No ha sido el inicio de curso soñado para el Gobierno de coalición que componen PSN, Geroa Bai y Podemos. Durante las últimas semanas, las dos fuerzas mayoritarias han mantenido una disputa pública que va mucho más allá de una enmienda puntual para rebajar las horas a los profesores de la red pública y privada. El episodio, que ha procurado cruces de declaraciones, intentos de paralización mediante informes jurídicos, informes desfavorables y, ayer, críticas descarnadas desde el atril del Parlamento, evidencia que en el seno del Gobierno existen tensiones que, por las razones que sean, no se saben resolver en el seno del acuerdo programático. ¿Lo malo? Que este tipo de jugadas podrían terminar erosionando al Gobierno. ¿Lo bueno para los socios? Que el debate, aprobada la enmienda, se amortigua un poco, y que ayer mismo la propia Uxue Barkos quitara hierro al asunto, asegurando que se trata de una discrepancia puntual y normal entre socios y no una crisis de Gobierno. “Quienes hacen avisos apocalípticos y quieren ver lo que no hay, se equivocan”, aseguró ayer Barkos tras la aprobación de la enmienda.Pero lo cierto es que la sesión de este jueves fue un encontronazo en toda regla entre el PSN y Geroa Bai, el estallido de una disputa larvada durante meses, y que tiene mucho que ver con el funcionamiento de Carlos Gimeno al frente del departamento. Los socios le achacan falta de comunicación, escasa capacidad de consenso y trabajo en equipo y que funcione como si tuviera mayoría absoluta, algo que no tiene. Se han ido acumulando las faltas y Geroa Bai veía con preocupación la falta de sintonía con la comunidad educativa y la posible regresión de derechos que conllevaban algunos de los movimientos del departamento. El problema no ha sabido resolverse en los circuitos internos y ha hecho ruido. “Quizás la comunicación podría haber sido mejor”, terciaba Mikel Buil, de Podemos. En cualquier caso, la situación la definió bien Marisa de Simón: “Decir que esto que hemos vivido aquí es kafkiano es quedarse corto”.

El PSN, desde el principio, obvió el fondo del asunto e interpretó la iniciativa como una especie de venganza contra Carlos Gimeno, como si fuera una obsesión de María Solana, exconsejera de Educación y actual parlamentaria de Geroa Bai. Es un argumento que no vale. Basta pulsar la opinión de los sindicatos de enseñanza, unidos como nunca: UGT, CCOO, ELA, LAB, Steilas, Anpe, Sepna y Afapna, consultados por este periódico la semana pasada, coincidieron en criticar las formas del consejero, al que critican una actitud poco flexible. “Si tienes enfrente desde la Concapa a Ikasle Abertzaleak, háztelo mirar”, resumía una sindicalista. “Acordar con un 1% de la representación sindical nos parece que no es legítimo”, opinó Bakartxo Ruiz, que secundó la enmienda. El PSN no ha sido capaz de mirar más allá, ha cerrado filas en torno a su consejero y ha tomado dos vías. Primero, la de intentar desactivar la enmienda -que veía que salía adelante con Navarra Suma- mediante informes de oportunidad. El lunes, en Mesa y Junta, los socialistas alegaron cuestiones procedimentales para parar la tramitación. La Junta de Portavoces rechazó esa baza y el PSN dijo que pediría un informe jurídico. Ayer fue el último intento por esa vía: el registro recibió un escrito del vicepresidente Remírez con una opinión desfavorable a la enmienda, por cuestiones presupuestarias y legales. Así que, en segundo lugar, al PSN le quedó criticar a los demás por la iniciativa. “¡A ver si Esparza va a pactar con los nacionalistas más que nosotros!”, arrancó, poco antes de insinuar que la enmienda podría ser inconstitucional y que Geroa Bai había “decidido unilateralmente pactar con la derecha rancia y malvada”. “Se preocupan más en tumbar al consejero que sumar a la educación navarra”, dijo Alzórriz.

Pero la actitud de Geroa Bai fue otra, más tranquila. Solana señaló la ofensiva “por tierra, mar y aire” del PSN por parar la iniciativa, y celebró que la propuesta sobre docentes “tome forma y garantice por ley lo que desde el departamento no se ha garantizado”. “¿Qué hubiese pasado si se hubiera decidido no cumplir con una parte acordada con los sanitarios? Lo que estamos haciendo es evitar un recorte en un soporte vital de los servicios esenciales”.