pamplona - La instrucción del juzgado de Pozoblanco -iniciada a raíz de la investigación que la Policía Foral realizó sobre los teléfonos móviles de los investigados de La Manada- ha resultado muchísimo más compleja y dilatada en el tiempo de lo que en un principio se podía pensar, dada las diligencias que ya había practicado el cuerpo autonómico en Pamplona cuando incluso contactó con la víctima de los hechos de Córdoba. Han sido dos años de investigación en el juzgado andaluz, después de que el 4 de octubre de 2016 el juez de Instrucción 4 de Pamplona, Edilberto Esteban Iglesias, se inhibiera a favor del de Pozoblanco y remitiera toda la documentación obrante en la causa de La Manada y que tuviera alguna relación con aquellos hechos. A partir de entonces, el caso de la violación grupal de los Sanfermines se instruyó de una manera fulminante. El 17 de octubre se dictó el auto de procesamiento por parte del instructor y, en abril, la Sección Primera de la Audiencia Provincial confirmó dicho auto y ordenó juzgar a los cinco miembros en la capital navarra, donde además se encontraban en prisión provisional. El hecho de que estuvieran abiertas ambas investigaciones quizás impidió avanzar con mayor rapidez al juzgado cordobés, que practicó numerosas declaraciones a testigos, investigados y víctima, que ha acudido en tres ocasiones al órgano judicial. Lo que en Pamplona se prolongó apenas un centenar de días, ha tardado de ver la luz allí casi dos años. Pero incluso el proceso de Pamplona ha contribuido a enriquecer el procedimiento de Pozoblanco, cuyo juzgado procesa a los cuatro imputados por un delito contra la intimidad, precisamente un delito por el que no se les había condenado en la Audiencia navarra, ya que el tribunal entendió que requería denuncia previa de la víctima. A continuación de conocer la sentencia de aquí, el defensor de la joven de Pozoblanco acudió al juzgado precisamente para denunciar que los abusos sexuales que había sufrido también fueron grabados sin su consentimiento y en contra de su voluntad. Ahora, ya no valdría el mismo argumento para absolverles de este delito. - E.C.