

Hasta llegar a aquella sesión de investidura del 22 de julio de 1995, víspera de la consecución del quinto Tour de Induráin, habían transcurrido casi dos meses desde las elecciones, que albergaron un proceso de negociación con algunos paralelismos con la singladura de María Chivite el pasado verano, hasta que pudo llevar a puerto su determinación por un gobierno de coalición.

El primero de esos paralelismos se podría calificar de oftalmológico, por la miopía de la derecha respecto a sus adversarios. "Una alianza electoral entre el CDN y el PSN no conduciría nada, ya que necesitarían de IU y EA, y un pacto entre los cuatro es inviable. Es imposible", manifestó Miguel Sanz en este periódico unos días antes de las elecciones. Las dioptrías siguen penalizando la visión de UPN a día de hoy.

El segundo paralelismo es aún más llamativo: "El PP utiliza el 'ABC' para atacar a Alli y a otros miembros del CDN", tituló DIARIO DE NOTICIAS el 20 de junio de 1995. La tercera correspondencia o similitud también es notoria, y se refiere al mal perder de la derecha al verse relegada a la oposición: "Ha sido un discurso ridículo, vago e indignante" dijo Sanz sobre la exposición que hizo Otano en la investidura. Y dijo también: "Este Gobierno es solo fruto de la venganza y, por tanto, bastardo, frívolo y sin principios ni valores". Un estilo de lenguaje que UPN lo ha convertido en marca de la casa, dentro de sus tics y tentaciones patrimonialistas, piedra sobre las que tropieza recurrentemente la derecha, a pesar de que va acumulando años en la oposición. Así que casi un cuarto de siglo después de estas palabras de Miguel Sanz, Carlos Pérez-Nievas, que empezó su vida política en el CDN, y hoy en Navarra Suma calificó la investidura de Chivite de "auténtica vergüenza democrática", y "una traición absoluta al pueblo de Navarra". Así que el cuarto paralelismo radica en la respuesta de Otano a a los ataques de Sanz, acusando a UPN "de no respetar en absoluto la democracia", y demandando moderación: "creo que en esta sociedad hace falta mucha más templanza y menos crispación", dijo. Palabras muy similares a las que expresó María Chivite en 2019.

Marcos narrativos aparte, como bien es sabido aquella experiencia de gobierno tripartito de 1995 quedó truncada muy rápido, en junio de 1996, con la dimisión de Otano tras revelar que su nombre aparecía en una cuenta suiza del PSOE. La crisis no se saldó de forma personal. El PSN se borró de aquel tripartito, se difuminó como partido capaz de liderar una alternativa, y una comisión gestora recondujo los destinos del partido en Navarra, como ocurrió en Ferraz 20 años después tras la dimisión de Pedro Sánchez. Comenzó así una larga travesía en el desierto para el PSN, que coronó en 2011 entrando a formar parte de un Gobierno presidido por Yolanda Barcina. Aquello tampoco acabó bien y en otro mes de junio, esta vez de 2012, se produjo una nueva campanada política con la salida de los socialistas del Ejecutivo, que en este caso continuó en minoría. Pero eso ya es otras historia. Lo cierto es que aquella oportunidad de restarurar el PSN tras la época de Urralburu mediante un liderazgo de Javier Otano quedó cortocircuitada. Aquel intento de órgano común de colaboración entre Navarra y la CAV levantó muchas ampollas en sectores con acusadas aversiones, pero a la postre la defenestración de Otano y el castigo que se autoinfligieron los socialistas tuvo un altísimo precio. Al PSN le costó cerca de un cuarto de siglo recuperar un papel de liderazgo en la política navarra, de la mano de María Chivite y Santos Cerdán.

