Jornadas intensas para Mikel Irujo (Caracas, 1972). Ha entrado en el Ejecutivo en un momento doblemente delicado, por los efectos de la pandemia y por sustituir sobre la marcha a Manu Ayerdi, con toda la trastienda política y humana que ha arrastrado su dimisión. "Las circunstancias no son las más idóneas", reconoce Irujo, que asume como "un enorme reto" y "con toda la ilusión del mundo y muchas ganas" su nueva responsabilidad en un momento "apasionante" por los mecanismos de financiación adoptados por la Unión Europea. Una "posibilidad de transformar la economía sin precedentes".

Un símil deportivo: lo suyo es como entrar a mitad de un encuentro que exige intensidad inmediata.

-Sí, y cuando un jugador sale a mitad del partido lo que tiene que hacer es darlo todo para que su equipo obtenga el mejor resultado posible.

Su nombre salió a la palestra días antes de la dimisión de Ayerdi, algo delicado para usted y para él.

-Fueron días muy complejos, muy extraños también. Tuve que adoptar decisiones de manera muy rápida. Me ha dado pena también dejar mi antigua responsabilidad. En la legislatura anterior recuperamos una visión que se había alejado mucho del contexto europeo y de la realidad de todo lo que está sucediendo en Bruselas. Me ha dado mucha pena en ese sentido, teníamos un año por delante apasionante, con la creación de la Oficina de Proyectos Europeos, algo absolutamente necesario para la Administración foral. Había que renunciar a todo eso, sabiendo que la persona que me ha sustituido es excelente.

¿Cómo ha ido el traspaso?

-Tuvimos varias sesiones con Manu Ayerdi, lo cual también es lo normal en este tipo de circunstancias. Más allá de dosieres o de documentación sobre la estrategia general del Departamento, muchas veces hace falta contexto. Todo papel tiene un contexto, que es lo que hay que conocer. No hay ese periodo de cien días que se suele otorgar a los gobiernos que empiezan. En mi caso el tren está en marcha, hay que subirse y hay que seguir dando respuesta a todo, los planes que estamos actualizando, las convocatorias en marcha, los preparativos de cara a la financiación europea, el plan de empleo€ y para eso cuento con todo el equipo que ha dejado Manu, con lo cual en absoluto es empezar de cero.

Su predecesor ha conocido la parte más dura y áspera de la política.

-Yo creo que hemos vivido la cara más oscura de la política, porque desde luego nunca es positivo judicializarla. En este caso ya hubo una comisión de investigación en el Parlamento, un informe de la Cámara de Comptos que no detectó esa irregularidad que se está persiguiendo. Sí que tenemos una Ley Foral de Gobierno, que es casi la más estricta de todo el Estado, parece que solo hay algo parecido en Murcia. Hay que saber ponderar dónde empieza y termina la oposición, y dónde se supera esa línea roja de judicialización de una actividad puramente política.

¿Qué le ha dicho la presidenta?

-Lo que dijo en público en la toma de posesión es lo que también me ha transmitido en privado. Aprovechar este conocimiento que puedo tener en las instituciones europeas para sacar el máximo provecho de esta oportunidad financiera que nos viene ahora desde la UE, que va mucho más allá de un mero reparto. Y en el ámbito más del día a día, continuar con esa labor de contacto y engranaje con el mundo empresarial y laboral fomentando también la transferencia de tecnología y contribuyendo a la elaboración de proyectos que tenemos en cartera extremadamente ambiciosos. Hubiera sido imposible imaginar unos proyectos semejantes sin el horizonte del fondo Next Generation.

Dijo en su toma de posesión que su reto es crear empleo y reactivar la economía. Una tarea hercúlea en estos tiempos.

-Por eso se llama un puesto de responsabilidad. Todos los miembros del Gobierno prometemos mejorar el devenir de Navarra, ese es el objetivo. También añadí dos palabras, que son coordinación y diálogo.

¿Eso significa optimismo?

-Es que vamos a superar esto. Si vemos la historia de Navarra, hemos superado crisis muchísimo peores. Sí que es cierto que tenemos unos indicadores que no habíamos visto nadie nunca de bajón, pero la expectativa de crecimiento es algo que tampoco habíamos conocido nunca. No solo tenemos que aprovechar para crecer y crear empleo, sino también para alinearnos con este contexto europeo.

A lo mejor en el ámbito privado la preocupación es mayor. ¿Ha empezado a testarlo?

-Sí, el optimismo no está reñido con la situación real que estamos viviendo. No somos autistas, somos muy conscientes de que además vienen unos meses muy duros todavía. Pero esa luz a final del túnel yo creo que sí que es compartida en general. También es cierto que la crisis económica no ha afectado lo mismo a todos los sectores. Hay unos mucho más perjudicados y esa luz al final del túnel es más lejana que para otros. El sector aeronáutico, por ejemplo, clave. Puede mirar usted por la ventana y no verá ni un solo avión ahora mismo sobrevolando por Pamplona. Esas diferencias sí la estamos percibiendo y en eso hay que ir trabajando, también de cara a los fondos.

