Hoy mismo toman posesión de sus carteras, arrancando con esa icónica imagen un nuevo ciclo en el que el presidente Pedro Sánchez confía en garantizar la estabilidad para alcanzar sin sobresaltos el final de la legislatura en 2023 o 2024. Pero el camino que emprenden Pilar Llop (Justicia), José Manuel Albares (Exteriores), Raquel Sánchez (Transportes), Pilar Alegría (Educación), Félix Bolaños (Presidencia), Isabel Rodríguez (Política Territorial y portavoz del Gobierno) y Diana Morant (Ciencia e Innovación) estará trufado de desafíos. Son los elegido de Sánchez para afrontar el reto catalán y la recuperación económica tras la pandemia.

Isabel Rodríguez

Ministra de Política Territorial y portavoz

La castellano-manchega Isabel Rodríguez, alcaldesa de Puertollano (Ciudad Real) hasta ayer mismo, será un personaje nuclear en el nuevo Ejecutivo de Sánchez. Sobre sus hombros recaerá mantener el equilibrio del frágil andamiaje territorial en unos tiempos en los que el procés catalán sigue bullendo. Más lo hará a finales de este mes, cuando se reúna la comisión bilateral Estado-Generalitat que fija las inversiones a realizar en suelo catalán. Y más aún si cabe subirá el termómetro de las relaciones en septiembre, cuando Rodríguez deba encarar la mesa de negociación Estado-Catalunya que debe dar salida a numerosos interrogantes. Por si acaso, la ministra -curtida tanto en el Senado, donde fue la senadora más joven de la historia con apenas 23 años, como en el Congreso, y desde bien joven además tras una meteórica carrera en el PSOE- ya ha recibido el aviso del president Aragonès. En cuanto al asunto vasco, lo cierto es que aún penden casi 30 transferencias por ejecutar, e incluso se podría abrir el melón de un nuevo Estatuto. Ambas cuestiones, la catalana y la vasca, pondrán a prueba la capacidad de negociación de Rodríguez. En todo caso, las fuentes socialistas recalcan el dilatado currículum de Rodríguez. Sanchista en la autonomía dirigida por García-Page tras un pasado susanista, paciente y todoterreno, también deberá lidiar con los periodistas cada semana. Mucho trabajo.

Félix Bolaños

Ministro de la Presidencia

Será el cerebro en la sombra, quien deberá maniobrar en los Consejos de Ministros semanales para mantener la cohesión del Gobierno de coalición PSOE-Podemos. Y para fijar una dirección durante los próximos 30 meses. Pero Bolaños está más que curtido en la fontanería tras haber sido secretario general de la Presidencia, lo que le he permitido conocer al detalle los entresijos de Moncloa. Deja atrás la alargada sombra del gurú Redondo para situarse solo en la cumbre. Licenciado en Derecho por la Universidad Complutense, reconocido abogado -pasó por el Banco de España, entre otros cargos-, asesor jurídico de Sánchez hasta erigirse en su "arquitecto jurídico" y militante socialista hasta la médula, discreto y siempre fiel al líder de Ferraz, el madrileño deberá cuidarse de los choques que los miembros de Podemos puedan generar. Ese será su principal cometido: apagar los posibles fuegos que puedan generarse. Es considerado como "el hombre del presidente".

