Pedro Azpiazu ha roto la maldición que impedía al Gobierno vasco alcanzar un pacto presupuestario con EH Bildu. Era la única de las principales fuerzas de la oposición con quien le quedaba pactar tras haber forjado acuerdos en anteriores legislaturas con Elkarrekin Podemos-IU y PP+C’s. El consejero de Hacienda compareció ayer por videoconferencia (está confinado por coronavirus) para valorar el acuerdo alcanzado el miércoles con la izquierda abertzale, un entendimiento que valoró “muy positivamente” y que ensalzó como un ejemplo de “política útil”.

Esta alianza puede reducir el nivel de “ruido” y confrontación con EH Bildu a la hora de desplegar estas Cuentas, pero no quiso especular con que este acuerdo se traduzca en el futuro en otros pactos sobre iniciativas legislativas, nuevos Presupuestos o el nuevo estatus de autogobierno. El PNV no es ingenuo y conoce las dificultades y, sobre el nuevo estatus, el desencuentro es amplio y los jeltzales buscan un pacto que incluya a distintas sensibilidades. EH Bildu confió en forjar nuevos acuerdos en todas las áreas, pero dijo con claridad que el pacto se limita a las Cuentas de 2022.

“Este acuerdo demuestra, una vez más, que en Euskadi las cosas pueden hacerse de forma diferente. En Euskadi es posible la política de la viabilidad y del diálogo. Creo que hemos hecho un ejercicio de política útil, aquella que pone el foco en mejorar el bienestar de la ciudadanía, de nuestras empresas, de la juventud, que busca resolver problemas a través de una política económica pública consensuada. En definitiva, una política en mayúsculas, sin ruidos y sin estridencias”, zanjó Azpiazu.

En realidad, EH Bildu ya había alcanzado acuerdos en Navarra y en el Estado, pero el Gobierno vasco denunciaba que fuera más inflexible con el Ejecutivo de PNV y PSE. Ahora se ha roto esa barrera, y supone que dos partidos que son rivales directos en las urnas y se disputan la hegemonía, PNV y EH Bildu, hayan aparcado sus diferencias, algo que no ocurre, por ejemplo, en el Congreso de los Diputados con el Gobierno PSOE-Unidas Podemos y el PP.

Azpiazu no quiso afear a EH Bildu sus resistencias en meses anteriores o en la negociación fallida de 2018, y se centró en poner en valor que los momentos cambian y ha existido voluntad “real” de buscar puntos de encuentro. Ha sido así en ambas partes. Han sido veinte días de diálogo discreto que han desembocado en un acuerdo valorado en 253 millones de euros, con compromisos políticos para defender un salario mínimo proporcional a la renta media vasca y fijar un sistema de precios del alquiler privado cuando la ley estatal lo permita, además de incrementar hasta un 12% las inversiones en I+D+i en 2023 y 2024, con un impacto de 77 millones. EH Bildu se abstendrá a consecuencia de este pacto.

“Euskadi necesita diálogo, necesita grandes dosis de escucha, y necesita de acuerdos que beneficien a la sociedad vasca. Y por qué no decirlo, acuerdos que aportan otros puntos de vista, que consiguen mejorar y reforzar políticas presupuestarias de gasto ya contempladas en nuestro proyecto. Los Presupuestos de Euskadi 2022 son unas Cuentas de importancia estratégica para la reactivación económica, la generación de oportunidades de empleo y la garantía de cohesión social. Tenemos por delante un 2022 que vamos a afrontar con un Presupuesto potente y preparado para afrontar la dura situación que estamos viviendo motivada por la pandemia”, aplaudió el consejero.

Recordó que los Presupuestos superan por primera vez los 13.000 millones, y que las políticas sociales suponen el 77%. “Cuando verdaderamente hay voluntad por ambas partes, es posible llegar a acuerdos entre diferentes”, concluyó.

El consejero no quiso especular con que este acuerdo se traduzca en otros en materia legislativa o económica con EH Bildu por el mero hecho de que su pacto incluya una cláusula que compromete a la coalición abertzale a no presentar iniciativas que alteren las principales magnitudes del proyecto. Puntualizó que es una cláusula habitual (también la hubo con Podemos), aunque sí evitará que exista un ruido innecesario. El lehendakari coincidió en mostrarse satisfecho por un acuerdo muy “importante”, y dejó la puerta abierta al diálogo.

Azpiazu defendió que este acuerdo abunda en las líneas estratégicas de su gabinete y que, pese a contar PNV y PSE con una mayoría absoluta más que suficiente, cualitativamente han buscado más apoyos como apuesta política. Preguntado por qué esta vez ha cedido al plantear acuerdos políticos, puntualizó que no ha planteado nada que no esté “en sus manos”, y ha calcado compromisos que se han firmado en Navarra sobre el salario mínimo o el alquiler.

También se le preguntó qué recorrido puede tener el punto sobre el aumento del salario mínimo. Aclaró que defenderá esta propuesta, pero sin “forzar” a los agentes económicos competentes para ello. La competencia es del Estado, y lo que hará el Gobierno vasco es plantear en los foros de diálogo social con la patronal y los sindicatos un incremento acorde con la renta media de la comunidad. Sobre la posibilidad de que un cambio en las previsiones de crecimiento altere las Cuentas, se mostró tranquilo porque las previsiones vascas son conservadoras y prudentes en áreas como la recaudación.

“Este acuerdo demuestra que en Euskadi las cosas pueden hacerse de forma diferente”

“Cuando verdaderamente hay voluntad por

ambas partes, es posible llegar a acuerdos

entre diferentes”

Consejero de Hacienda