¿Qué ambiente ha encontrado en los consejos de Gobierno?

-Muy cordial. Con algún consejero había tenido un trato muy limitado, por el ámbito de responsabilidad, pero a la mayor parte ya les había conocido anteriormente, con lo cual facilita. Con muchos ya he tenido la primera ronda de reuniones para ver los diferentes aspectos de coordinación, y mejorarla de cara a todo lo que nos viene.

El sismógrafo detecta alguna vibración en el Ejecutivo de coalición.

-Estamos en una nueva cultura política, se vivió prácticamente durante dos décadas en una especie de bipartidismo de posturas muy polarizadas a una visión completamente diferente de tener que pactar y consensuar en el seno de un gobierno, que hace la política extremadamente más rica.

Eso ya está consabido, y el ejercicio diario lo pone a prueba.

-Sí, por supuesto, como en cualquier otro sector de la sociedad. Una empresa se pone a prueba todos los días con diferentes retos que puede tener. Un gobierno de coalición sabe el reto que tiene por delante en cuanto a consensuar políticas, en aras a la consecución del programa elaborado. Si gran parte de las fuerzas políticas en Navarra apoyamos este Gobierno es también para no volver aquella época en la que se producía una exclusión por ser de una determinada orientación política. Hemos vivido muchos años de eso, y es algo por lo que me metí en la acción de gobierno desde 2015, para cambiar y demostrar que en Navarra no sobra nadie. Que hay que mantener un diálogo permanente e incluso incorporar en diferentes ámbitos participativos a todo el espectro político. Eso es algo que no había pasado, estábamos muy mal acostumbrados. Parecía que solo con decir 'es nacionalista' podía excluirse, incluso de ámbitos económicos. Lo cual es una aberración si queremos que esta Comunidad sea plural, diversa y salga para adelante. Todos somos necesarios. No lo digo como una frase hueca. Es realmente lo que me inspira cada mañana a trabajar por este Gobierno. El Ejecutivo anterior lo demostró con su trabajo diario y en este Gobierno, con el liderazgo de María Chivite, tenemos el reto de seguir demostrándolo. Llevamos seis años consecutivos de aprobación de Presupuestos. Y hay que irse muy para atrás en la historia de la Comunidad Foral para encontrar esto. Una cosa es la escenificación de divergencias, que aunque todo tiene un límite, para mí enriquece. Otra es la realidad plausible de que cuando hay que llegar a acuerdos de largo plazo y en momentos muy difíciles como son estos de la pandemia, se llegan y se aprueban.

Después de lo que ha pasado, ¿ha visto muy contaminado el ambiente con Navarra Suma?

-En mi primera experiencia en el Parlamento vi un ambiente excesivamente crispado, muy agresivo en alguna intervención por parte de Navarra Suma. La oposición es extremadamente necesaria, y obliga siempre a mejorar, a ser más comunicativo y dialogar, pero siempre tiene que haber una voluntad de todas las partes de, en determinados momentos, poder dialogar, y sobre todo, en situaciones de decisiones más estratégicas, poner todo de nuestra parte para que Navarra salga de esta crisis. Trabajo hay.

En su biografía se resumen parte de los avatares del nacionalismo vasco en el último medio siglo. Nació en el exilio, fue eurodiputado con Eusko Alkartasuna, participó en Nafarroa Bai y ha acabado en el PNV y en Geroa Bai.

-Sí, por parte de padre y madre son ya, si incluyo a mis hijos, cinco generaciones defendiendo una visión de Euskal Herria como sujeto político desde un punto de vista estrictamente democrático. En ningún caso nadie tuvo la tentación de elegir vías que no fueran las estrictamente democráticas. Incluso si eso supuso el destierro y el exilio.

¿Se definiría como socialdemócrata, socioliberal, democristiano?

-Voy a elevar la respuesta. Hay una cuestión que está poniendo la Unión Europea encima de la mesa, con la cual me siento completamente identificado, y creo que le respondo con eso. El llamado estilo de vida europeo, the european way of life, una de las prioridades de la Comisión Europea para estos años. Somos el continente que más gasto generamos en protección social, seguridad social efectiva, o atención sanitaria universal. Eso no existe en otros sitios del mundo y eso por supuesto es un valor que comparto al cien por cien. Está también el valor ecológico, lo que es una economía verde, en transición, circular. Y un valor de diversidad, el lema de la Unión Europea es Unidos en la diversidad. ¿Dónde está esa diversidad, dónde acaba? Nosotros lo tenemos muy claro: queremos esa Europa de los pueblos. Comparto todos esos valores y creo que son intrínsecamente los que comparte el PNV.

Hay muchas expectativas sobre los fondos europeos. ¿Existe el riesgo de que terminen decepcionando?

