Segundo tramo de la entrevista a Juan Carlos Mujika, para seguir hablando de política, de comunicación y de temas más o menos espinosos.

El Opus debe ser muy consciente del retorno en creadores de opinión y periodistas que han salido de su Facultad de Comunicación para crecer o estar bien situado.

-La estrategia no es colocar, la Universidad lo que hace es formar a todo el que llega allí.

Pero hay un retorno en la posición en los medios de comunicación. ¿El Opus se siente satisfecho de su posición en los medios?

-El Opus no tiene ningún interés en tener una buena posición en los medios de comunicación. El Opus Dei lo que hace es dar una formación a todos los que vienen a la Universidad con una serie de valores. Luego ya cada uno va a su mundo, a su trabajo, a su empresa. Si lo que ha aprendido le ha venido bien lo aplicará, pero no hay una estrategia de colocar no sé cuántos periodistas en no sé cuántos periódicos porque eso me va a beneficiar a mí. Es que eso no existe.

Tampoco tienen una posición definida sobre el actual Gobierno español o el Gobierno de Navarra.

-Cada persona del Opus Dei tiene su propia posición sobre el Gobierno de aquí o sobre el Gobierno español. Una de las características del Opus Dei precisamente es que tras una serie de valores cristianos generales, tienes tus propias opiniones personales sobre diferentes temas, y propuestas y visiones diferentes, contrarias, soluciones contrapuestas. Pero eso se ve como una riqueza. Lo importante son esos valores, y hay un gran respeto por las opiniones políticas de los demás. Porque el Opus Dei no es el camino para formar una posición política.

Desde un plano comunicativo, es perceptible cómo se puso la tecnología audiovisual del momento al servicio de la proyección de Escrivá de Balaguer.

-Fueron probablemente los tres últimos años de su vida, hasta entonces no hubo nada grabado. Entonces pareció interesante que se pudiera grabar. Es un legado que en vez de perderse se grabó y se mantiene.

Que ha servido para su proyección primero como beato y luego en esa búsqueda de elevación.

-Para promocionar la canonización no, porque por muchas tertulias y grabaciones que tengas no se consigue con eso. Al final la canonización va por tema de virtudes y de valores vividos. Eso es lo que se examina.

Cuando en su web aparece el concepto de las mortificaciones...

-Mire, yo suelo decir que el Opus Dei es un gimnasio. Para estar en forma no hace falta ir a un gimnasio.

¿Pero hacen falta cilicios?

-No, quiero decir que para estar en forma no hace falta ir a un gimnasio. Digo que el Opus Dei es un gimnasio porque hay gente que va a uno y tiene un monitor y le va muy bien. El Opus Dei lo que hace en ese sentido es ayudarte a cómo vivir personalmente los valores cristianos. Tienes una especie de coach que dice lo que cree que te puede ir bien, igual que en el gimnasio. ¿Hay gente que en el gimnasio hace mucho más que otros? Sí, pero lo normal es una gimnasia de mantenimiento.

El mundo está cambiando a gran velocidad. ¿Cómo se pretende situar el Opus?

-Efectivamente estamos en un mundo globalizado con una velocidad terrible, pero estamos en ese mundo. No nos coge nada por sorpresa. Es cierto que ahora mismo el cristianismo en Europa está en decadencia. Es decir, cada vez somos menos católicos. Pero a mí me parece que el proyecto cristiano es muy atractivo, porque da sentido a todas las preguntas y cuestiones de fondo que cada uno se plantea. Al final, si tú eres capaz de tener unos valores que den sentido a tu vida, tira palante, céntrate un poco en ti, las cuestiones sobre qué va a pasar en China, en Ucrania, si van a entrar los rusos o no, es que no dependen de ti.

¿Huyendo de las inspiraciones ultraconservadoras?

-Mire, ayer leía una entrevista a Karmele Jaio, que decía que todos llevamos aparentemente unas vidas normales, pero tenemos un terremoto debajo, y es la vida personal. Bastante tiene cada persona, saber a dónde va, y trabajar todos los días y llegar al día siguiente, como para liarse con otros temas que no va a solucionar, porque no dependen de él. ¿Qué va a pasar dentro de unos años? No lo sé, pero es que tampoco me voy a liar con eso.