pamplona - El agente de la Policía Municipal de Pamplona encargado de atender la emisora la noche en la que fue estrangulado Daniel de la Fuente Velado declaró ayer en el juicio para reproducir la conversación que había mantenido con el acusado de matar al joven pamplonés de 22 años. De la Fuente había irrumpido de madrugada en la furgoneta de Luis Alberto Alarcón Aguirre, de 50 años y que se enfrenta a entre 8 y 20 años de prisión en el juicio con jurado popular que se celebra en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial. El agente que testificó recordó que la llamada le llegó a través del 112 para que enviara al lugar las patrullas pertinentes. El que telefoneaba era el acusado, al poco de ocurrir los hechos. Lo hizo a las 2.55 horas. “Estaba muy nervioso, hablaba muy rápido y no conseguía saber dónde se encontraba. Decía que junto a una canchita (el polideportivo del colegio Dominicas) y parecía que era en la zona de Curtidores. Decía que tenía una persona adormilada, que no respondía. Me comenta que él estaba durmiendo en la furgoneta, que se había metido una persona y que le había empezado a masacrar. Y respondía que él le había pegado duro, duro, que habían peleado durante media hora y decía que le había ahorcado con el cinturón, pero que estaba vivo”. Aun así, Daniel fue encontrado sin pulso, en muerte cerebral y no pudo ser reanimado.

El agente envió a varias patrullas hasta el lugar. La primera en llegar la componía una pareja de agentes mixta. Vieron al acusado que les hacía señas desde un terraplén fronterizo entre el parking y la calle Río Arga. Desde ahí les indicó que el vehículo lo tenía aparcado a 15 metros, con un joven retenido en su interior. “Acudimos por una pelea -declaró el agente actuante-. El procesado nos dijo que estaba durmiendo y que ha entrado un hombre que le gritaba soy El Elegido y que le ha empezado a pegar. Y que él le ha ahorcado con el cinturón de la furgoneta”. Al acercarse al vehículo con una puerta de acceso lateral, el policía comprobó que había un joven tumbado en la parte trasera y con la cabeza apoyada en el cristal. “Al principio pensaba que fingía, pero enseguida me doy cuenta de que no tiene pulso. Tenía los pies atados y había muchas cosas revueltas por el suelo. Sacamos al chico del habitáculo, porque allí no podíamos hacerle la reanimación, y le tumbamos en el suelo”. El agente confirmó que la zona a esas horas estaba prácticamente desierta. “No había ningún testigo, ni pasaba nadie”. Su compañera precisó que la puerta del furgón estaba abierta, con la luz interior y que el acusado declaró que la víctima se había abalanzado sobre él. Recordó que el encausado decía que el fallecido se le presentó como “el elegido” y que “le había masacrado”.

El instructor de las diligencias constató que “no había ninguna relación” entre el procesado y la víctima tras las investigaciones efectuadas de sus teléfonos móviles. Fue preguntado por la acusación particular acerca de si el procesado portaba algún dinero cuando estaba durmiendo y confirmó que tenía 400 euros en un sobre que su esposa dijo que eran para el alquiler. Y recordó que habían tenido intervenciones, sin denuncia, años atrás con el encausado por una pelea en un campo de fútbol, maltrato y desprotección de un menor. En 2016 denunció que le habían intentado robar en la furgoneta. Por ello, la acusación preguntó si veía lógico que durmiera en el vehículo con las puertas abiertas. “No, no es lógico eso”, respondió.