BARCELONA. El cabo de la unidad de los Mossos d'Esquadra y otro agente de la policía catalana que investigaron el caso del exprofesor de Maristas Joaquín Benítez por presuntos abusos a alumnos ha explicado en el juicio contra él en la Audiencia de Barcelona que seguía "un mismo patrón".

En sendas declaraciones como testigos en el juicio en la Sección 21 por cuatro presuntos delitos de abuso sexual, han explicado que existió "un patrón que permanece a lo largo del tiempo en los hechos denunciados en diferentes épocas, la manera de actuar es calcada".

El cabo de Mossos ha indicado que Benítez tenía facilidad para acceder a estos jóvenes "porque era una persona muy popular en el colegio y tenía un cuartito al que solo tenía acceso él y tenía la camilla".

En total, según ha puntualizado, recibieron una veintena de denuncias que siempre relataban los mismos hechos: eran chicos de entre 13 y 14 años que, con la excusa de una lesión, Benítez les llevaba a su despacho y abusaba de ellos, aunque muchos casos no prosperaron porque habían prescrito.

En la misma línea, el otro agente ha detallado que Benítez siempre actuaba de misma manera, llevaba a sus víctimas a un despacho privado y, con el pretexto de tratarles de una lesión, "empezaba con tocamientos genitales y proseguía, en algunos casos, con felaciones" u otros abusos.

El cabo de Mossos ha explicado que cuando acudieron en 2011 a reclamar más datos sobre Benítez y su paradero, al avanzar la investigación, el director del centro de entonces se negó a proporcionárselos.

EL ACUSADO

Por su parte, Benítez ha pedido perdón a las víctimas y a sus familias y ha asumido su responsabilidad: "Como persona tenía esta debilidad".

En declaraciones a los medios tras la primera sesión del juicio, donde todavía no ha declarado como acusado, Benítez ha expresado que lamenta "muchísimo" lo ocurrido y ha pedido también perdón a todos los padres y alumnos del colegio.

Ha pedido a la prensa que dejen de llamarle pederasta ya que desde 2011 se ha quitado "la porquería que tenía en la mente". "Si estoy dando la cara es porque soy una persona nueva y quiero de verdad que la gente sepa que podemos cambiar si queremos", ha expresado.

Ha asegurado que él de pequeño vivió "un infierno" ya que durante 17 años fue víctima de abusos mientras estaba internado en un colegio. También ha pedido perdón a su familia y ha lamentado que por este caso ha perdido a sus amigos y a su familia: "Solo quedan dos personas de mi familia que me atienden".