Pilar Llop

Ministra de Justicia

Jueza y experta en materia de violencia de género, no en vano fue delegada del Gobierno español en este asunto, Llop salta a un Ministerio tras fajarse en la presidencia del Senado, donde ha marcado un perfil bajo pero constante en el día a día de la Cámara Alta. La madrileña -único de los fichajes de Sánchez sin carnet socialista- tendrá varias patatas calientes sobre la mesa: la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), modernizar la Justicia o lidiar con la reforma del delito de sedición con la mirada en Catalunya. En cuanto al CGPJ, Llop deberá de trabajar para remodelar el órgano de gobierno judicial, paralizado desde finales de 2018. Enfrente tendrá a Enrique López, responsable de Justicia e Interior del PP, por lo que alcanzar un acuerdo parece misión imposible. Tampoco parece fácil un pacto para actualizar el Tribunal Constitucional. Por otro lado, deberá lidiar en un tema que ya esbozó su antecesor, Juan Carlos Campo. Se trata de la reforma de los delitos de sedición y rebelión en el Código Penal para adaptarlos a los nuevos tiempos. A ello se le suma la reforma de los delitos de enaltecimiento del terrorismo, contra los sentimientos religiosos y de injurias a la Corona. En suma, muchos frentes abiertos para Llop.

José Manuel Albares

Ministro de Exteriores

Permaneció al lado de Sánchez en la famosa foto del Falcon. Pero José Manuel Albares es mucho más que una simple imagen. Diplomático de carrera con pasado en las aulas de la Universidad de Deusto, el nuevo ministro de Exteriores tendrán un rompecabezas principal en su mente: salir airoso del conflicto con Marruecos, el choque que supuso la tumba laboral de su antecesora. Recorrido no le falta: cónsul en Bogotá y consejero de Representación Permanente de España ante al OCDE; secretario general de Asuntos Internacionales, Unión Europea, G-20 y Seguridad Global; es un representante cercano al presidente español desde 2015, del que ha ejercido de sherpa -asesor que prepara el terreno a un dirigente- en reuniones de amplio calado internacional. Además de reconducir el choque de trenes entre el Estado español y el reino alauí, Albares también deberá aplacar el creciente descontento entre la diplomacia española, fijar una posición sólida contra el auge de la extrema derecha en Europa o reforzar la colaboración con Estados Unidos.

Pilar Alegría

Ministra de Educación

Sin haber recibido aún la cartera de Educación, Alegría ya ha sido motivo de crítica de la derecha por llevar a su hijo a un costoso colegio privado. Pero, por lo pronto, la aragonesa Pilar Alegría tendrá un dolor de cabeza mayor en el despliegue de la Lomloe, la ley educativa heredada de Isabel Celaá. Maestra aunque jamás ha ejercido como tal, lo cierto es que es una figura bien cercana al PSOE de Aragón, donde ejercía de delegada del Gobierno pero antes había ostentado la consejería de Innovación, Investigación y Universidad o había dado el salto al Congreso. Un recorrido pegado al socialismo, aunque no a Sánchez -apoyó a Susana Díaz en el pasado-. Algunos ven que su paso por el Ministerio servirá para encarar otro cometido bien diferente: ser la sucesora del presidente aragonés, Javier Lambán.

Raquel Sánchez

Ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana

Raquel Sánchez es la sustituta de Ábalos al frente de un Ministerio que se ha instalado en el conflicto permanente. Y en esa situación vivirá al menos unos meses más. Militante del PSC desde los 18 años y hasta ayer alcaldesa de Gavá (Barcelona), precisamente de su municipio podrían provenirle sus principales piedras en el camino. Siendo regidora dio un paso hacia la regulación del precio de los alquileres, lo que le ha permitido a Unidas Podemos sacar la pata para presionar al Ejecutivo en este sentido. La ampliación del aeropuerto de El Prat, una megainversión de Aena en la que parece que la futura ministra tuvo reticencias, es otra piedra en su zapato. Manejará el presupuesto de obra pública estatal en plena época de recuperación económica y deshielo con la Generalitat.

Diana Morant

Ministra de Ciencia e Innovación

La más desconocida del nuevo gabinete de Sánchez, la exalcaldesa de Gandía (Comunitat Valenciana) Diana Morant, es ingeniera en telecomunicaciones y una socialista adscrita al sector de Ximo Puig en el seno del PSPV. Deberá pilotar la actualización de la Ley de Ciencia, vigente desde 2011, además de un presupuesto de más de 3.000 millones de euros para dar un salto de calidad en uno de los principales handicaps del Estado: la I+D+i.