-Si la aprobación de los primeros Presupuestos de la Legislatura fue importante, un acuerdo sobre las futuras cuentas resulta crucial. La pandemia va para largo y la crisis económica se presume profunda. La situación exige a los partidos un plus de responsabilidad y de altura política, y ese requerimiento puede suponer también una oportunidad estratégica.

Están en juego muchos aspectos sociales fundamentales, y también la necesidad de no dañar aún más la actividad económica, muy mellada tras 6 meses de epidemia. Un auténtico laberinto, que exige disposición y sapiencia, anima a enterrar dogmatismos, pero que no excluye del todo el cálculo táctico que por definición contiene la actividad política. Cada formación se va a someter al escrutinio de las decisiones que tome, y a la observación de los vasos comunicantes que también están en juego, pues en paralelo al desarrollo de las conversaciones presupuestarias en Navarra, se juega una partida similar en torno al Gobierno del Estado. En esa doble pantalla, triple, si atendemos a la reforzada entrente PNV PSE en la CAV, o cuádruple, si miramos a Europa, buena parte de las miradas en Navarra se van a posar sobre la actitud y disposición de EH Bildu para acordar unas segundas cuentas.

Su relevancia en lo que va de legislatura es clara; su posición fue clave para que el Gobierno foral pudiera conformarse el año pasado, y para sacar adelante los primeros Presupuestos. Bildu es una pata para la estabilidad del Gobierno de Navarra, y el reto para el Ejecutivo será consensuar unos compromisos suficientes como para lograr su abstención, como en febrero. Pero por aquel entonces discurría el coronavirus parecía aún una amenaza lejana, la economía carburaba muchísimo mejor que ahora, y la expansión era posible. Ahora, como expresó la propia Ruiz en este periódico hace 10 días, el punto de mira de su formación se fija principalmente en la fiscalidad, dadas las necesidades de nuevos ingresos. Pero como expresó Barkos el pasado lunes, en política económica a veces las aparentes reglas de tres quedan desmentidas, y soluciones aparentemente sencillas pueden tener un efecto rebote. En cualquier caso, las urgencias sociales redoblan la presión de unos y otros, e interpelan a todos los partidos sobre cómo afrontarlas eficazmente. La clave de la estrategia que puede adoptar EH Bildu Nafarroa radica en el acercamiento crítico que la formación tiene en Madrid respecto al Partido Socialista, estrategia que viene de lejos y le consolida poco a poco como un socio, incómodo, pero socio al fin y al cabo. Si “estamos ante un momento de especial importancia”, como dijo Otegi, que requiere diposición a dialogar y acordar en Madrid, en Pamplona va a imperar este mismo marco posibilista.

Al Partido Socialista, como cabeza del Gobierno tripartito le toca de forma especial facilitar el clima de diálogo adecuado para que la negociación con Bildu pueda acabar en acuerdo. La carta que tienen los socialistas y el resto de socios del Gobierno es rotunda: la necesidad de unos nuevos Presupuestos. La posibilidad que se cierren con Navarra Suma está abierta, pero no parece realista. De momento, tanto el PSN como Geroa Bai, testan la posibilidad de algún tipo de entendimiento con Navarra Suma una vez que el liderazgo de Javier Esparza en UPN ha quedado apuntalado, y que la estrategia de confrontación total de la derecha en Madrid ha naufragado.

El pasado lunes, tras la Mesa y Junta de Portavoces, Uxue Barkos emplazó el lunes a todos los partidos a pasar de los pronunciamientos a la negociación sobre cifras y márgenes reales . La coalición ha venido subrayando la necesidad de asegurar la firmeza en las negociaciones pendientes con el Gobierno Central. Tanto el PSN como Geroa Bai parecen reacios a acudir a la vía impositiva, pero no descartan reformas que puedan generar más ingresos a las arcas públicas. De momento, el Gobierno Foral ha rechazado por motivos técnicos la tasa covid para compensar la pérdida de ingresos.

Esta formación morada, tercera pata del Gobierno, vive una nueva etapa institucional en paralelo a la presencia morada en el Gobierno de España. Ello supone trágalas pero también oportunidades y vías para incidir. Por ejemplo: El vicepresidente segundo, Pablo Iglesias se reúne hoy con la portavoz de EH Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurua, y el portavoz adjunto Oskar Matute. Puede abrir camino.

Marisa de Simón, única parlamentaria de la coalición ha subrayado sus condiciones para dar el visto bueno a las cuentas. Si EH Bildu se termina absteniendo, lo esperable, tal y como sucedió en la anterior tramitación, es que I-E haga lo propio.

Va a resultar interesante comprobar si Navarra Suma consolida algún tipo de variación de sus posiciones. La labor de la oposición, como la de cualquier Gobierno se mide también por su sentido común. Además, ahora a Navarra Suma le resulta más rentable aflojar el piñón, esperar acontecimientos, y cambiar de discurso. Levantar el pie de un acelerador que le llevaba a derrapar. Hoy Esparza acusa a Chivite de “seguidismo” a Sánchez. “Usted va a hacer lo que le digan que haga desde Madrid” le dijo en sede parlamentaria. “Madrid” en el relato de la derecha. Un giro llamativo, y con potencial recorrido, si consigue hacer olvidar que Esparza pilota una coalición con PP y Ciudadanos.