El título de las Jornadas describía el propósito de la reflexión: 'Nuestros desacuerdos: generando confianza entre diferentes en Navarra'. El foro se inscribe en el programa 'Gestión democrática de la diversidad en Navarra', que desde 2019 impulsa Eusko Ikaskuntza con el apoyo del Gobierno foral.

La apertura corrió a cargo de la consejera de Relaciones Ciudadanas, Ana Ollo, el presidente de la Fundación Caja Navarra, Javier Miranda, y el vicepresidente por Navarra de Eusko Ikaskuntza Mikel Aranburu Zudaire. Otros dos miembros de la Sociedad de Estudios Vascos, Amaia Nausia y Julen Zabalo, presentaron a continuación el informe 'Gestión democrática de la diversidad en Navarra', que recopila el trabajo acumulado en este proyecto y las conclusiones provisionales, dentro de un proceso deliberativo aún en marcha. Este mismo documento fue presentado en mayo ante los grupos políticos del Parlamento, y entre sus enfoques está el de la oportunidad que el cambio generacional puede traer a la convivencia.

Círculos viciosos y virtuososNecesidad de generar nuevas dinámicas

Dos mesas redondas constituían el plato fuerte del programa. La primera repasó la situación en Irlanda del Norte y Catalunya, en sendas intervenciones de Gilen García, licenciado en Ciencias Políticas, y Jaume López, profesor en esta materia de la Universitat Pompeu Fabra, que intervino por videoconferencia y dejó observaciones exportables a Navarra. La primera, la inercia polarizante de las redes digitales, y su "efecto burbuja", un nuevo reto para cualquier sociedad democrática. Cuando la deliberación se limita a propios o similares, la polarización, lejos de enfriarse, se alimenta con nuevos argumentos.

Según López, la desconfianza en una sociedad (asociada al desconocimiento) puede derivar en miedo, y el temor puede generar aversión. En este punto resultaba casi imposible no acordarse de la posición de ciertos sectores ante el euskera. En cambio, subrayó este docente, la confianza (con comunicación mutua), puede derivar en comprensión, reconocimiento y valoración.

Este politólogo se preguntó si para superar la dualidad social existente en Navarra o Catalunya hay que lograr un reconocimiento más compartido de la respectiva realidad bilingüe. López se planteó si "al nacionalismo estatal" le interesa la división como arma política para sus intereses. Volviendo a Catalunya también apuntó que aquel eslogan políticamente tan invocado, el de 'Un sol poble', no ha funcionado en la práctica.

Para Jaume López, el análisis político ha tendido a desdeñar el factor emocional, un error que se va subsanando en los últimos tiempos, en los que se reconoce más su importancia.

¿Identidad o identidades?Las carencias de una tolerancia estrecha

La segunda mesa se centró en Navarra, y en la almendra de la gestión de los desacuerdos. Intervinieron tres docentes de la UPNA: Carmen Innerarity, Jorge Urdánoz y Lohitzune Zuloaga. Esta última centró su intervención en las discriminaciones por género.

Según Carmen Innerarity, algunos riesgos para la convivencia están en una apropiación de la identidad navarra, una tolerancia de corto alcance, desde una relación de poder, o la polarización existente. Su intervención precedió a la de Jorge Urdánoz, profesor de Filosofía del derecho, que subrayó la diferencia entre tolerancia (no oponerse), respeto (reconocer algo valioso en el otro), y los derechos (que comportan obligaciones). Urdánoz puso el ejemplo de la pluralidad lingüística en Nueva York, donde vivió un par de años, y se mostró partidario de superar la zonificación en Navarra, atendiendo también a las realidades de otras comunidades lingüísticas, como la magrebí en Castejón, (más del 17% de la población). En todo caso, abogó por concretar bien las obligaciones que comporta materializar los derechos lingüísticos, y por buscar empatía y flexibilidad.

La consejera Ollo ve la diversidad como una "fortaleza"

La titular de Relaciones Ciudadanas, en la apertura, defiende la necesidad delPlan de Convivencia

La consejera de Relaciones Ciudadanas, Ana Ollo, fue la encargada de abrir el ciclo de intervenciones. Lo hizo con una breve intervención inicial en la que destacó la diversidad como una fortaleza de la sociedad, siempre que esta tenga los instrumentos necesarios para fomentar una cultura de la libertad, la justicia y el respeto escrupuloso a los Derechos Humanos.

"Apuesto por el valor de la diversidad como fortaleza de esta sociedad, y defiendo que la diversidad aporta valor añadido a la vida democrática", sostuvo. Porque, para ello, dijo, "hay que compartir algo para posteriormente dar un paso desde el reconocimiento de la diversidad".

"El ser humano es conflictivo por naturaleza, por lo que no se puede entender una convivencia libre de conflictos ni como simplemente vivir uno al lado del otro", dijo la consejera, haciendo referencia a la necesidad de que haya políticas activas. En ese sentido, defendió la pertinencia del primer Plan de Convivencia que ha puesto en marcha el Gobierno.