- Del consenso entre partidos que trajo la pandemia en marzo ya no queda ni rastro. Cuando estalló la crisis del coronavirus, la situación fue tan traumática que todos los grupos hicieron piña para sacar adelante las medidas urgentes que se necesitaban en los hospitales y en la economía. Pero los meses han pasado y la trifulca partidista ha vuelto a imponerse, aunque el virus siga tan vivo como en marzo.

La sesión de ayer en el Parlamento, una de las más broncas en lo que va de era covid, fue el mejor ejemplo: Navarra Suma, aislada en la oposición, sin margen de acuerdos y resentida por ver que su ultimátum al Gobierno -al que exigió contraprestaciones concretas a cambio de apoyar el decreto de sanciones de ayer- quedó en nada. La derecha votó en contra del decreto y recurrió al insulto personal y la descalificación fácil como argumento en el debate, algo prácticamente inaudito en la Cámara. Javier Esparza, portavoz de la derecha, no asimiló una intervención previa del portavoz socialista Ramón Alzórriz -que por lo demás tampoco dijo nada del otro mundo- y le llamó "macarra de tres al cuarto". "Nos ha difamado con un discurso miserable", se quejó Esparza, que fue a más: "Acaba de dinamitar el diálogo en la Comunidad Foral, pero tenga claro que nosotros no nos vamos a callar y no nos va a marcar el camino ningún macarra de tres al cuarto por muy parlamentario que sea".

En realidad, no se trataba de ninguna respuesta a una provocación previa de Alzórriz. El portavoz del PSN simplemente criticó en su intervención que Navarra Suma se haya instalado en la "algarada permanente" en la que están "PP y Vox". "Es una fuerza que ha perdido sus valores y principios", reflexionó Alzórriz, quien tiene la sensación -y así lo expresó- de que "Navarra Suma quiere aglutinar también el voto de Vox en Navarra". Tildó de "gravísima" la postura de la derecha, pero más que nada porque "la ciudadanía no entiende los ultimátums políticos", sino que quieren acuerdos.

No sería más que un episodio desagradable si no evidenciara un trasfondo. La actitud de Navarra Suma denota un cambio en la estrategia, una deriva hacia el insulto personal que señala irremediablemente hacia un final de camino: una vez que desde el atril del Parlamento se recurre a la descalificación ad hominem, no hay mucho más que ofrecer. Es la expresión de máxima soledad de una fuerza autoaislada en la oposición, sin margen para acuerdos básicos -el decreto contenía refuerzos en las sanciones, nada más- a las puertas de la negociación presupuestaria para el año que viene, que desde luego no puede empezar con peor pinta desde el punto de vista de la participación de la derecha. ¿A qué responde? Es una incógnita. Pero las posiciones están enconadas.

El resto de grupos tampoco entiende la actitud de Navarra Suma. Barkos, de hecho, lamentó "la innecesaria y frívola tensión que han dejado en los últimos días" ciertas actitudes partidistas" que llegó a tildar de "deleznables" en el caso de Navarra Suma, fuerza a la que criticó estar instalada "en el pim-pam-pum político" para tapar "incapacidades políticas". La semana pasada, Cristina Ibarrola planteó si la consejera de Salud, Santos Induráin, no debía dimitir. Lo dijo un poco de pasada, como si le hubiera venido a la cabeza la posibilidad durante el debate. Pero es que ayer Esparza sacó el tema de nuevo con mucho más empaque. Es decir, que no se ha reconsiderado una petición que todos vieron excesiva, sino que se ha ido más allá.

Bakartxo Ruiz (EH Bildu) también afeó la actitud de Navarra Suma. "La situación exige otra talla política", dijo la portavoz del otro partido en la oposición, que no se opuso al decreto pero sí pidió al Gobierno que asuma su responsabilidad con la gestión de coronavirus.

300 €

Sube la sanción por no llevar mascarilla, algo que hasta ahora podía ser penado con 100 €. Esa multa se mantiene, pero será de hasta 300 euros en el caso de que el infractor no pueda asegurar además la distancia de seguridad.

600 €

Participar en los botellones tendrá una multa de mínimo 600 euros por cada participante. Las multas por organizarlos y publicitarlos por las redes sociales quedan enmarcadas como graves o muy graves, y por tanto serán mucho mayores.