Exvicepresidente del Gobierno

"Fue una búsqueda de entendimiento entre diversos"

Juan Cruz Alli recuerda con satisfacción aquella lejana noche del finales de mayo de 1995. no es para menos, su partido, recién creado, obtuvo la respetable cifra de 10 parlamentarios, dando de paso un buen mordisco a UPN, con lo que su apuesta por impulsar una nueva formación quedó doblemente refrendada. Para Alli, que entonces contaba con 52 años, el gobierno tripartito que se formó consistió en una "búsqueda de entendimiento entre diversos para superar la situación de bloqueo que se venía dando con el sistema de lista más votada". No fue una empresa fácil, y tal y como ocurrió en el verano de 2019 con María Chivite se produjo presión desde Madrid para que no hubiese finalmente acuerdo. El propio Alli fue objeto de esta presión, en este caso, emanada desde el diario ABC. Para el expolítico, esto vino derivado de la falta de voluntad de negociación de UPN. "Desde la noche electoral avanzamos la propuesta de fórmulas de negociación, rechazadas de plano por UPN, que tenía la cultura de que no negociar nada con nadie ni por tanto repartir nada, contando con que los demás no serían capaces de formar una mayoría. Cuando esta mayoría se formó eso les frustró mucho. Por eso las presiones vinieron antes, durante y después, hasta el punto de hacer quebrar el Gobierno tripartito, a partir de un hecho cierto y probado, pero que formaba parte de todo un proceso para que la derecha no perdiese el control del Gobierno de Navarra". En ese sentido, recuerda una campaña "durísima" de ABC, "llena de falsedades, buscando que aquí tuviese eco. Es decir, lo que los medios navarros no hacían se buscaba que viniese de Madrid ", algo que atribuye al PP, con "interlocutores directos en ABC y a una persona cuyo nombre no quiere desvelar, "muy próxima al núcleo duro de Aznar que también tenía despacho en ABC". Alli recuerda a UPN convencida de que "no iba a haber alternativa, de que era imposible que nos pusiésemos de acuerdo los demás". Al contrario de lo que decidió hacer Uxue Barkos, que optó por no formar parte del Gobierno de Chivite tras su paso por la presidencia, Juan Cruz Alli pasó de presidente con UPN a vicepresidente con CDN. El exlíder convergente defiende esa fórmula. "La interlocución fue total con el nuevo presidente, hay que tener en cuenta que había una relación previa personal muy grande entre Javier Otano y yo, y teníamos mucho hablado y vivido juntos. Además, pensamos en Convergencia que para consolidar una fórmula de gobierno de coalición era fundamental que estuviesen implicados en los máximos dirigentes, porque eso suaviza mucho y evita tensiones, y por eso las dos máximas cabezas de CDN estuvimos ahí, porque eso ayudaba a una mayor integración personal, y por tanto era positivo". Al recordar esta época y los años posteriores que trastocaron aquellos prometedores inicios de CDN, Alli evita la melancolía. "No hay que llorar por la leche vertida o por el agua derramada. En el pasado se hizo lo que se entendió que se debía hacer", y recuerda un contexto histórico donde el papel de HB favoreció a UPN como lista más votada. "Yo creo que se demostró que podía haber unas soluciones distintas, con gobiernos mayoritarios de coalición. Eso se frustró porque ni UPN ni los poderes fácticos y mediáticos de Navarra podían asumir haber perdido el Gobierno. Y buscaron la operación con el tema de la cuenta suiza". Al respecto del Órgano de Cooperación, Alli dice que en UPN "ya sabían que eso no era nada en cuanto a contenido, pero sí les fue útil para organizar una campaña mediática importante para crear el ambiente favorable y dar el golpe de mano cuando el Congreso iba a dar el visto bueno al Órgano. Si el Congreso lo aprobaba se les venía abajo toda la campaña; tuvieron que sacar su obús que era la cuenta suiza".

Exconsejero de Sanidad y Bienestar

"Aquel Gobierno tuvo una pretensión integradora"

A Fernando Puras le pilló su inclusión en el nuevo gobierno con 40 años cumplidos, y sin ser aún militante del Partido Socialista, dentro de la afinidad ideológica que compartía. En lo personal, el ofrecimiento de convertirse en consejero lo recuerda como "absolutamente inesperado". En lo político le pareció "un intento muy interesante de constituir un gobierno transversal, de amplio espectro, y que por tanto representara esa pluralidad que tenía ya en aquellos momentos Navarra". Puras califica la experiencia de "muy importante, y muy intensa" como consejero de dos ámbitos de responsabilidad tan importantes y complejos como Sanidad y Bienestar. A pesar de ello dice que prevalece una sensación de lo "a gusto y cómodo" que se encontró "en todo momento con todos los miembros" del Ejecutivo, destacando el clima personal existente.

