pamplona - El informe de Iván Jimeno Moreno, abogado defensor, expuso durante hora y media sus conclusiones trazadas sobre dos líneas básicas: su cliente no puede ser condenado porque actuó bajo un miedo insuperable, es decir, le dio un pánico atroz la situación vivida y respondió de forma instintiva; o se le debe aplicar la legítima defensa, es decir se defendió de una manera proporcionada de una agresión ilegítima. El defensor recordó al jurado que para condenar “no debe haber dudas y si las hay, deben absolver” y exigió Justicia para su cliente. “La familia del pobre Daniel ha reclamado Justicia, pero y la Justicia de Luis, que vio peligrar su vida, ¿dónde queda? ¿Ahí hay Justicia? ¿Sus lesiones quedan impunes, no tienen trascendencia?”, preguntó. Para responderse, “mi cliente no hizo nada en absoluto. Sufrió una agresión brutal, se despertó con una persona encima que le decía soy El Elegido y te voy a matar y que empezaba a agredirle, y no paraba, y no le dejaba. ¿Qué hubieran hecho ustedes? Es la ley natural de la defensa, la supervivencia. ¿Hubieran puesto la otra mejilla? ¿Se hubieran dejado matar o se hubieran defendido? El acusado optó por defenderse y cualquiera de ustedes hubiera hecho lo mismo. Son situaciones instintivas. Han podido ver en los documentales la fiereza con la que se defienden las gacelas o los cervatillos cuando les atacan los leones. ¿O no se defiende? Pues cualquier hubiera actuado así, era o tu vida o la suya. Porque mi cliente creía que iba a perder la vida y su comportamiento no fue desde luego el de un homicida o un asesino. ¿Alguien que tiene intención de matar llama en cuanto puede salir de allí al 112 para decirles que vengan rápido? Los forenses lo dijeron, el contexto fue de una lucha y defensa”.

Jimeno trató de argumentar otra de las cuestiones que ha sacado a colación durante el juicio y era si la víctima se encontraba sana mentalmente. “Al pobre Daniel, ese fin de semana le estaba pasando algo mentalmente, estaba muy mal psicológicamente. El sábado había sufrido ya una crisis de ansiedad, que fue el preludio de un brote psicótico. No se si era un enfermo mental, pero él ese finde tuvo varias crisis por una situación de estrés generalizado. Su familia, y la entiendo, quiere protegerle, pero no dice la verdad. Saben que no estaba bien o que podía hacer algo. Y sorprende que no digan que ese día consumió marihuana, o que no digan que había hecho artes marciales. Porque la diferencia física entre el vigor y la complexión esbelta de la juventud de Dani contra la de un enfermo (por una limitación en su mano derecha) con sobrepeso como mi cliente es notoria”. El defensor explicó que su tesis para ubicar a la víctima en la furgoneta del acusado tenía que ver con que Daniel quería “consumir droga” y fue a ese vehículo que estaba “aparcado en una zona oscura y recóndita”, por donde no pasaba nadie. “Y estando ahí, con ese brote psicótico, con ese consumo de marihuana, le oiría roncar al acusado de forma profunda, abrió el portón y ocurrió lo que él nos cuenta. Soy el Elegido y te voy a matar. Es algo que lo cuenta el acusado desde el principio, al 112, lo dice así sin estar asesorado por nadie, no es una defensa, es la verdad”. Sobre la alteración del joven en el que sitúa su irrupción en la furgoneta, el letrado enfatizó que “todo ese mundo de esoterismo y simbología, esas canciones que cantaba, ese libro de Bukowski que leía y que le había dejado rallado, esos problemas con su novia que nunca llegaremos a saber, todo le alteró. Y el consumo de marihuana causa efectos psicóticos, no es un relajante”.

Hoy se le entrega al jurado el objeto del veredicto. - E.C.

“mE SIENTO FATAL, NO LO HE BUSCADO”

A lágrimas se despidió. El acusado volvió ayer a dirigirse al jurado popular en el derecho a decir la última palabra en el juicio. Luis Alarcón, que también lloró ayer al decir su alegato, dijo que después de los hechos está atravesando “un mal momento” y recordó que, según su versión, él no hizo nada y que solo “fui a defenderme. No esperaba la agresión y me siento mal, no se cómo explicarle a mi hija lo que ocurrió, la vida me ha dado un giro, pero solo quise defenderme porque este chico me quería matar. A nadie le deseo esto por lo que he pasado. Me siento fatal, pero es algo que yo no he buscado. Si lo hubiera buscado, sería diferente”, finalizó el procesado en su alocución final. Alarcón vino a repetir con estas palabras las declaraciones que ya hizo en el interrogatorio al que le sometió su defensa el pasado viernes y en el que vino a alegar esa legítima defensa y ese miedo que sufrió como desencadenantes del crimen.