Enrique Conde

pamplona - La Sección 1ª de la Audiencia Provincial de Navarra ha confirmado una condena de diez meses de prisión impuesta en el Juzgado de lo Penal número 2 de Pamplona a un bodeguero de Tierra Estella de 58 años, V.J.M.V.T., por amenazar y golpear a una técnica de carreteras del Gobierno de Navarra que le había advertido de que no podía plantar unos árboles al borde de la vía, en el término de Villamayor de Monjardín. El acusado también se resistió a su arresto y se le condena por los delitos de atentado y resistencia, además de tener que indemnizar a la técnica con 300 euros. La sentencia no es firme y las penas de cárcel se le suspenden si no delinque en dos años.

El procesado recurrió a la Audiencia tras la condena en el Juzgado de lo Penal 2 argumentando, entre otras razones, que la funcionaria no se había identificado como tal al personarse en la bodega, que el hecho de que el acusado fuera semiatropellado por la funcionaria cuando esta quería abandonar el lugar fue lo que motivó la presencia policial y de que no quedaba acreditado el delito de resistencia. El tribunal, sin embargo, desestima los recursos y confirma la condena en su integridad. Los hechos ocurrieron sobre las 14.50 horas del 23 de noviembre de 2017 cuando la funcionaria del servicio de Conservación de Carreteras de la Dirección de Obras Públicas, observó en el ejercicio de sus funciones que, en la cuneta de la carretera NA-7402, alguien había hecho agujeros para plantar árboles, infringiendo la normativa administrativa. La funcionaria cuestionó la acción a un trabajador que se encontraba en las inmediaciones y este le dijo que la tarea se la había encomendado su jefe, propietario de unas bodegas. Así, la técnico se dirigió a la bodega, se identificó como funcionaria de carreteras, además de llevar puesto un chaleco del Gobierno foral, y explicó el motivo de su visita. El bodeguero mostró su desacuerdo con ella y advirtió de que podía tomar represalias cortando cables de la autovía que iban por su finca.

Ante esta actitud, la funcionaria optó por marcharse y se introdujo en su vehículo, que portaba distintivos del Gobierno de Navarra. Al ver que había aparcado en el recinto de la bodega, el acusado empezó a gritar que “era una propiedad particular y que no la dejaba marchar”. Así, impidió que cerrara la puerta e “inmovilizó el volante sujetándolo con los brazos. La funcionaria, aterrorizada, cogió su móvil y le advirtió de que iba a llamar a la Policía Foral. El procesado intentó arrebatarle el teléfono, lo que dio lugar a un forcejeo entre ambos, con él situado prácticamente encima de ella. Esta situación se prolongó durante 20 minutos en los que la mujer consiguió contactar por teléfono con su jefe”, relata la resolución ratificada.

forcejeo y amenazas Durante el forcejeo, la mujer accionó la marcha atrás con la intención de abandonar el lugar, lo cual ocasionó que en un momento dado el acusado cayera al suelo, sufriera erosiones en el brazo y en la pierna y una herida en el dedo, si bien se puso de pie, volvió a abrir la puerta del coche y agarró otra vez el volante. El incidente concluyó al llegar dos patrullas de la Policía Foral, cuerpo al que había avisado el jefe de la denunciante. Ante los agentes, el acusado, que “estaba muy alterado y repetía que había sufrido un atropello”, se mostró “insolente y altanero”, según le sentencia, llamándoles “inútiles a los policías, ordenándoles que se fueran de su propiedad y negándose reiteradamente a identificarse. Tras entrar a la bodega por el carné, y cuando reapareció, “comenzó a grabar a los policías con el móvil o a simular que los grababa. Ante esta actitud, dos agentes se dirigieron hacia él para que dejara de grabar, y el procesado y el acusado intentó cerrar la puerta de forma brusca, golpeando al hacerlo al agente en una pierna y en una mano. Los dos accedieron al interior, donde se produjo un forcejeo, en el curso del cual el acusado propinó al agente un ligero golpe con el brazo en la cabeza. Ambos cayeron al suelo, donde al procesado fue inmovilizado y engrilletado con la ayuda de otros tres agentes, proceso durante el cual pateó y lanzó manotazos”.

La Audiencia considera que “ninguna duda debe existir de que la acción desarrollada por el acusado lo fue con pleno conocimiento de la condición de funcionaria del Gobierno de Navarra de la denunciante”. Y la Sala añade que el acusado “pudo tener alguna lesión o caer al suelo con ocasión del movimiento del vehículo de la funcionaria, pero ese hecho tiene su antecedente en la propia conducta del procesado que en vez de dejar marchar a la funcionaria, se opone e intenta impedir que la misma mueva el vehículo, y solo consigue cerrar la puerta cuando llegan los policías. No debe olvidarse que es el propio acusado quien cuando menos admite que se agarró al capó y le agarró el volante, conducta totalmente inadecuada, pues pretendía que no se fuera de ahí (Tú de aquí no te vas, le dijo)”.