- El Gobierno de Navarra comienza esta semana la elaboración del presupuesto del próximo año, y lo hace con “buenas perspectivas”, al menos dada la coyuntura actual. Los últimos datos macroeconómicos apuntan a una recuperación en medio de las muchas incertidumbres que ofrece el panorama socio-sanitario, y aunque la recaudación va a caer de forma importante este año, en Hacienda confían en que finalmente no alcance el 20% que se preveía a finales de mayo.

Es en este contexto en el que el Gobierno inicia esta semana la elaboración de las cuentas públicas del próximo año. El primer paso serán las reuniones dentro del Gabinete, donde habrá que concretar las prioridades generales del presupuesto y determinar el margen de inversión que cada departamento tendrá el año que viene.

Algo que habrá que coordinar también a nivel político entre los tres grupos que sostienen al Gobierno, que deberán cerrar una posición común desde la que buscar después mayorías en el Parlamento. La situación actual, con un presupuesto a la baja y una coyuntura muy volátil que exige modificaciones continuas en el gasto presupuestario, invita a fortalecer el eje PSN-Geroa Bai-Podemos. Sobre todo entre los dos socios principales, que tras un primer año de colaboración han mostrado las primeras divergencias públicas.

La mayoría presupuestaria apunta nuevamente a EH Bildu, que ya facilitó las cuentas de 2020, y que sigue siendo el socio más coherente con los planteamientos políticos que maneja el Ejecutivo foral. El Gobierno en cualquier caso no se cierra ninguna puerta. Ni siquiera la de Navarra Suma, a quien se le volverá a tantear para comprobar si el giro pactista anunciado por Javier Esparza es real o solo un intento de romper la mayoría parlamentaria que facilitó la investidura de María Chivite. Ciudadanos ya ha mostrado su disposición a abrir cauces de diálogo.

Hay voluntad de acuerdo para sacar adelante un presupuesto que será diferente al del año pasado. En los próximos días se va determinar el techo de gasto, que será menor al que se presupuestó para este 2020, lo que obligará a reordenar -o en su caso recortar- algunas partidas. Y aunque la negociación formal con la oposición tendrá lugar en el Parlamento una vez aprobado el anteproyecto, habrá contactos públicos similares a los del año pasado. Participar en el diseño de las líneas generales es una de las demandas de EH Bildu.

De momento, el Gobierno de Navarra trabaja con la previsión de una caída del PIB de entre el 9,0% y el 10,2% para este año, con un rebote positivo de entre el 6,5% y el 7,2% para 2021. Cifras avalada por la Airef que, junto con las buenas perspectivas de empleo y de actividad industrial (la buena marcha de la economía en el norte de Europa juega en favor de la Comunidad Foral), van a servir para determinar el techo de gasto. Es lo que le hace ser “precavidamente optimista”, en palabras de la propia presidenta, María Chivite, de cara a la elaboración de un presupuesto que, con las previsiones actuales tendrá unos 150 millones menos que en 2020.

El reto, apuntan desde el Gobierno, no es tanto de dónde se retraen esos fondos, en torno al 4% del total de la inversión, sino cómo se recompone el conjunto del proyecto de gastos, que habrá que adaptar a la nueva realidad que ha generado la irrupción inesperada del coronavirus. En este contexto, la prioridad principal seguirá siendo hacer frente a la pandemia, tanto en su vertiente sanitaria como educativa. La “reconstrucción”, en cuanto a fomento de la actividad económica, y la garantía de la cohesión social en un escenario de dificultad para muchas familias, son los otros dos pilares principales de la cuentas públicas.

El resto será secundario, a la espera de concretar los fondos europeos previstos para el próximo año. Proyectos de gran valor añadido que pueden reportar a Navarra entre 450 y 850 millones en los próximo años, pero cuyo reparto corresponde al Gobierno central, que todavía no ha concretado qué criterios se van a emplear para repartir las ayudas, ni si estas deberán estar contempladas ya en los próximos presupuestos.

Hay además dos elementos importantes que quedan todavía por aclarar. El primero es el endeudamiento. Navarra tiene autorización para emitir este año nueva deuda equivalente al 2,3% del PIB, unos 450 millones. Cifra que puede no ser suficiente, pero que el Ministerio se ha comprometido a revisar a la alza si fuera necesario.

Algo que el Departamento de Elma Saiz tiene que concretar durante este mes de septiembre, en el que también deberá hacer una previsión de los fondos externos necesarios para el próximo ejercicio. Términos que habrá que acordar nuevamente con el Gobierno central, que mantiene vigente la Ley de Estabilidad Presupuestaria, y con quien tendrá que fijar además la aportación de Navarra a las arcas generales. Las negociaciones están ya en marcha, y el Gobierno foral confía en reducir algo la aportación como compensación por las nuevas competencias que tiene previsto asumir en los próximos meses, como son Tráfico, el Ingreso Mínimo Vital o la sanidad penitenciaria.

La otra incógnita por aclarar, mucho más sensible, es la política fiscal. Tanto EH Bildu como Podemos han planteado revisar al alza algunos impuestos, al menos de forma temporal. También Geroa Bai, aboga por buscar fórmulas de aporten mayor recaudación, aunque en este caso por la vía de las bonificaciones fiscales, que propone reducir. No es el escenario que más le agrada al Gobierno, que advierte de que en un contexto de contracción económica no hay mucho margen para tocar la tributación.

Es el juego de la tramitación presupuestaria, la ley más importante del año, que tiene además una importante connotación política. Si bien la prórroga de un presupuesto que no se ha podido ejecutar en su totalidad no supone mayor inconveniente administrativo, su aprobación medirá la estabilidad política del Gobierno en su segundo año de mandato. También en lo referente a la relación entre PSN y Geroa Bai, lo que va a exigir mejores cauces de comunicación y mucha transparencia en los números si se quieren evitar posibles suspicacias entre los dos socios principales del Ejecutivo foral.

Referencia. La recaudación fiscal de la Diputación de Bizkaia ha caído un 19,4% hasta el 31 de agosto, lo que supone casi 1.000 millones menos para el territorio foral. Este descenso es la consecuencia del parón de la actividad económica generado por la covid-19 y de las medidas tributarias para hacerle frente aprobadas por la Diputación, entre ellas el aplazamiento de varios impuestos, lo que lleva a las autoridades vizcaínas a confiar en una recuperación en el último trimestre del año, en el que ya se ha reactivado la economía y se recaudarán los aplazamientos. El dato no obstante va en línea con la recaudación de Navarra, que hasta julio había caído también un 19%. Ambos territorios cuentan con un importante peso de la industria en sus respectivas economías. No obstante, y al igual que en Bizkaia, la Hacienda navarra confía también en una ligera recuperación que permita que los ingresos sufran una caída inferior al 20% inicialmente previsto.