- Cálida en las distancias cortas, su insistencia en subrayar la importancia de cumplir los acuerdos programáticos, siendo de sentido común, recuerda al célebre programa "programa, programa, programa" de Julio Anguita, fallecido el pasado mes de mayo. La entrevista con de Simón, dentro de una serie de conversaciones que venimos publicando con protagonistas políticos navarros en las últimas semanas, se plantea como un repaso general a la actualidad, marcada ineludiblemente por la pandemia vírica. La portavoz de Izquierda-Ezkerra muestra su preocupación por las duras afecciones sociales en "una parte importante de la población". Recuerda que la crisis de 2008 dejó a "cientos de miles de españoles y españolas en el precipicio", y deja clara su inquietud por que aquello no se repita, mostrando por momentos un llamativo escepticismo.

Cada semana que pasa, la situación de la pandemia empeora.

-La realidad es muy preocupante. El hecho objetivo es que el virus sigue en la calle. Una vez pasado el periodo de confinamiento, la decisión de los gobiernos es una vuelta relativa a la normalidad, porque evidentemente el mundo no se puede parar. En todo caso, dependemos principalmente de la responsabilidad individual. Yo creo que el sistema sanitario, particularmente en Navarra está preparado. Está respondiendo de una manera muy positiva. De hecho se están haciendo más de mil pruebas diarias, se están rastreando los contactos cada vez que aparece un caso. Como ciudadanía tenemos que ser más conscientes del peligro que suponemos para los demás.

Imaginábamos un verano mejor, y nos encaminamos a un otoño invierno previsiblemente muy complicado.

-Eso parece. Tengo que confesar que pensaba que llegaría el calor y este virus perdería fuerza.

Un pensamiento extendido desde el inicio de la pandemia.

-Era un deseo, más que otra cuestión, porque no había ningún elemento objetivo que indicara que eso podía suceder. Por lo tanto, nos enfrentamos a un otoño complicado como nos estamos enfrentando a un verano difícil, por sus características en relación al ocio, al deseo de salir a la calle con el buen tiempo, las vacaciones... Para el otoño, veo muy preocupante en particular la vuelta a las aulas.

Un sistema público de salud no se improvisa.

-En Navarra tenemos un sistema sanitario público muy fuerte y por eso creo que nuestra comunidad está respondiendo de una manera muy positiva y efectiva. Yo desde luego estoy orgullosísima del trabajo que está haciendo sobre todo ese equipo que se ha formado para el rastreo de contagios.

Parece que la salida de la crisis no va a ser como la anterior. La cuestión está en el grado de diferencia. ¿Qué le parece el acuerdo adoptado en Bruselas?

-Pues mire, estamos muy preocupados.

Iglesias aplaudió a Sánchez en la Moncloa.

-Pues nosotros aquí en Navarra sí que estamos preocupados. Creemos que se abre una oportunidad, pero no es el acuerdo que hubiésemos deseado, porque los países del sur nos quedamos mucho más ahogados en la medida en que la economía española y la navarra quedan a expensas de las decisiones que tome la UE. Vamos a contar con un dinero importante. Ahora bien, esos fondos han de utilizarse para una reconstrucción económica y social, un nuevo modelo industrial basado en esa transición ecológica de la economía, pensando en el bien común y en el bienestar de la ciudadanía. El riesgo es que haya recortes, que Europa nos los exija. No se puede permitir ni un solo recorte social ni laboral ni en las pensiones. Además, hay que aumentar los ingresos a través de una fiscalidad justa y progresiva, y eso pasa por reformar el impuesto de sociedades e implementar un impuesto a la riqueza aunque fuera temporal. Tenemos una fiscalidad totalmente injusta, y es el momento de avanzar. No se le puede apechugar ni apretar más a la clase trabajadora. Si la claves van a ser las neoliberales de 2008, esto traerá más precariedad y pobreza.

El Gobierno de Navarra coincide en la necesidad de una salida social. Pero para esa senda, también depende del nivel de ingresos. ¿Tiene I-E todas consigo en este tema?