Dice que no entendió entonces ni ha llegado a "entender bien" posteriormente, "por qué en todo caso", tras la dimisión de Otano "no se podía mantener un gobierno de aquellas características. Aunque hubiera salido el Partido Socialista. "No hay que olvidar", recuerda, que de los tres consejeros por parte del PSN, "dos éramos independientes entonces", y se pregunta por qué el Ejecutivo no continuó presidido por Alli o una tercera persona, aunque recuerda, si bien no participó, que una "nutrida representación de personas relevantes del partido" fue a Madrid a defender esa tesis. En todo caso, fue el preámbulo de una larga travesía en el desierto en la que Puras participó en primerísima línea, porque el gusanillo de la política le alcanzó hasta llegar a ser candidato a la presidencia del Gobierno de Navarra y posteriormente dimitir en verano de 2007 por aquel recordado 'agostazo' en el que el PSOE desautorizó el acuerdo programático alcanzado entre el PSN y Nafarroa Bai e IU.

Puras reconoce paralelismos entre la experiencia de 1995 y la de ahora, y observa "coordenadas bastantes similares entre aquel Gobierno de Otano y el actual de Chivite. "una pretensión intergradora desde distintos puntos de vista políticos y de sensibilidades".

Exconsejero de Industria

"Se trataba de ofrecer otras variantes a la política en Navarra"

Iñaki Cabasés fue otro de los nombres propios destacados del momento. Recuerda una "situación con una enorme convulsión política, primero porque se acababa de romper UPN de una manera muy traumática, y por la corrupción que asolaba al Partido Socialista". Ese contexto, unido al surgimiento de CDN "abrió otras posibilidades", pues "de alguna manera se libraba de lo que era la parte más extrema de la derecha en Navarra". Cabasés recuerda que la nueva formación de Alli "captó mucho voto de todos los sectores, incluido el nuestro", pero dio lugar a la conformación de un "gobierno de progreso que pudiese ofrecer otras variantes a lo que hasta ese momento había vivido la política en Navarra".

Para Cabasés la HB de aquel entonces "jugaba a la contra de todo, seguía en los momentos duros, y resultaba sumamente difícil poder contar con ese mundo desde el punto de vista político para nada". El ex político cree que el acuerdo tripartito alcanzado "suscitó una enorme expectativa y esperanza en la sociedad navarra que de alguna manera estaba aburrida de aquella constante entre UPN PSOE, PSOE y UPN que estaba marcada fundamentalmente por toda la derecha sociológica de Navarra, que es a lo que ha aspirado siempre. Y aquello se rompió y suscitó la alarma". Cabasés critica a los socialistas que el partido "nunca dio explicaciones de aquella famosa cuenta en Suiza". Y cree que de haber continuado, aquel Gobierno "probablemente hubiese consolidado una mayoría social importante en más legislaturas, porque aglutinaba un poco todo, dejaba un poco fuera la parte más radical de la sociedad y una amplísima mayoría social que también involucraba a Izquierda Unida", aunque se quedase voluntariamente fuera del Ejecutivo. "Fue precisamente esa posible consolidación lo que hizo que las fuerzas vivas de la derecha en Navarra tratasen de tumbar al Gobierno".

"Creo que se demostró que podía haber unas soluciones distintas con gobiernos de coalición"

Exvicepresidente de aquel Gobierno

"Fue un intento muy interesante de constituir un gobierno transversal, de amplio espectro y representativo"

Exconsejero de Sanidad y Bienestar

"Aquel acuerdo suscitó una enorme expectativa y esperanza en la sociedad navarra"

Exconsejero de Industria