Militante histórico del PNV, partido con el que concurrió en las primeras elecciones municipales en Bilbao y ejerció de concejal entre 1979 y 1983, Felipe Agirre permaneció nueve años exiliado en Baiona debido a la represión policial que padeció. Con 84 años sigue residiendo en Astrabudua con su mujer, Gixane Murueta. La hija pequeña de ambos, Maider, que nació en el exilio en 1974, relata los hechos de 1968 que provocaron la marcha de la familia."Estaba aita con un amigo con propaganda del Aberri Eguna, que se celebraba en Donostia, y la Guardia Civil detuvo al amigo aquí en Astrabudua. Y le dieron tal paliza y tal tortura que acabó diciendo el nombre de mi aita", comienza. A raíz de eso Felipe fue puesto en busca y captura, y acabó entregándose. Ya en el cuartel de La Salve "le esposaron de tal forma que le sangraban las muñecas, le descalzaron, le pusieron encima de una mesa con el torso colgando, atado de pies y manos y comenzaron a golpearle con una picha de toro en la planta de los pies y por todo el cuerpo. Él negaba todo, no sabía por qué estaba detenido, hasta que se cayó de la mesa medio inconsciente". Al día siguiente fue llevado ante el juez, que "le mandó directamente a la cárcel de Basauri". Allí tuvo que ser atendido porque orinaba sangre y tenía los pies en muy mal estado por los golpes.

Estuvo un mes encarcelado y salieron bajo fianza de 10.000 pesetas a la espera de juicio. "Esos días debió haber un atentado y se endurecieron las penas, por lo que en vez de caerle un año de cárcel iban a ser seis años". Por este motivo, "mi aita y la otra persona decidieron refugiarse en Baiona. En la noche que pasaron se encontraron con dos guardias civiles y se tuvieron que esconder en los montes porque en esa época primero disparaban y luego preguntaban".

Mientras, su hija mayor nació a este lado de la muga pero la familia acabó reunida en Iparralde. "Fue una vida muy dura, sin casa, idioma, familia, amigos, dinero...". Gracias a la ayuda recibida salieron adelante, pero "otro suceso sacudió a la familia, que el hermano de mi madre, Josu Murueta, fue asesinado en una manifestación contra los humos de una fábrica".