-No, incluso antes de esta nueva crisis hemos insistido en múltiples ocasiones en esa necesaria reforma fiscal. Lo volvimos a hacer en la comisión especial para el Plan Reactivar Navarra, y hace poco en una declaración institucional en el Parlamento. Ahí sí notamos un cambio importante, y es que tanto Geroa Bai como el Partido Socialista se abstuvieron. Yo hago un llamamiento a estos dos grupos para que reconsideren esta situación. Estamos proponiendo medidas que nos podrían suponer unos ingresos de 500 millones de euros al año para las arcas públicas en Navarra. ¿Qué contribuiría también? Una banca pública, que sería un instrumento clave para financiar. Por ejemplo, ante lo que está ocurriendo con la planta de Siemens Gamesa. Con esta banca sería mucho más fácil transformar esa empresa en una pública, aprovechando el capital humano de todos sus trabajadores y trabajadoras. También va a ser absolutamente fundamental que se cumpla el acuerdo de programa de gobierno pactado entre el PSOE y Unidas Podemos. En particular, en todo lo que tiene que ver con la reforma laboral y la ley de estabilidad presupuestaria.

Menciona el problema de Siemens Gamesa. ¿Puede ocurrir como con Faurecia hace 5 años? Mucha atención política e informativa, sin que ello revirtiera la decisión de cierre.

-Es así, lo decía esta semana en la que hemos recibido a los trabajadores y trabajadoras del Comité de Empresa, la realidad es objetiva.

De impotencia...

-¿Por qué esta empresa se va, si tiene posibilidades de negocio, hay actividad y previsión de ganancias? Se va porque puede. Una empresa que ha recibido ayudas públicas. Es la legislación europea, la española e incluso también la navarra quien lo permite. Eso es lo que hay que cambiar. No se puede permitir que una empresa se deslocalice porque en este caso a la empresa le venga mejor irse a Portugal porque habrá calculado que sus beneficios van a ser mayores. ¿Quién pierde? La clase trabajadora y Navarra como comunidad autónoma, que fue pionera además en todo lo que tiene que ver con el desarrollo de las energías renovables. Por lo tanto, si esta empresa se va, tenemos que explorar las posibilidades para mantener esa actividad.

Sobre la renovación del Convenio y la disposición al fondo autonómico. ¿Navarra puede salir malparada?

-Pues no lo sé, no debería, los fondos deberían repartirse de forma equitativa, con criterios de solidaridad también interterritorial, y en fin, el homólogo en el Estado de la presidenta del Gobierno de Navarra María Chivite es de su mismo partido. A mí no me cabe en la cabeza que pudiéramos tener un trato discriminatorio en negativo. Por lo tanto, ahí vamos a estar apoyando al Gobierno de Navarra, para que nuestra comunidad reciba el trato económico que se merece. En todo caso, en los años venideros, y más allá del 2022, no puede ser que todo sea endeudamiento, porque si no va a ser muy complicado recuperar la economía.

Si baja la actividad económica, desciende la recaudación.

-Esa es la cuestión, los cálculos que ha hecho el Departamento de Economía y Hacienda señalan un déficit en los Presupuestos de 2020 de 184 millones de euros. No sabemos si va a ser eso, o más , o menos... pero ya es un déficit muy importante en relación a lo previsto. Por lo tanto la reforma fiscal en Navarra es absolutamente necesaria.

¿Qué balance hace del primer año de legislatura?

-Luces y sombras. La covid ha condicionado mucho toda la actividad política, pero hablando en general, nosotros apoyamos el programa de Gobierno, y lo seguimos apoyando, desde fuera, porque valoramos el acuerdo programático como de mínimos, de centroizquierda, pero muy lejano de nuestras posiciones en relación a las cuestiones económicas. En el tema educativo tenemos una enorme decepción y en fin, es muy pronto para valorar, porque esta crisis sanitaria ha desvirtuado prácticamente todo. Ahora lo que queda es ver cómo responde a los retos tan importantes que hay, si centrándose en las necesidades de la ciudadanía o se doblega a las presiones del capital.

Con un solo escaño, camina usted cual llanera solitaria. ¿Cree que se ha entendido la posición de I-E de no estar en el Gobierno?

-Yo creo que sí, además, es la misma posición que tuvimos en la legislatura pasada, fuera del Gobierno contribuimos de una manera muy decisiva y positiva. Y en esta legislatura estamos haciendo exactamente lo mismo.