-Estos fondos nos han quitado el discurso de la anterior crisis, y esto es muy importante. Una economía necesita tener unos visos de optimismo en el futuro, de esperanza de cierta estabilidad y crecimiento. La incertidumbre es muy mala. La Unión Europea ha adoptado esta herramienta sin precedentes, y ha colocado en la arena política, social y económica un discurso de prestación de ayuda, en vez de el de los recortes. Eso es fundamental. En la anterior crisis, que me tocó en la actividad privada, uno no veía luz al final del túnel. Ahora todos los cuadros indican que la economía global va a mejorar. Obviamente no es lo único que tenemos encima de la mesa, los fondos no son la tabla exclusiva de salvación. Son una ayuda, un mensaje muy coherente y europeo, que nos tiene que ayudar a transformar esa economía en sectores donde estamos muy retrasados, como es la digitalización, y fomentar esa marca verde que tiene la UE. Pero obviamente también tendremos que seguir dando soporte con los fondos propios que tiene Navarra y ha venido desarrollando los últimos años. Lo que no creo que sea positivo es lanzar una imagen de que esto es una carrera para conseguir fondos. Los PERTE, Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica, a falta de mucha clarificación del Ministerio, serán grandes proyectos industriales público privados. No van a ser exclusivos de una comunidad autónoma, con lo cual habrá que ver cuál es el encaje, el interés y el nivel de financiación que conseguimos que obtengan diferentes empresas de Navarra.

Pero la clave competitiva también se observa cuando su Gobierno dice no poder dar mucha información sobre los proyectos por estrategia.

-Competición la va a haber, pero los fondos tienen que estar comprometidos para tres años, y toda Europa va a empezar con un retraso, porque todavía no hay ni un solo plan nacional adoptado, entre otras cosas porque el reglamento se ha implantado esta semana. Antes del 30 de abril no va a haber ni un solo plan nacional aprobado todavía. Toda Europa va a empezar tarde, la bolsa de dinero va a seguir ahí y este año, tal y como funcionan los presupuestos, aquí y en todos los sitios, va a ser casi imposible asumir -esa es mi opinión- los 24.000 millones de euros que corresponden al Estado español. Entre que se apruebe el plan nacional, y se consigan hacer las convocatorias y transferencias, va a ser todo un reto asumir esa gran cantidad en pocos meses. Con lo cual, el año 22 va a estar ahí, y el 23 también. Cuando digo una carrera es porque mediáticamente esto va ser a ver quién llega primero, como si fuera el que más dinero va a conseguir, y es una carrera de fondo a tres años. Ya veremos cómo se cuantifica el retorno, porque habrá actuaciones en las que participen grandes consorcios, con empresas de Navarra, pero a lo mejor no está liderado ni siquiera desde el sector público navarro. No sé si pasará a la inversa... todavía nos faltan muchas claves para conocer.

Entre los sectores que reclaman ayuda están la hostelería y el turismo. ¿Qué se les puede decir de cara a Semana Santa?

-Que hay que tomar las decisiones con mucha prudencia todavía. Sería imprudente tomar una decisión ahora, y anunciar medidas más permisivas o de restricción. Es pronto. Es verdad que llevamos una semana larga de datos que empiezan a ser mucho más positivos, pero también nos viene esta amenaza de las nuevas cepas británica y sudafricana, lo que siempre genera un punto de temor y obliga a ser prudentes.

Cualquier decisión habrá que tomarla también atendiendo el contexto de otras comunidades.

-El contexto europeo. Hay que ver las medidas que está adoptando Francia, que son muy restrictivas también, o en otros países de Centroeuropa, diversos establecimientos hosteleros se mantienen cerrados ya desde hace cuatro meses, etcétera, etcétera. Esto hay que verlo mucho más allá de un contexto solo de comunidades autónomas.

¿Cómo ve la visión sociológica existente sobre Europa?

-Hay una sensación constante, porque es un discurso muy implementado, y yo casi lo catalogo de fake news, de que Europa está muy lejos y sus instituciones son muy lejanas. Eso no es cierto, yo creo que esta crisis lo está demostrando. Se suele achacar al desconocimiento que existe en cómo funciona el Parlamento y el Consejo, pero me atrevería a ir ahora mismo a la calle y preguntar a las diez primeras personas que viese a ver cuál es el número de concejales del Ayuntamiento de Pamplona, qué comisiones organiza, y otras preguntas, y estoy seguro de que casi nadie me sabría responder. Así que el grado de desconocimiento es el habitual. Pero en esta pandemia en la Unión Europea se ha visto que o actuamos de manera coordinada o esto iba a ser un desastre. Se están siguiendo parámetros de salud desde diferentes agencias de la UE y el Next Generation es una respuesta a un problema continental. Europa es como el aire. Nos envuelve, lo respiramos todos los días. Está en todo.

"Me metí desde 2015 en la acción de gobierno para demostrar que en Navarra no sobra nadie"

"Somos muy conscientes de que vienen unos meses muy duros todavía, pero se ve luz al final del túnel"

"La Unión Europea ha quitado el discurso de los recortes de la anterior crisis, esto es muy importante"

"Esta crisis está demostrando que no es cierto que Europa y sus instituciones estén muy lejanas"