PAMPLONa - Un joven, de origen ecuatoriano, se enfrentó ayer en el Juzgado de lo Penal número 4 de Pamplona a una petición de la Fiscalía de tres años de prisión por un delito contra la intimidad, después de que fuera identificado por la Policía Nacional cuando salía del aseo de hombres de la estación de autobuses de Pamplona tras haber grabado por debajo de la puerta del baño a otro joven que se estaba cambiando de ropa. Este otro joven, que estaba a un mes de cumplir la mayoría de edad y que se iba a poner un chándal para viajar más cómodo, presentó denuncia tras observar cómo el otro joven introducía la mano con el móvil por el aseo contiguo, bajo la puerta. Luego, al salir al exterior, comprobó que ese joven, el ayer acusado, era el único que se encontraba en el baño y que en el resto de cabinas para orinar no había nadie ya que “las puertas estaban abiertas”. Los hechos sucedieron el 12 de noviembre de 2017 y el procesado trató de defender que el teléfono le fue sustraído sin su permiso por los agentes, que anteriormente ya le habían identificado en un control rutinario dentro de la estación.

El acusado dijo que “no era cierto” que grabara al otro chico. “Llevaba el móvil puesto con los auriculares porque estaba escuchando música. Fui a los urinarios, como había gente esperé, hice mis necesidades y me iba para la salida. Los policías me retuvieron entonces y me dijeron que había una persona que decía que le había grabado y que les enseñara el móvil o que, si no, tenía que ir a la comisaría. Yo les dije que tenía cosas privadas en el teléfono y pregunté si estaba obligado a entregarlo. Me asustó la situación y lo hice por temor. El policía entonces manipulaba el teléfono y no se lo que estaba viendo”. El procesado defendió que “estaba en el lugar incorrecto en el momento incorrecto”. Los dos policías que le interceptaron manifestaron que el propio joven grabado les indicó que el acusado era el autor de los hechos. Y coincidieron en que este les entregó el móvil para ver el vídeo, que no se lo arrebataron sino que fue un acto libre y voluntario. En la grabación se veía “un acto íntimo, un chico de espaldas cambiándose de ropa y al que después, a lo largo del vídeo, se le veía la cara porque se giraba. Era el mismo chico del vídeo el que denunció”. El denunciante refrendó que al acusado no le quitaron el móvil a la fuerza. “Él les entregó el teléfono”. En el análisis de la tarjeta del móvil la Policía localizó otros dos vídeos que tenía el acusado en los que se habían grabados escenas en baños públicos, ajenas a esto. - E.C.