Pamplona - La psicóloga Mª Jesús Cala Carrillo aseguró ayer que las mujeres presentan grandes dificultades a la hora de recordar y relatar cómo sucedió un acontecimiento tan traumático como es una agresión sexista, aludiendo a aspectos como la dificultad de prestar atención al entorno o a recordar con nitidez todo lo que pasó, pudiéndose producir incoherencias en el relato que dificultan en gran medida que su declaración se considere como cierta.

Así lo hizo ver esta profesora titular del Departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Sevilla durante su intervención en el Congreso internacional Sobre Violencias Sexistas que esta semana se está celebrando en Pamplona. Allí abordó, desde el punto de vista psicológico, algunas de las dificultades con las que se encuentras las víctimas antes y durante los procesos judiciales.

Según indicó la experta, mucha de la culpa de esta inconsistencia en el relato se explica por el sistema por el cual las personas almacenan los recuerdos. “La mente selecciona fragmentos de todo lo que vivimos y después los va hilando -explicó-. Los recuerdos tienden a ser verídicos, pero no exactos”. Esto, apuntó, se une al hecho de que ante una situación traumática toda la atención se focaliza en una cosa muy concreta. “Ante un trauma el foco se limita y es muy complicado recordar los detalles. Es muy complicado acordarse de los detalles porque ni siquiera los hemos codificado, no somos conscientes de ellos”, indicó.

El olvido, apuntó, es otro aspecto muy importante en este asunto, ya que la memoria es selectiva y tiende a eliminar aquellas cosas que nos hacen daño. “Preguntar a la víctima una y otra vez sobre lo que pasó causa mucho sufrimiento porque hace que esta herida se tenga que mantener abierta y, de no ser así, se castiga el olvido por las contradicciones que puedan surgir”, subrayó.

Uno de los aspectos en los que más incidió la psicóloga es el la importancia que tienen las ideas subyacentes a la hora de juzgar a las víctimas durante todo el proceso, ya desde el momento en el que presenta la denuncia. Según explicó, las personas disponen de un sistema rápido e intuitivo para tomar decisiones y otro más lento y analítico. “El problema de este pensamiento rápido es que muchas de las impresiones que genera son falsas y aparecen automáticamente sin siquiera ser consciente de ello”, alertó. Entre estas ideas preconcebidas, enumeró, están algunas como “las mujeres que denuncian a su pareja o expareja buscan castigar al agresor”, “si una mujer se queda paralizada y no se resiste abiertamente a una agresión sexual es que consiente e incluso disfruta”, “si hay inconsistencia en el relato o detalles que no recuerda significa que está mintiendo”, “si una mujer no denuncia desde los primeros momentos, está mintiendo”, “si una mujer no se separa del agresor, es porque no sufría tanto o le gusta sufrir”.

Todas estas intuiciones, aseguró, son falsas y estas actitudes se dan en casos de violencia de género muchas veces por el miedo o la represión, inculcada desde su infancia. Ante ellas aparece muchos temores como la culpabilidad, romper la relación y quedarse desamparadas, que no se las crea, enfrentarse a un proceso largo y humillante o que la violencia vaya a más si toman alguna medida de defensa, ya sea en el momento o denunciando los hechos. “A las mujeres se les dice que si no denuncian la culpa es suya, pero saben que la violencia va a aumentar si lo hacen. Tenemos que ser capaces de garantizarles que van a estar protegidas”, aseveró.

Un mayor conocimiento de estos aspectos por parte del sistema, comentó, mejoraría los procesos judiciales de esta clase de delitos. De hecho, Cala expuso durante su intervención varios ejemplos de profesionales implicados en el proceso que asumieron que se sirven sin ser conscientes de estos pensamientos intuitivos a la hora de restar credibilidad a las víctimas. - L.H./J.L.