Ignacio Oficialdegui (Pamplona), biólogo de formación y máster en evaluación de impactos ambientales, llegó el martes a España tras haber estado 55 días en el punto más helado de la tierra. Con solo un trineo de cero emisiones tirado por una cometa sobrevolando el cielo a más de 300 metros, y un reducido equipo de polaristas, el navarro recorrió más de 2.500 kilómetros por el plato ártico en circunstancias climatológicas extremas recogiendo datos y muestras para una decena de proyectos científicos. “Cuando llegas estás a 45 grados bajo cero en mitad del plato antártico donde no hay ni día ni noche, sobre una capa de 4.000 metros de espesor de hielo, a merced del viento y en la calle”, relató Oficialdegui.

El objetivo fue doble: demostrar que el Trineo de Viento supera las condiciones más adversas (en una ascensión jamás antes realizada sin medios de transporte motorizados), y realizar el recorrido con proyectos punteros a nivel científico, de instituciones españolas e internacionales: “Nuestra función era realizar numerosos experimentos para distintas universidades y entidades. Llevábamos diez investigaciones principales y dos de ellas fueron de búsqueda de vida”, dijo. “De normal nos dividíamos en dos turnos, con jornadas de nueve horas. Esas nueve horas consistían en trabajar sin parar, navegando o estando pendientes de los avances científicos”, declaró.

No cualquiera está preparado para lanzarse a una aventura como esta. Hay que estar en buena forma física porque “hemos estado 55 días en la calle levantando pesos y manejando la cometa en posturas muy incómodas. Siempre estás utilizando el cuerpo y además tienes que estar acostumbrado a estar al aire libre. Normalmente vamos gente que hemos hecho alpinismo o deportes en la naturaleza”. En cuanto a la parte mental “es importante haber tenido una experiencia previa en condiciones incómodas durante mucho tiempo y saber cuales son las claves para que el equipo no se destruya. También la automotivación para no venirte abajo. Dependes de los demás por lo que una de las claves es cuidar del resto para que estén bien porque sin ellos no vas a salir de ahí. Hay muchas veces que uno mismo se plantea el dejarlo todo y volver porque estás incómodo, duermes mal y no te cambias de ropa”.

A 54 grados bajo cero y sin las comodidades de la vida cotidiana, las posibilidades de entrar en calor son mínimas. “Dentro de la tienda la temperatura depende del día y del momento, hay momentos en los que en la tienda se está de maravilla porque gracias a las telas y las ventanas se hace una especie de efecto invernadero, pero hay otros días que hace mucho frío”, relató.

Cuando estás a 13.000 kilómetros de tu familia y en condiciones extremas, las emociones están a flor de piel. “Todo es muy intenso y muy diferente. Hay días que pasan más rápido pero se hace duro, tienes que estar a lo que estás, una vez allá no paras de trabajar y no quieres saber nada del mundo exterior, echas de menos a tu familia pero sabes a lo que has ido y tienes que tener la mente fría. Sin embargo una de las cosas que he echado en falta ha sido una mesa y una silla. Parecerá mentira pero es así”, afirmó riendo.

complicaciones Al estar en un punto desconocido del planeta, la expedición padeció las consecuencias de la climatología. “Tuvimos el problema de quedarnos sin viento y además en el sitio más alejado, ese era uno de nuestros mayores miedos. Hay posibilidades de salir cuando eso ocurre, pero en caso de emergencia no te da tiempo ya que sacarnos de ahí cuesta días. Hay muchos condicionantes que hacen complicado que el rescate sea posible”. Por otro lado, uno de los miedos a no tener viento no era únicamente por no poder avanzar sino que parte de la exploración consistía en poder comprobar si se podía abrir una nueva ruta de viento. “Cuando hicimos las anteriores expediciones a la Antártida ya sabíamos cómo eran esos vientos, cómo se comportaban y hacia dónde nos llevaban, pero aquí queríamos hacer un recorrido circular, lo que implicaba ir y volver con el viento, lo cual es muy difícil y más en el punto de la Antártida donde menos viento hay”, afirmó Oficialdegui.

Sumado a eso tuvieron otro problema, se rompieron los hornillos. “Al final el tema del viento es más salvable pero si te quedas sin hornillos puedes morir en 48 horas. No puedes ni beber ni comer ni calentarte. En principio con dos hornillos basta pero llevamos seis, no se nos estropearon todos pero sí bastantes. Teníamos que tomar la decisión cuando nos quedamos con uno porque cuando tienes tres sigues pero cuando te quedas con uno te planteas todo. La verdad que lo pasamos mal porque da miedo, aquello te come”, aseveró.

A pesar de las adversidades, se trata de una expedición que “engancha muchísimo” porque “tiene un compromiso con algo que realmente lo requiere. El conocer, tener que aprender, conseguir el dinero, la preparación que es brutal... Nadie es capaz de sacarle ni una sola pega al proyecto. Si uno empieza a rascar se da cuenta de lo comprometido y puro que es, con la Antártida y con la ciencia”, afirmó.

Esta ha sido la tercera expedición importante realizada a la Antártida pero “esperamos que haya más, el trineo lo hemos dejado ahí. Es muy duro y noto que me cuesta más”, afirmó. En la actualidad hay muy pocos proyectos como este, “en la Antártida nosotros llevamos 20 años trabajando en distintos proyectos, hemos aprendido mucho y por eso estamos tan atados. Es un tema del que se desconoce en gran parte y al que habría que dar más visibilidad”, declaró.

2000. Primera vez que Oficialdegui comienza a colaborar con el proyecto del Trineo de Viento.

2004. Participó en la primera exploración al Polo Norte Geográfico.

2005. Participó en la expedición Trasantártica con el eco-vehículo polar.

2009. Vuelve a la Antártida para llegar al Polo Sur Geográfico con Larramendi y tres personas con discapacidad, ‘Polo Sur sin Límites’.

2011-2012. Se unió a la expedición Acciona Windpowered Antártida, como responsable de logística sobre el terreno.

2016. Expedición a Groenlandia Cumbre de Hielo.

2.500

En unas condiciones climatológicas extremas, Oficialdegui y su equipo recorrieron más de 2.500 kilómetros sobre la superficie más helada y desconocida del planeta.

ignacio oficialdegui “lo que tienen estas expediciones es que enganchan muchísimo”

El polarista afirmó que uno de los motivos por los que estas expediciones enganchan tanto es por el compromiso que tiene con algo que realmente lo requiere y por la pureza que tiene el proyecto en sí.

2017. Primera expedición científica internacional: Río de Hielo Groenlandia 2017.

2016. Primera llegada a la Cumbre de Hielo de Groenlandia con un vehículo eólico.

2014. Primera circunnavegación por el interior de Groenlandia sin vehículos motorizados ni asistencia.

2012. Primera expedición antártica que alcanza el Polo Sur Geográfico en un vehículo eólico.

2005. Primera expedición antártica sin vehículos a motor y llegada al Polo Sur de Inaccesibibilidad.