quél Sanz abducido por Pepiño pudo ser tosco, pero al menos daba la cara. Año 2008, cuando el entonces presidente patrocinaba una entente perenne con los socialistas, la de la “estabilidad para 50 años”, el Régimen inmutable. Quiso que los diputados votáramos el presupuesto de Zapatero -no tanto por necesidad aritmética, era más bien el crimen de acceso a la mafia que le pedía el PSOE- y se empeñó en convencernos. Llamaba en cualquier momento, en ocasiones amenazante como bien sabe Barcina (“al que me echa un pulso le rompo el brazo”). Pero siempre franco y directo, temple ribero. Lo de Esparza ha sido la cobardía por sistema, la incapacidad para siquiera enfrentar con gallardía la consecuencia incómoda de sus decisiones. Para dar la orden a Sayas y Adanero mandó a Yolanda no-sé-qué, dizque secretaria general del partido. Otra diferencia de aquello con esto: Sanz, aunque venía trabajando en el asunto un tiempo, nunca hurtó a los órganos del partido la decisión final. Comité y Consejo fueron los que mandataron el voto, y los directamente implicados pudimos hablar antes de ser empalados. Esparza lo ha hecho por sí y ante sí, disfrutando de una comida que mantuvo en Madrid con Bolaños y Cerdán. Seguramente le llamó Garamendi a los postres. Se sintió halagado, por una vez importante, igual que el paleto al que le dicen que se ha hecho muy bien la raya del pelo. Se hombreó, pensó que una casualidad aritmética le abría la puerta para evitar el fracaso cantado en mayo del 23. Tal vez un acercamiento al PSN y un ligero cambio en los vientos políticos le salvarían de tener que salir por la puerta de atrás. Se tiró a la piscina y habló, como los peores truhanes, de una razón de Estado, mientras amarraba que a Maya a-los-tibios-los-vomitaré-de-mi-boca no le reprobaran y no le llamaran xenófobo. El alcalde, temeroso de Esporrín. Sí, de Esporrín. La razón de Estado acabó convertida en lo de siempre: de rodillas ante el PSOE, para ver si nos vuelven a tomar en cuenta. Y si hace falta, disolvemos Navarra Suma, como ya dijo que estaba dispuesto a hacer. La tragedia de esta UPN bajo el nepotismo de Esparza consiste en que no sabe salir del bucle miserable, tener por todo proyecto político sustituir a EHBildu en las preferencias del PSN. Entre orden mendicante y triste meretriz que cambia votos de sus diputados por abalorios y promesas incumplibles. Seguro que el de Aoiz nos dice dentro de poco, si no lo ha hecho ya, que lo que quiso fue salvar la Volkswagen. Como cuando explicaba lo de la ikurriña de su salón de plenos.

Se oye argumentar que en Navarra se ha respetado siempre el “dialogo social” y que no se podía votar en contra de un acuerdo de empresarios y sindicatos. Es curioso que una reforma laboral que se dice pretende acabar con las subcontratas se base en que los legisladores subcontraten el trabajo normativo a tres organizaciones dignas de toda sospecha, CEOE, UGT y CCOO. Me explicaban el otro día el enjuague. En realidad, esta nueva normativa sólo beneficia a las grandes empresas, las que se pueden permitir un poco más de rigidez, en detrimento de las medianas y pequeñas. Todo consiste en que las de arriba se merendarán a las de abajo, y de ahí que Garamendi, asalariado de aquellas, haya propiciado el apaño, Yolanda Díaz porque-yo-lo-valgo mediante. No se ha tocado ni la indemnización por despido ni nada de lo que se dijo, sobre todo por Podemos, que atentaba contra los derechos de los trabajadores. Lo de los convenios de sector por encima de los de empresa es, de nuevo, meter a organizaciones condenadas por delitos económicos, como UGT, a cortar el bacalao. Sindicatos que, acreditado está, han llegado a cambiar acuerdos por coimas, y que se embolsan comisiones de las indemnizaciones por EREs. Corrupción institucionalizada. Así que esta basura, que al legítimo legislador se le ha dicho que son lentejas, es por lo que Esparza quiso abrazar su gloria política.

Vuelve el espectáculo a Príncipe de Viana y parece claro que aún veremos episodios entretenidos. Asistiremos a la movilización de los soportes mediáticos y económicos que añoran tiempos que fueron más propicios y vistosos. Una ley biológica dice que las enfermedades se resuelven por lisis o por crisis. La primera opción, que Esparza llegue como titular de la candidatura de UPN el año que viene, les garantiza un fracaso rotundo, la más humillante derrota, aunque el tipo haya aprovechado el viaje para cargarse vilmente a Sayas y humillar como nunca se mereció Adanero. Una opción diferente, que todo estalle, al menos abriría una vía de reconstrucción que sería seguramente el único método para romper con un pasado hecho presente, y que como se está viendo sofoca cualquier posibilidad de mejora.

Lo ocurrido con la aprobación de la reforma laboral es consecuencia de la actual forma de hacer política en este país

En este extravagante episodio han quedado

al aire las vergüenzas

de casi todos los protagonistas