Izquierda-Ezkerra no se coaligó con Podemos, mientras que IU hizo lo contrario de cara a las Generales. ¿Por qué en el Estado sí y aquí no?

-Las cosas pasan así. También Izquierda-Ezkerra es una coalición que ha dado unos resultado excelentes, a pesar de los de ahora, y estamos convencidos de que es absolutamente necesaria una izquierda no nacionalista fuerte e independiente.

¿Entonces se caminará hacia esa confluencia con Podemos? ¿Hay coincidencias suficientes?

-Pues mire, veremos lo que pasa, tenemos 3 años por delante. De cara al próximo proceso electoral veremos qué condiciones se dan y qué ocurrirá, pero una cuestión son las alianzas electorales que se puedan hacer valorando que es lo más oportuno para las posiciones de izquierdas, y otra cuestión, bajo mi punto de vista absolutamente fundamental, es ir aglutinando fuerzas, formas de ver y pensar en torno a un proyecto común de izquierdas, porque nuestro objetivo es cambiar este modelo capitalista por otro país de libertades e igualdad. Desde luego, seguimos siendo rupturistas con esta Constitución del 78 que ni siquiera se ha cumplido.

I-E es una coalición formada por Izquierda Unida y Batzarre, y afronta su tercera legislatura. ¿La gente ha olvidado la singularidad de cada componente?

-A mí eso no me preocupa. Me preocupa que Izquierda-Ezkerra sea un referente claro. Si algo nos permite el estar fuera del Gobierno es mantener una posición propia, en estos momentos fundamental.

Estuvieron a punto de no poder entrar en el Parlamento. Eso hubiese sido para ustedes un cataclismo.

-Ya, pero no lo fue. Nuestra debilidad no la vamos a ocultar, pero creo que nosotros siempre hemos trabajado en este Parlamento de una manera muy seria y rigurosa.

¿Con qué presidencia se siente más cómoda, con la de Barkos o con la de Chivite?

-En la acción de Gobierno yo me sentía más cómoda desde el punto de vista ideológico y programático mucho más cómoda y mucho más identificada con el Gobierno anterior. El actual, en nuestra opinión, ha girado más hacia el centro.

¿Es la última legislatura para Marisa de Simón?

-Seguro. Pensé que la anterior iba a ser la última.

¿Hay ganas de dejarlo?

-No, porque una cosa es lo personal, cumplo 61 años en agosto, y podría estar jubilada. Pero decidí dar este paso porque me pareció que era lo que correspondía. No es que esté deseando irme, sino que creo que ha llegado el momento de una renovación, que ya tengo edad para dedicarme a la política desde fuera. Pero en estos momentos duros, si ya era firme mi compromiso, ahora lo es muchísimo más. En los tiempos difíciles, uno no abandona el barco.

Sin José Miguel Nuin ni usted, la organización pierde mucha experiencia.

-José Miguel lleva trabajando conmigo muchísimos años, sigue haciéndolo ahora.

De forma muy discreta, porque él no se habrá apartado de la política, pero sí de la primera línea.

-Nosotros somos así en general. Fuera del foco, José Miguel sigue colaborando, como otros tantos compañeros y compañeras, que son los que mantienen esto, también los de Batzarre.

¿Cómo se prepara su relevo? ¿A partir de cuándo cristalizará?

-Ya la teníamos marcado y definido, porque una cosa es el Parlamento y otra el relevo de Izquierda Unida. El relevo en IU lo teníamos perfectamente definido, iba a haber una asamblea el pasado otoño, pero llevamos un retraso. En cuanto se produzca la Asamblea Federal de Izquierda Unida, nosotros haremos nuestra asamblea aquí, y yo no continuaré. Veremos quién ocupa esa coordinación, porque no se trata tanto de la persona como del equipo. Evidentemente hace falta mucho compromiso, son tiempos muy complicados. Dedicarse a la política requiere mucho sacrificio. Hay que tener en cuenta que yo soy una privilegiada, porque soy funcionaria, y no arriesgo nada. Y claro, en un partido como el nuestro la gente arriesga muchísimo dedicándose a la política.

