pamplona - Ya han sido dos casos recientes resueltos por dos Audiencias Provinciales distintas, la de Madrid y la de Barcelona, las que han aplicado el factor de intimidación ambiental en sendos ataques sexuales en grupo contra dos jóvenes, uno ocurrido contra una joven de 18 años en Collado Villalba (Ma-drid) y que ya ha recibido condena y otro en Sabadell (Barcelona), que está en instrucción. El epicentro de la argumentación de la Audiencia de Madrid por el caso de Villalba, que condenó a los tres agresores a 15 años de cárcel, gira en torno a la intimidación ambiental por la conjunción de factores que contribuyen a configurar un escenario opresivo e intimidatorio para la víctima.

La ponencia de la magistrada Lourdes Casado López enfatiza que en ese asunto la víctima fue llevada a un piso “de manera premeditada la sitúan en uno de los dormitorios con el único propósito de satisfacer sus deseos sexuales, fuera con su consentimiento o sin él. “Se vio acorralada ante la presencia de tres individuos, en un sitio cerrado, una habitación con baño y actuó ante el temor que le pudiera pasar algo y en la creencia que no iba a salir indemne de allí sin haber satisfecho los deseos sexuales de los procesados (...) Una vez engañada por Ricardo, (que dejó) vía libre a los otros dos, sintió que no tenía escapatoria (...) Amparados en dicha intimidación ejecutó cada uno de ellos un acceso carnal ‘inconsentido’, aprovechando la coacción ejercida por todos ellos”.

cárcel en sabadell Por su parte, otra agresión múltiple a una joven en Sabadell también ha sido abordada en fechas recientes por la Audiencia de Barcelona que, en contra del criterio del juez instructor, sostuvo su decisión de enviar a prisión provisional a uno de los encausados que no la agredieron por la intimidación creada por los que se encontraban allí. La intimidación ambiental era “evidente” en el local, y los allí presentes “pudieron formar parte del medio intimidatorio que debilitó o incluso anuló la voluntad para resistir de la víctima”, de la que dice que estaba “aturdida, pegada a la pared y llorando porque no sabía lo que iban a hacer con ella”. - E.C.