Hablemos de la política estatal. Para ustedes, partícipes de un gobierno de coalición, el momento es histórico.

-Nuestra afiliación decidió entrar en el Gobierno, y ahí estamos. Ahora de lo que se trata es que nuestra presencia sirva para que se cumpla el acuerdo en cuestiones fundamentales, como la reforma laboral y la ley de estabilidad presupuestaria. Eso es lo que permitirá que este Gobierno tenga éxito o no lo tenga.

En un contexto dificilísimo.

-En el que además no hay mayoría. Entonces depende del Partido Socialista a ver qué decide, porque si empieza a tontear excesivamente con la derecha, pues veremos. Nuestra apuesta es mantener ese gobierno, pero manteniendo el programa. Aquí lo que define es el programa.

Eso requiere entenderse con todos los socios que apoyaron la investidura.

-Efectivamente, aquí que cada palo que aguante su vela. Todos tienen responsabilidad. Lo que puede mantener esto es ese programa de izquierdas. Toda la izquierda que se pueda, porque cuanto más a la izquierda , la salida será mucho más justa para las clases trabajadoras y para toda la sociedad. Por lo tanto, deseo a este gobierno de coalición un futuro largo.

Hay quien dice que abrir el melón del debate monarquía república no beneficia a las izquierdas por el ruido e inestabilidad que se puede generar.

-Pues yo no lo veo así. Creo que ese debate beneficia es a la sociedad española, que es quien debería decidir sobre el modelo de estado que desea. Y mucho más, en este contexto tan duro y complicado, en fin todos estos indicios de corrupción. Esta es una institución que desde luego no sirve. No sirve para salir de esta crisis ni ha aportado nada a esta situación, por lo tanto este debate está más vivo si cabe que nunca.

¿Pero van a abrir el melón a fondo o tendrán que tragarse muchos sapos por estar en el Gobierno?

-Bueno, es como todo, un acuerdo de Gobierno no nos hace perder nuestra identidad, o no debería por lo menos.

Pero tienen riesgo de tragarse unos cuantos sapos.

-No, no se trata de tragar, sino de construir mayorías para que pueda haber un referéndum. Si el Partido Socialista dice no, es no. Para que haya aquí un referéndum monarquía república hace falta una mayoría social que así lo apoye, y una mayoría parlamentaria.

¿Estamos ante una oportunidad histórica para esa mayoría social republicana?

-Buah, lo dudo, dudo que sea una oportunidad mayor o mejor que en otros momentos,

La abdicación pudo ser otro...

-Sí, para nosotros el momento fue la abdicación del rey emérito, del ciudadano Juan Carlos de Borbón. Incluso más favorable bajo mi punto de vista que ahora.

¿Sí? Pero aquello suponía un cortafuegos con una figura nueva. Ahora, en la medida de que la crisis afecta también a Felipe VI, parece de mayor calibre.

-En estos momentos la sociedad española es mucho más consciente de lo que supone la figura del rey. Es que sale corrupción por todos los lados. Y es mucho más consciente de que la monarquía no aporta nada, no tiene ninguna capacidad para afrontar los problemas sociales y económicos que tiene nuestro país. Este sí que es un elemento más que se añade a la inutilidad de un sistema totalmente arcaico y decimonónico, y que aporta pensamiento, para que la ciudadanía reflexione y analice.

¿Visitas como la que están a punto de hacer Felipe VI y Letizia en Navarra ya solo sirven para los monárquicos convencidos?

-Claro que la monarquía tiene sus adeptos, pero desde luego no está en un buen momento. De hecho aquí se ha visto también en la respuesta ciudadana. Creo que la monarquía se asocia mucho con el postfranquismo. Muchas personas la vivían como un adorno, como algo simbólico, pero claro, ahora vemos que no solamente es un adorno, sino que es un supuesto nido de corrupción.

"Estoy orgullosísima del trabajo del equipo formado en Navarra para el rastreo de contagios"

"Ha llegado el momento de una renovación, ya tengo edad para dedicarme a la política desde fuera"

"Estamos muy preocupados con el acuerdo al que se ha llegado en Bruselas, el riesgo es que haya recortes"

"La sociedad española es en estos momentos mucho más consciente de que la monarquía no aporta nada"